EEUU podría enviar tropas terrestres a combatir al Estado Islámico

El general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto. Crédito: Departamento de Defensa de Estados Unidos/dominio público
El general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto. Crédito: Departamento de Defensa de Estados Unidos/dominio público

Estados Unidos podría enviar tropas terrestres para combatir al grupo extremista Estado Islámico (EI), si la estrategia que anunció el presidente Barack Obama contra la organización suní no tiene resultados contundentes, advirtió el Jefe del Estado Mayor Conjunto de este país.

La declaración del general Martin Dempsey, en un testimonio dado el martes 16 ante un importante comité del Congreso legislativo en Washington, sugirió por primera vez que Estados Unidos podría ampliar sustancialmente las operaciones militares en Iraq, que en la actualidad consisten en ataques aéreos y asesoramiento a las fuerzas iraquíes y kurdas lejos del frente de batalla.[pullquote]3[/pullquote]

«Si llegamos al punto en el que creo que nuestros asesores deben acompañar a las tropas iraquíes en ataques contra objetivos específicos, voy a recomendarle eso al presidente» Obama, declaró Dempsey a los legisladores del Comité de Servicios Armados del Senado.

Actualmente, “su política declarada es que no tendremos fuerzas de tierra estadounidenses en combate directo. Pero él también me dijo que volviera a verlo caso por caso”, añadió, en referencia a Obama.

A la declaración de Dempsey siguió este miércoles 17 el debate legislativo de una solicitud del Poder Ejecutivo de 500 millones de dólares para entrenar y equipar a los rebeldes sirios comprometidos con la lucha contra el EI y el gobierno de Bashar al Assad.

Seguramente su posición reforzará las dudas sobre el plan de Obama, especialmente dado que el presidente había prometido el 10 de septiembre que las fuerzas estadounidenses “no tendrán una misión de combate.”

«No nos van a arrastrar a otra guerra terrestre en Iraq», declaró Obama en un discurso televisado ese día, cuando también se comprometió a reunir una coalición internacional que incluye a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y los principales estados árabes gobernados por suníes, para luchar contra el EI en Iraq y Siria.

Aunque el secretario de Estado, John Kerry, consiguió apoyos públicos a la estrategia de Washington para “degradar y en última instancia destruir” al EI, en particular en una reunión de los estados árabes en la ciudad saudita de Yeda, el 11 de septiembre, y de un grupo mayor de países en París el domingo 14, las dudas sobre la fuerza y ​​la eficacia de esa coalición parecen haberse profundizado.

Aunque Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Francia parecen dispuestos a proporcionar algún tipo de apoyo aéreo contra el EI, varios aliados, como Gran Bretaña, siguen sin confirmar su ayuda a las operaciones militares.

Turquía, cuyo ejército es el mayor y más potente de la región y cuya porosa frontera con las zonas bajo control del EI en el este de Siria fueron aprovechadas por el grupo extremista, es una de las principales desilusiones de Washington.

A pesar de las reiteradas solicitudes, Ankara no permite que aviones militares estadounidenses utilicen su base aérea de Incirlik, ubicada estratégicamente, salvo para realizar misiones humanitarias en Iraq, insistiendo en que toda participación directa en la campaña contra el EI pondría en peligro la vida de decenas de diplomáticos turcos capturados por el grupo, en el consulado de Turquía en la ciudad siria de Alepo.

A los detractores de la estrategia de Washington les preocupa que Kerry pueda haber limitado la posibilidad de cooperación con otro aliado potencialmente clave contra el EI,  Irán, que fue expresamente excluido de la coalición internacional debido a su apoyo a Assad y su presunta condición de “Estado auspiciante del terrorismo».

Kerry dijo el lunes 15 que Washington sigue dispuesto a la “comunicación” con Teherán, que proporcionó armas y asesores a las fuerzas kurdas e iraquíes, con respecto a sus esfuerzos contra el EI.

Pero el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, quien este mes habría autorizado una cooperación limitada contra el EI, se burló de esa idea e insistió que fue Teherán el que rechazó a Washington.

Según expertos estadounidenses, la exclusión de Irán de la coalición contra el EI se debió principalmente a que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos amenazaron con no participar de la misma si se incluía a Teherán.

Esto refleja no solo el conflicto en curso entre suníes y chiíes en la región, especialmente en la guerra civil de Siria, sino también la dificultad de Washington para persuadir a gobiernos con intereses muy dispares entre sí a unirse en torno a una causa común.

«Excluir a Irán del esfuerzo colectivo para contener y eventualmente destruir al EI, especialmente después de lo que pasó en Amerli”, una ciudad iraquí donde el asedio del EI fue vencido por la combinación de potencia aérea junto con los combatientes y tropas iraquíes con el respaldo de Irán, “desafía la lógica y la cordura y no se puede explicar”, sostuvo Farideh Farhi, una especialista en Irán de la Universidad de Hawái.

«Esto le sugiere a  muchos que el temor a legitimar el papel de Irán en la seguridad regional sigue siendo una fuerza impulsora de la política exterior estadounidense», señaló a IPS en un intercambio por correo electrónico.[related_articles]

De hecho, es posible que el éxito de la estrategia de Obama dependa menos del poderío militar de Estados Unidos que de su capacidad para reconciliar a los actores regionales, como Irán.

«Para tener alguna esperanza de éxito es necesario reemplazar la estrategia del ‘hágalo usted mismo’ de Estados Unidos con el esfuerzo por facilitar la cooperación entre las grandes potencias musulmanas de la región», opinó Chas Freeman, quien fuera el embajador de Washington en Arabia Saudita durante la primera Guerra del Golfo (1990-1991).

«Mientras Arabia Saudita e Irán no hagan causa común, toda coalición para combatir a los fanáticos islamistas será un esfuerzo a medias, en el mejor de los casos, y sin raíces en la región, en el peor», dijo a IPS.

A pesar de las dificultades diplomáticas que enfrenta Obama, las dudas en Estados Unidos tienen que ver con su estrategia militar, en particular con su dependencia del poderío aéreo y la ausencia de fuerzas terrestres que puedan ocupar el territorio, especialmente en áreas suníes en Iraq y Siria.

Los funcionarios estadounidenses creen que las fuerzas peshmergas kurdas y el ejército iraquí, con combatientes chiíes apoyados por Irán y el respaldo aéreo de Estados Unidos y sus aliados, son capaces de expulsar al EI de las zonas recientemente conquistadas en Iraq, pero llevará mucho más tiempo sacarlo de lugares que gobierna desde hace meses, como las ciudades de Faluya y Ramadi.

Obama anunció el 10 de este mes que enviaría 500 militares más a Iraq, lo cual eleva el número de efectivos de Estados Unidos a 1.600, en su mayoría instructores y asesores de los peshmergas y el ejército iraquí

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga

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