Aves de santuario indio en peligro por construcción indiscriminada

Espátulas de Eurasia invernan en el santuario de Okhla, en el corazón de Nueva Delhi. Crédito: T.K. Roy/IPS.

Cada invierno, los humedales de Okhla, un refugio encantado en el corazón de la pujante capital de India, reciben flamencos, patos cucharos y otros exóticos visitantes emplumados que llegan volando desde climas más fríos, tan lejanos como el de Siberia.

Estos migrantes se suman a cientos de aves acuáticas locales para reproducirse en el Santuario Aviar y Parque de la Naturaleza de Okhla, un pantano de cuatro kilómetros cuadrados sobre el río Jamuna.

El Jamuna sobrevive en medio de costosos proyectos inmobiliarios y otras construcciones en el estado de Delhi, sobre su ribera occidental y en el vecino estado de Uttar Pradesh, al este.

Pero, a menos que se frene la construcción a orillas del Jamuna y el vertido de residuos líquidos sin tratar, el espectáculo anual de colores y formas que ofrece el santuario pronto será nada más que un recuerdo entrañable.

Según Tarun Kumar Roy, coordinador del censo de aves acuáticas asiáticas de Wetlands International, hace una década había unos 10.000 pájaros en el santuario de Okhla. “Ahora esa cantidad se redujo a la mitad”, dijo a IPS.

Wetlands International es una organización sin fines de lucro con sede en Holanda que trabaja para conservar los humedales y sus recursos.

Roy, quien viene trabajando para que el santuario sea reconocido como sitio protegido bajo la Convención de Ramsar sobre los Humedales de Importancia Internacional, de 1971, dijo que la menguante cantidad de aves ha hecho añicos sus esperanzas.

Otros expertos creen que todavía es posible que el santuario sea calificado sitio Ramsar, para que pueda beneficiarse del apoyo internacional a través del tratado, diseñado para frenar la invasión de pantanos de importancia ecológica, económica, cultural, científica y recreativa.

[related_articles]“El hecho de que buena cantidad de aves migratorias transcontinentales visiten el santuario de Okhla lo vuelve un candidato destacado para su designación como sitio Ramsar”, dijo Faizi S. Faizi, miembro del comité de expertos sobre biodiversidad y desarrollo del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, en diálogo con IPS.

Resulta útil que la organización BirdLife International haya certificado al santuario como Área de Importancia para las Aves por su riqueza ornitológica, añadió.

Según Gopal Krishna, coordinador de la organización ambientalista Toxics Watch, con sede en la capital, corresponde al Ministerio de Ambiente y Bosques lograr que el santuario de Okhla sea nombrado sitio Ramsar.

“Si el Ministerio fracasó es solo debido a la presión de los poderosos lobbies de la construcción y los bienes raíces”, dijo a IPS.

“Es difícil de creer que los funcionarios del Ministerio no estén al tanto de las invasiones de un santuario nacional ubicado a apenas cinco kilómetros de sus oficinas”, agregó Krishna.

“Por ejemplo, ¿cómo pudo aparecer en el borde del parque un incinerador contaminante de basura, sin autorización del Ministerio?”, planteó.

Krishna cree que el futuro del santuario de Okhla dependerá en buena medida de una serie de demandas presentadas por ambientalistas y residentes del lugar ante el Tribunal Nacional Verde, que maneja casos polémicos relativos a asuntos ambientales.

“El más importante de estos casos se relaciona con el incinerador que funciona desde enero de 2012 dentro de la zona ecológicamente delicada del santuario”, dijo Krishna.

“Una comisión del tribunal estableció que las emisiones contaminantes de la planta son 25 veces superiores al límite permitido”, añadió.

En julio, la escuela de ciencias ambientales de la Universidad Jawaharalal Nehru de Nueva Delhi divulgó los resultados de un estudio según el cual el aire de la zona de Okhla está intensamente cargado de plomo, níquel, cadmio y cobalto que solo pueden proceder del incinerador.

“Las elevadas chimeneas del incinerador de Okhla constituyen una seria amenaza para las aves migratorias, pues emiten gases tóxicos justo en su ruta de vuelo”, dijo Roy.

El 14 de este mes, el Tribunal suspendió otra construcción no autorizada en una zona ecológicamente delicada de 10 kilómetros de ancho en torno al santuario, y ordenó un nuevo relevamiento del área a las autoridades centrales y provinciales con el fin de protegerlo.

Según Faizi, la orden del Tribunal tardó demasiado. El incinerador de Okhla “es absolutamente inaceptable en esta área crucial para las aves, y debe eliminarse sin más demora”, sostuvo.

Según Roy, aunque el total de aves visitantes se redujo, la variedad de especies representadas en el santuario parece estar aumentando. Se registraron 330 especies, “aunque algunas ya no se ven”.

Los emplumados visitantes que figuran en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza son el porrón pardo (Aythya nyroca), la aguja colinegra (Limosa limosa), la avefría fluvial (Vanellus duvaucelii), el buitre egipcio (Neophron percnopterus), el pato aguja oriental (Anhinga melanogaster), el tántalo indio (Mycteria leucocephala), el charrán vientre negro (Sterna acuticauda) y el ibis cabecinegro (Threskiornis melanocephalus).

Mientras, el Tribunal celebra audiencias ante varias peticiones de que se actúe contra los constructores y contra una “mafia de la minería de arena” que desafía la normativa existente.

Tras descubrirse que la extracción ilegal de arena modificó el curso del río Jamuna hacia el oriente, Durga Shakthi Nagpal, administradora del distrito de Gautam Budh Nagar, en Uttar Pradesh, puso en marcha una ofensiva que implicó confiscaciones y arrestos.

Pero el 28 de julio, tres meses después de iniciada su campaña, Nagpal fue suspendida por sus jefes, una medida que muchos ven como contragolpe de la industria de la construcción, que usa grandes cantidades de arena para fabricar cemento y hormigón.

Faizi cree que solo un movimiento popular puede salvar el santuario, que actúa como un “pulmón verde” para la congestionada y contaminada Nueva Delhi, donde viven 20 millones de personas.

“Reconocer al santuario de Okhla como sitio Ramsar sería la mejor manera de generar interés público en la protección de un humdeal único en el mundo”, enfatizó.

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