Una pequeña victoria contra el robo de bebés en Uganda

Michael Mubangizi y su esposa Jennifer Musimenta, con su hija Babirye. Ellos ignoran qué ocurrió con la melliza de la niña, cuyo cuerpo desapareció luego del parto. Crédito: Amy Fallon/IPS.

La pequeña ugandesa Babirye lleva un vestido blanco a lunares negros y vivos rosados y rojos, medias blancas hasta la rodilla y zapatos de charol. Acaba de cumplir dos años, pero no pudo celebrarlos con su hermana melliza, que no corrió su misma suerte y desapareció en el hospital.

El miércoles 26, la Alta Corte de Uganda ordenó al Hospital Mulago de la capital, donde nacieron las hermanas, dar el historial de su alegada muerte, en un primer triunfo de sus padres en la lucha para saber si su hija fue víctima del robo de bebés.

“Está comiendo bien”, dijo sobre Babirye su madre, Jennifer Musimenta a IPS en luganda, el idioma local en Uganda, mientras su esposo, Michael Mubangizi, actuaba como intérprete.

“Pero siempre pienso en mi segunda hija, si estará viva o no, porque no sé la verdad. Siempre estoy preocupada”, agregó la mujer.

Esa segunda hija es la hermana de Babirye. En luganda, Babirye significa la primera nacida en un parto múltiple.

Entre las familias ugandesas, tener mellizos o mellizas se considera una bendición especial. En la familia de Mubangizi ya había un par por línea paterna, antes de que su esposa diera a luz a dos niñas el 14 de marzo de 2012 en el Hospital Mulago.

La pareja no sabía que estaba esperando mellizas hasta que Musimenta tuvo su parto en Mulago, que es el hospital de Uganda al que se envían pacientes de todo el país, y también el centro de salud más grande de su territorio, ubicado en Kampala.

Pero minutos después de que Musimenta diera a luz a la segunda bebé, a la que llamaron Nakato,  “segunda melliza” en luganda, les dijeron que había muerto.

A los padres no les permitieron ver el cuerpo de la pequeña. Pese a rogar que les mostraran su propia historia clínica, a Musimenta también le negaron el acceso a una copia.

“Buscamos su cadáver durante tres días”, dijo a IPS el padre de las bebés, quien de inmediato reportó el caso a la policía.

“Revisamos en la morgue, en la sala de maternidad, en cada rincón del hospital. No había ninguna niña muerta”, recordó el mecánico de 30 años.

Tres días después, al matrimonio le entregaron el cadáver de una bebé.

“Estaba muy fresca, como si hubiera nacido en ese momento. Dijimos que esa no era nuestra bebé”, relató Mubangizi.

Un análisis genético al que recurrió la desesperada pareja reveló que esa niña no era suya. Y ahora no tienen ninguna certeza de que su hija esté viva o muerta.

Nakibuuka Noor Musisi, gerente del programa de litigios estratégicos en el no gubernamental Centro para la Salud, los Derechos Humanos y el Desarrollo (Cehurd), dijo que los casos de bebés desaparecidos y robados son muy frecuentes en los hospitales ugandeses.

“Hay muchos casos de madres que van a hospitales (a dar a luz), especialmente a este hospital en particular, y no les dan sus bebés”, explicó a IPS.

“Estos casos apenas son reportados por los medios y sus padres no los denuncian (a la policía y la justicia) porque tal vez no saben a quién recurrir”, agregó.

Según ella, en los centros de salud existe una política tácita que impide que los pacientes tengan acceso a sus propias historias clínicas en esta nación del oriente africano.

En pleno duelo, y en busca de conocer la verdad sobre su hija, Mubangizi y Musimenta, con respaldo del Cehurd, demandaron en julio de 2013al director ejecutivo del Hospital Mulago y al fiscal general de Uganda.

[related_articles]“Cuando nos enfrentamos con este caso en particular nos vimos obligados a comparecer ante la justicia para mostrar que esto realmente es un problema que está ocurriendo en el país”, explicó Musisi.

El matrimonio argumentó que sus derechos constitucionales habían sido violados al habérseles negado el acceso a sus historias clínicas, además de la oportunidad de cuidar y criar a su hija, y que en el hospital se la llevaran sin su permiso.

Al desgarro del proceso judicial se suma la angustia cotidiana que soportan desde el nacimiento de sus hijas, al no haber podido acceder a una de sus bebés o a sus restos.

La Alta Corte de Uganda ordenó al Hospital Mulago el miércoles 26 brindar a la pareja los documentos médicos pertinentes, un registro de los niños y niñas que nacieron el mismo día que Babirye y su hermana, una lista de los trabajadores de la salud que estaban de guardia entonces y una copia del análisis genético.

Musisi dijo que el fallo sentó un precedente importante para los derechos de los pacientes ugandeses a acceder a sus registros médicos.

“La Constitución dice que todos tendrán derecho a acceder a información que está en manos del Estado, siempre y cuando no ponga en riesgo al Estado o a su seguridad”, señaló.

El dictamen también tiene implicaciones para la sorprendentemente alta mortalidad materna de Uganda: 438 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, una de las más elevadas del mundo.

“Imagine que usted es una madre a la que le han practicado una cesárea y no se le da ningún (registro médico). Apenas le den el alta hospitalaria, llegará a su casa y probablemente tendrá una (complicación)”, dijo Musisi ante el tribunal.

“Eso significará que usted tiene que volver a ese centro de salud en particular. ¿Qué ocurre si ese centro está muy lejos de su casa? Estos son los motivos por los que vemos morir a las madres”, ejemplificó.

El caso pone bajo los focos el motivo por el cual tantas ugandesas tienen terror de dar a luz en los hospitales.

“No volveré a tener un parto en ese hospital porque lo que ocurrió hace dos años puede pasar de nuevo”, dijo Musimenta.

El centro ha mostrado interés en un acuerdo extrajudicial con la pareja. El equipo legal de Mulago se negó a formular declaraciones a IPS.

Pero lo que en definitiva quiere la pareja es la verdad sobre su hija.

Según informes locales, se presume que los bebés son robados de hospitales, pero también hay denuncias de que algunos trabajadores de la salud mezclan bebés, en cuyos casos los padres reciben niños equivocados, o incluso cadáveres que no son de hijos suyos.

La pareja dijo que usará el acuerdo del hospital para poder cerrar el asunto. No pueden pagar los servicios de un investigador para averiguar los detalles sobre la desaparición de su hija.

“Según nuestra tradición, es todo un honor que alguien tenga mellizos o mellizas. Bailamos y cantamos para darles la bienvenida”, explicó Mubangizi.

“Así que iremos a nuestra aldea y tendremos una ceremonia tradicional. Si la bebé está viva, nos lo hará saber”, agregó.

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