Científicos de EEUU tocan la diana contra el cambio climático

Soldados asignados a la Guardia Nacional arman una barrera para proteger un generador eléctrico de las inundaciones en Hills, Iowa, el 14 de junio de 2008. Crédito: Guardia Nacional/cc by 2.0

En una inusual intervención en los debates públicos, la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), advirtió que la humanidad corre el riesgo de causar “cambios abruptos, impredecibles y potencialmente irreversibles” en el sistema climático, con “impactos altamente dañinos”.

“Las encuestas muestran que muchos estadounidenses todavía creen que el cambio climático es un tema de significativo desacuerdo científico”, señala la organización en un informe divulgado el martes 18.

“Por tanto, es importante y cada vez más urgente que el público sepa que existe un alto grado de acuerdo entre los científicos de que el cambio causado por el hombre es real”, añade.

“Alrededor de 97 por ciento” de los científicos climáticos concluyeron que el recalentamiento planetario es causado por actividades humanas y ya está ocurriendo, señala el estudio, claramente escrito para una amplia audiencia.

“Además, aunque el público es cada vez más consciente de que el cambio climático está incrementando la probabilidad de desastres locales, muchos todavía no entienden que hay una pequeña pero real chance de cambios abruptos, impredecibles y potencialmente irreversibles con impactos altamente dañinos sobre las poblaciones en Estados Unidos y el mundo”, advierte.

El estudio también incluye vídeos para explicar el fenómeno, y utiliza comparaciones fácilmente entendibles sobre el grado de consenso científico en torno a las causas humanas del recalentamiento planetario, así como de sus efectos e implicaciones.

Por ejemplo, señala que “el conocimiento científico que vincula las actividades humanas con el cambio climático es análogo al que relaciona el acto de fumar con las enfermedades pulmonares y cardiovasculares”.

El texto destaca que la mayoría de los estadounidenses hoy reconocen ese vínculo, y hasta cierto grado han cambiado su comportamiento.

El informe aparece cuando la administración del presidente Barack Obama intenta reducir las emisiones de gases invernadero, responsables del recalentamiento planetario, y estimular la inversión y el desarrollo de fuentes de energías renovables.[related_articles]

Una sólida oposición de legisladores del Partido Republicano ha impedido que importantes iniciativas contra el cambio climático se convirtieran en ley, sobre todo desde 2010, cuando esa fuerza política obtuvo la mayoría en la Cámara de Representantes.

Según una encuesta de la consultora Gallup divulgada el martes, 57 por ciento de los adultos estadounidenses están convencidos de que el recalentamiento planetario tiene causas humanas, mientras que 40 por ciento dijeron creer que se debe a factores naturales.

Los que identifican una responsabilidad humana en el fenómeno aumentaron en número respecto de 2010 (cuando representaban 50 por ciento), pero siguen siendo menos que en 2007 (61 por ciento).

El informe, elaborado por un panel de 13 científicos de importantes universidades estadounidenses, aclara que no se propone explicar “por qué ocurrió esta desconexión entre el conocimiento científico y la percepción pública”.

Sin embargo, la mayoría de los analistas que estudiaron el tema responsabilizan a la poderosa industria de los combustibles fósiles que, al igual que hizo la del tabaco durante la última parte del siglo XX, financió estudios, campañas publicitarias y mediáticas para sembrar dudas sobre la metodología y los hallazgos de la gran mayoría de la comunidad científica.

La semana pasada, 28 senadores del gobernante Partido Demócrata celebraron un debate en la cámara alta sobre el cambio climático, en un esfuerzo por subrayar el consenso científico que existe sobre sus consecuencias potencialmente catastróficas si no se actúa para frenarlo o revertirlo.

Pero, a pesar de esos esfuerzos, el público en general no considera que el recalentamiento sea un tema de gran relevancia en sus vidas, según Gallup, que divulgó una serie de sondeos sobre el tema en la última semana.

