Asno salvaje pugna por sobrevivir en Mongolia

Restos de un julan cazado de modo ilegal. Crédito: Cortesía de Goviin Khulan.

Décadas de colaboración internacional y local lograron rescatar al tahki o caballo salvaje asiático de la extinción, reintroduciendo sus manadas en el desierto de Gobi y en las praderas de Mongolia. Sin embargo, el asno salvaje mongol, o julan, está desapareciendo rápidamente.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo incluyó en su Lista Roja de Especies Amenazadas en 2008.

“El julan (Equus hemionus) concita menos atención que el tahki, que es apreciado nacionalmente”, dijo la etóloga francesa Anne-Camille Souris, radicada en Mongolia y quien trabaja desde 2003 en proyectos sobre equinos salvajes, como el International Tahki Group.

“Hay investigación, pero poca acción”, declaró a IPS. Según ella, en todo el mundo hay 2.000 ejemplares de tahki y 14.000 de julan. Pero mientras la población del primero va en aumento, la de esta subespecie del asno salvaje asiático va en caída libre.

En 2007, Souris cofundó la organización sin fines de lucro Goviin Khulan.

“Cooperamos con científicos y especialistas locales, con autoridades, guardias forestales, gobernadores de cada subdivisión administrativa, escuelas, monasterios budistas y la población local en nuestra área de estudio”, dijo.

La zona de investigación de la organización se encuentra en la Región de Gobi del Sur, donde vive la mayor población de julan. Dos poblaciones más pequeñas y más aisladas existen más hacia el occidente, en las áreas Dzungariana y Transaltai del Gobi, pero están apartadas de la de Gobi del Sur.

La mayor parte de la minería del país se desarrolla en Gobi del Sur, una región rica en recursos extractivos. Pero aunque el gobierno mongol designó áreas protegidas especiales en las sureñas provincias de Dornogovi y Omnigobi, el hábitat del julan se extiende mucho más allá de ellas.

El julan también enfrenta la competencia de los animales domésticos, que están agotando los recursos forrajeros e hídricos.

En las últimas dos décadas, el cambio climático afectó de modo significativo al ecosistema del país. El estudio “Mongolia: Informe de evaluación sobre el cambio climático 2009” mostró una pérdida de aguas superficiales de 19 por ciento, así como siete por ciento de pérdida de pasturas y 26 por ciento de pérdida de bosques.

Asimismo, las tierras yermas se triplicaron, pasando de 52.000 a 149.000 kilómetros cuadrados. De los 1.800 pozos cavados en la provincia de Dornogovi, apenas alrededor de 1.000 todavía tienen agua.

A consecuencia, ahora los pastores perciben al julan como una amenaza, y con frecuencia ayudan a los cazadores furtivos a vender su carne. Según un estudio nacional, la economía de mercado atizó la actividad de estos últimos, que pasaron de 25.000 durante la era socialista a 245.000 en 2008.

Sin embargo, Souris dijo que el julan no es una amenaza, sino que resulta benéfico para los animales domésticos, pues pueden hacer pozos subterráneos para encontrar agua.

Su organización ha documentado que animales domésticos sacian su sed en pozos de agua creados por el julan.

La población ganadera en la región aumentó considerablemente tras el colapso del socialismo, en 1990, de 762.000 a más de cinco millones actualmente.

El Gobi es el centro de la industria del casimir de Mongolia, que resultó ser una bendición tras el viraje hacia la economía de mercado. En desventaja con el casimir subsidiado de China, los pastores mongoles aumentaron la cantidad de cabras como forma de amortizar las pérdidas.

Un informe del Banco Mundial de 2010 incluye estos factores entre los que contribuyeron a la alarmante reducción de los ejemplares de julan. En los años 90 había 40.000 y en 2009 eran 14.000. Cifras más actuales sugieren que cada año se produce una disminución de 10 por ciento.

Otro informe, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Convención sobre las Especies Migratorias y la Oficina de Programas del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Mongolia, estudió el impacto de las carreteras y las vías férreas sobre el julan y otras especies migratorias en el país.

El reporte, titulado “Barreras a las migraciones: Estudio de caso en Mongolia” y divulgado en 2011, explicó cómo las vías de tren que van de norte a sur, desde la frontera rusa a China, biseccionan el Gobi, reduciendo por lo tanto el hábitat del julan.

Las manadas de la parte oriental desaparecieron después de construidas las vías del ferrocarril. Y como en la región hay ocho grandes minas que producen y transportan carbón, una sola carretera que conduce a la frontera reportó un tráfico diario de 500 camiones cargados de ese producto. El informe concluyó que el julan necesitaba pasos inferiores para trasladarse de modo seguro.

La mina de cobre de Oyu Tolgoi, uno de los mayores proyectos extractivos en el país, que es administrada conjuntamente por el gobierno y por intereses privados, planea construir algunos de esos pasos bajos. Sin embargo, su principal asesor hídrico, Mark Newby, sostiene que su impacto actual es pequeño en comparación con el transporte de carbón.

Los envíos de concentrado de cobre, dijo a IPS, “se realizan en convoys de 16 camiones, y actualmente hay hasta tres convoys que llegan cada día a la frontera”. Eso representa alrededor de 50 camiones, con un aumento de “hasta seis convoys” en el futuro.

Newby también dijo que la pavimentación de lo que solía ser una carretera sucia no solo mejoró la situación de las familias de los pastores que vivían cerca de ella, sino que también permitió que se registraran cruces de julanes. A 20 ejemplares de este equino se les colocaron collares para que el proyecto pudiera rastrear sus movimientos.

Oyu Tolgoi también llevó a cabo un relevamiento aéreo entre mayo y julio. “En 2008, académicos, investigadores y expertos mundiales sobre especies unguladas sugirieron” hacerlo, explicó a IPS el principal asesor sobre compensaciones en materia de biodiversidad en el gigante minero anglo-australiano Río Tinto, Dennis Hosack.

Actualmente en etapa de análisis de datos, su avance puede seguirse en un blog sobre el tema.

En contraste, la mina de carbón de Tavan Tolgoi, que en gran proporción es propiedad del gobierno, todavía no colabora con la preservación del julan, aunque Souris dijo que espera que lo haga.

Para crear conciencia sobre las vulnerabilidades del julan, la asociación Goviin Khulan trabaja desde 2008 con los monjes de Ulgii Hiid en la provincia de Dornovobi, así como con los de Jamariin Jiid, cerca de la capital provincial, Sainshand, y al Fondo Tributario y la Alianza de Religiones y Conservación, usando principios budistas para preservar los recursos naturales.

También dedicó el 18 de septiembre a convocar a artistas del país “y a actuar como puente hacia la cultura mongola y la protección natural”, dijo Souris.

 

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