Somalia radicaliza la educación

El programa de estudios islámicos que usan las escuelas de Somalia está pautado por una forma radical del Islam que, según analistas, contribuye con el aumento de la insurgencia entre los jóvenes del país. Crédito: Ahmed Osman/IPS.

Mujatar Yama lleva una década impartiendo clases en una escuela secundaria de Mogadiscio. La educación religiosa es parte fundamental del programa de estudios escolares en Somalia, pero según él la mayoría de los padres no están al tanto de qué es exactamente lo que se enseña a sus hijos: una forma radical del Islam.

“El programa de estudios islámicos (que se implementa) es el wahabismo puro, exportado de Arabia Saudita, que enseña a los niños que todos los que no son wahabíes no son creyentes, incluidos los padres de los niños, y que está bien matar a personas que no sean musulmanas”, dijo Yama a IPS.

Aunque no hay estadísticas sobre cuántas escuelas existen en Somalia, sí se sabe que la mayoría siguen el programa saudita, que promueve e inculca el wahabismo. Esta es una interpretación mucho más radical del Islam que la moderada escuela sufí, a la que adhiere la generación de somalíes de más edad.

La radicalización de los jóvenes ya empezó a sobrepasar las fronteras de este país devastado por la guerra, extendiéndose hacia los vecinos e influyendo en la frágil situación de seguridad de la región.

Se ha arraigado no solo en Somalia y Kenia, sino también en toda la subregión, dijo  Omar Yusuf, un analista radicado en Mogadiscio, en diálogo con IPS.

“Los hechos de Westgate (centro comercial keniata que sufrió un atentado terrorista en septiembre) son tal vez uno de los muchos llamados a despertar a los gobiernos de la región para que hagan frente a la creciente radicalización, y constituyen el siguiente paso lógico de insurgencia mortal de los jóvenes de la región”,.

El ataque del 21 de septiembre contra el centro comercial de Westgate en Nairobi, perpetrado por la organización islamista somalí Al Shabab, dejó más de 70 muertos y decenas de heridos.

[pullquote]3[/pullquote]Al Shabab, vinculada a la red extremista Al Qaeda, había manifestado reiteradamente que tomaría por blanco a Kenia después de que soldados de ese país cruzaron la frontera en 2011 y desalojaron a combatientes del grupo radical en áreas clave del sur de Somalia, incluida Kismayo.

Al Shabab promueve la creación de un Estado islámico no solo en Somalia, sino en toda África oriental, y adhiere a la fundamentalista escuela wahabí.

La ideología de la organización extremista parece estar ganando terreno en Somalia por varios motivos.

“Piénselo: las escuelas en Somalia brindan a Al Shabab las eneseñanzas ideológicas radicales para los jóvenes, y cuando estos se gradúan solo necesitan darles entrenamiento militar, y y allí tiene usted un combatiente de Al Shabab calificado”, dijo Yusuf.

Tanto padres como maestros parecen divididos sobre lo que se enseña en las escuelas somalíes. Algunos lo aceptan como parte de la educación religiosa de los hijos,  y a otros les preocupa que sean adoctrinados para ser wahabíes sin su consentimiento.

“Me enteré de que en la escuela adoctrinan a mi hijo con puntos de vista extremistas. Tuvo que cambiar de centro de estudios varias veces, pero todas las escuelas de Mogadiscio usan los mismos libros wahabíes que tomamos de Arabia Saudita. En poco tiempo todo el país se habrá convertido al wahabismo”, dijo a IPS un padre que pidió preservar su identidad por temor a represalias.

Otro padre, Omar Kulmiye, no cree que sus hijos estén siendo radicalizados por este tipo de enseñanza. “No sé mucho de religión, pero lo que están aprendiendo sobre el Islam para mí está bien, y no he percibido nada diferente en mis hijos desde que empezaron la escuela, hace cinco años”, dijo a IPS.

Zakia Hussen, investigadora del Heritage Institute for Policy Studies, con sede en Mogadiscio, explicó: “No hay una sola causa, sino varios factores que han conducido al reclutamiento de jóvenes somalíes para la insurgencia”.

En particular, Hussen mencionó tres factores que contribuyeron a la radicalización y la insurgencia entre los jóvenes somalíes: la falta de participación política, de empleo y de oportunidades educativas.

“La búsqueda de una ‘segunda familia’ y el sentido de pertenencia que ofrecen los grupos insurgentes… han atraído a muchos jóvenes”, dijo Hussen.

“A los jóvenes reclutas les ofrecen un grupo al cual pertenecer, un trabajo con salario y también matrimonio, cosas que de otro modo les resultaría difícil conseguir en la sociedad somalí”, agregó.

El desempleo entre los jóvenes de entre 14 y 29 años es de 67 por ciento, uno de los más altos del mundo. Según la edición 2012 del Informe de Desarrollo Humano de Somalia, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 70 por ciento de los 10,2 millones de habitantes del país tienen menos de 30 años.

El ataque contra el centro comercial Westgate no resultó una sorpresa, pues Al Shabab viene extendiendo sus tentáculos de radicalización por la región, dijo a IPS el experto en seguridad local Muhumed Abdi.

“Esta crisis fue fermentando durante años. Los grupos radicales descubrieron que no solo Somalia, sino también los países vecinos, eran terreno fértil para expandirse y reclutar, ya que los gobiernos de la región aparentemente no estaban alerta”, planteó Abdi.

Sin embargo, el gobierno de Somalia, junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y socios internacionales, intenta actualmente implementar una iniciativa ambiciosa para que un millón de niños se inscriban en las escuelas.

[related_articles]A través de la misma, el gobierno también propuso cambios al programa, con la esperanza de que esto ayude a combatir el radicalismo. Según Unicef, la tasa de inscripciones en Somalia está entre las más bajas del mundo: apenas cuatro de cada 10 niños asisten a la escuela.

Pero el gobierno enfrenta una enorme resistencia de los administradores de escuelas privadas y de padres que temen que los cambios impliquen una educación vacía de enseñanzas morales religiosas para los jóvenes.

Organizaciones islamistas condenaron la campaña por considerarla un intento gubernamental de occidentalizar la educación somalí y marginar los estudios religiosos.

IPS llamó varias veces al Ministerio de Educación de Somalia, pero nunca obtuvo respuesta, mientras que un funcionario se negó a formular declaraciones sobre las denuncias de que las escuelas se usan como semillero de insurgentes.

Pero Hussen dijo que el gobierno reconoce que los jóvenes son “el futuro de Somalia” y necesitan que los empoderen.

De todos modos, “el gobierno no ha sido de mucha ayuda en la implementación de esto…, ya que los jóvenes todavía están muy marginados de la arena política”, explicó.

Yusuf coincidió, pero dijo que el enfoque tiene que ser mucho más radical y que hay que empezar mirando críticamente la clase de educación que reciben los niños somalíes en la escuela.

“Se necesita abordar de modo integral los problemas de los jóvenes en Somalia, porque Al Shabab, que significa ‘juventud’ en árabe, se ha dado cuenta del potencial (de este sector de la población) y está trabajando para capitalizarlo en nuestras escuelas. Tenemos que cambiar eso”, dijo Yusuf.

 

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