Cuando se le pidió a los entrevistados que eligieran entre 15 asuntos los que más les preocupaban, el cambio climático se ubicó en el puesto 14, apenas por encima de las relaciones entre razas.

Solo 24 por ciento de los encuestados dijeron darle “mucha” importancia al tema, contra 59 por ciento que se mostraron más preocupados por la economía (que ocupó el primer lugar), 39 por ciento que mencionaron la posibilidad de un ataque terrorista y 37 por ciento que señalaron la disponibilidad y acceso a fuentes de energía.

No sorprende que la misma encuesta haya encontrado una brecha de opinión entre los simpatizantes de los dos partidos principales del país.

Solo 10 por ciento de los que se identificaron como republicanos dijeron estar preocupados por el cambio climático. Mientras, 36 por ciento de los demócratas respondieron que se trataba de una gran preocupación, aunque entre ellos el fenómeno se ubicó en el puesto 11 de sus inquietudes.

Gallup identificó una brecha similar cuando se les preguntó cuáles eran las causas del recalentamiento: casi cuatro de cada cinco demócratas (79 por ciento) dijeron que eran humanas, mientras que apenas cuatro de cada 10 republicanos (41 por ciento) dijeron lo mismo.

Los autores del informe aclaran que no consideran su deber “decir a la gente lo que debería o debe creer sobre la creciente amenaza del cambio climático”.

“Pero consideramos que es nuestra responsabilidad como profesionales asegurarnos, lo mejor que podamos, que la gente entienda lo que sabemos”, añaden.

También advierten que “el no apreciar el consenso científico reduce el apoyo a una reacción de la sociedad a los desafíos y riesgos que supone” el fenómeno.

Los científicos insisten en que el recalentamiento “ya está ocurriendo”, y citan como ejemplo los eventos extremos que han azotado a Estados Unidos últimamente, como la elevación de las temperaturas, las sequías, el aumento del nivel del mar y las inundaciones.

Como analogía de fácil compresión para el gran público, los científicos comparan la forma en que “los gases invernadero han sobrecargado el clima” con la manera en que “los esteroides sobrecargan a los bateadores en la liga mayor de béisbol”.

Además, advierten que, así como un aumento de apenas 0,8 grados (el promedio en que se elevó la temperatura mundial desde fines del siglo XIX) “sería significativo en el cuerpo de un niño”, asimismo lo es para el planeta Tierra.

Los científicos enfatizan que esos cambios no tienen precedentes en la historia, y aseguran que se acelerarán.

“La tasa proyectada de cambios en la temperatura para este siglo es mayor que cualquiera de otro periodo de calentamiento global en los últimos 65 millones de años”, indica el informe.

Entre los impactos que advierten se destaca una drástica reducción del hielo en el Ártico, el derretimiento de gran parte de Groenlandia y la Antártida, la acidificación de los océanos, las migraciones de plantas y animales hacia los polos, la aceleración de la extinción de especies, el aumento del nivel del mar y la frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos.

Aunque todos estos fenómenos se producirán en las próximas décadas, el informe también cita los peores escenarios –o “riesgos extremos”, como se dice en el mundo financiero— que son posibles, si no probables, en un futuro más cercano.

Por ejemplo, olas de calor extremo que hoy se producen cada 20 años bien podrían pasar a ser anuales. El aumento del nivel del mar podría llegar a los dos metros para 2100, como consecuencia del incremento de las tormentas que causarían inundaciones más graves que las de la “supertormenta” Sandy en 2012.

Un cambio abrupto del clima puede causar la muerte inmediata de ecosistemas enteros o retroalimentar ciclos que intensificarían o acelerarían tendencias destructivas, advierte el informe.

Los científicos comparan la situación actual con la crisis financiera de 2008, en la que solo pocos expertos reconocieron los riesgos incurridos por los mercados hipotecarios debido a la falta de precedentes. Al igual que en las burbujas financieras, advierten, “las cosas parecen estables, pero sorpresivamente ya no lo son”.

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