Medios públicos quieren acceder a la torta publicitaria

La nueva realidad digital de la comunicación hace más complejo el desafío de los medios públicos: conquistar audiencias fieles y activas, con contenidos que no resulten rehenes ni de los gobiernos, sus principales financiadores, ni de los imperativos del mercado.

Esta fue la conclusión de la primera jornada del IV Foro Internacional de Medios Públicos en América Latina, que se lleva a cabo este jueves 29 y el viernes 30 en Brasilia, organizado por el Banco Mundial y la Empresa Brasil de Comunicação (EBC), con apoyo de la agencia de noticias IPS y la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de este país.

«No hay receta única, pero lo importante es que los medios públicos tengan público», dijo a IPS el gerente de Relaciones Externas del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Sergio Jellinek. «El principal desafío es entender qué audiencia se quiere captar y ofrecer un servicio que sea realmente interesante».

Para garantizarlo, sin embargo, persiste un viejo problema. Los medios públicos requieren formas alternativas de financiarse para evitar la dependencia de los recursos estatales.

Este es el caso de la EBC, que tiene bajo su control dos televisoras, ocho radios y la Agência Brasil, que publica noticias y videos en Internet. Su presupuesto anual es el equivalente a unos 211 millones de dólares, y más de 90 por ciento procede del tesoro nacional.[related_articles]

«Estamos atados, seguimos rehenes de la disponibilidad presupuestal», dijo Nelson Breve, presidente de la EBC. «Ningún modelo de negocios se sustenta con una fuente única, pues si falta un día, no hay adónde recurrir», argumentó.

Este año, por ejemplo, la EBC debe reducir su presupuesto en casi 17 millones de dólares y dejará de invertir en nuevas tecnologías, según su presidente.

Esta limitación no se presenta solo en Brasil. La dependencia de fondos fiscales es también una realidad en México, que aprobó hace poco una reforma constitucional que les posibilita la captación de publicidad.

«Hasta ahora, Once TV era considerada una permisionaria y no tenía posibilidad de comercializar. Solo ahora pasará a ser concesionaria y podrá hacerlo», dijo la directora general de la televisora, Enriqueta Cabrera y Cuarón.

La periodista defiende un modelo mixto de financiación, que limite los recursos de publicidad hasta un máximo de 30 por ciento del presupuesto y contemple prohibir anuncios de productos dañinos a la salud y el ambiente o que inciten a la violencia.

«El problema es que cuando hablamos de diversificar las fuentes de ingresos, terminamos disputando una torta publicitaria con las empresas privadas y falta diálogo entre medios públicos y privados», dijo Breve a IPS.

Hay casos aún más complicados, como Telemedellín, la televisora local de la ciudad colombiana de Medellín. Con un presupuesto anual de 18 millones de dólares, recibe prácticamente todos sus fondos del municipio.

Pero eso no es gratis. «La Secretaría entrega cierto dinero, pero nos exige una programación hecha como ellos quieren. En el poco tiempo que nos queda, intentamos hacer algo diferente», explicó su director de programación, Fabián Berrío.

Aun en ese trance, surgen soluciones innovadoras. A comienzos de este año, Telemedellín suspendió su programación por 24 horas. Reunió a su equipo y decidió filmar un gran documental, desde el mediodía del 22 de febrero hasta el mediodía del día siguiente, con el fin de retratar la vida de esa ciudad.

Con imágenes propias, de cámaras de seguridad pública colocadas en distintos lugares y, sobre todo, por medio de videos caseros enviados por la gente a través de Internet, el canal produjo M24, la primera programación colaborativa de Colombia.

La experiencia, que acaba de recibir un premio del Centro Internacional de la TV Abierta, fue presentada este jueves 29 en el Foro como ejemplo de uso de nuevas plataformas para atraer e interesar al público, habilitando su participación directa.

«Al principio pensamos que 300 videos enviados por la gente serían suficientes. Al final, recibimos 1.900 de personas bailando, comiendo, celebrando un aniversario. Cambiamos la tendencia de Twitter en Colombia y, por el gran número de respuestas, transmitimos esas imágenes durante toda la siguiente semana», relató Berrío.

Pero esta iniciativa es todavía una excepción. «Busqué en todo el mundo una experiencia parecida y no la encontré», dijo Berrío a IPS.

En Brasil, los obstáculos son muchos. «Llegamos muy tarde a la comunicación pública», arguyó Breve, en referencia a los seis años de edad de la EBC. «Todavía tenemos que explicar a la sociedad qué es y cuál es su importancia».

Para Carlos Tibúrcio, asesor especial del gabinete adjunto a la Presidencia de Brasil, la cuestión es que falta divulgación sobre la programación de la TV pública.

«Hace poco me reuní con una directora de comunicación de una fundación en São Paulo. Ella no conocía los programas de TV Brasil y no sabía ni cuál era el número del canal. Tenemos que informar mejor», advirtió.

El director general de IPS, Mario Lubetkin, subrayó la necesidad de diálogo entre medios para evitar la dispersión. «No tenemos que reinventar todo. Necesitamos una alianza, un esfuerzo que no sea solo de la agencia, sino de los medios, incluyendo la sociedad civil y los sectores privados», dijo.

También se necesita encarar la comunicación de una forma distinta, sostuvo Lubetkin. «Internet modificó completamente nuestro espacio como agencia de noticias. Ya no tenemos el monopolio ni de la tecnología, ni del contenido. Lo que requerimos es saber cuál es el valor agregado de nuestras empresas. Ya no es un problema tecnológico, sino de saber qué escribimos y para quién escribimos», concluyó.

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