La lucha contra la desnutrición se democratiza

Las mujeres son clave para garantizarles a sus familias un suministro suficiente de alimentos y se encuentran entre los actores cuyas voces son necesarias en el debate sobre la nutrición. Crédito: FIAN International
Las mujeres son clave para garantizarles a sus familias un suministro suficiente de alimentos y se encuentran entre los actores cuyas voces son necesarias en el debate sobre la nutrición. Crédito: FIAN International

El problema de la desnutrición tiene una nueva dimensión, ya que los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado comenzaron a actuar en torno a una agenda común con respecto a la nutrición.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el «desafío hambre cero» que presentó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en junio de 2012 allanó el camino para que nuevos actores trabajen juntos en la lucha contra la malnutrición.[pullquote]3[/pullquote]

Entre esos actores se incluyen organizaciones de la sociedad civil (OSC), cuya presencia se hizo sentir en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (ICN2), celebrada del 19 al 21 de este mes en Roma.

La desnutrición afecta a más de la mitad de la población mundial, según la FAO. En todo el mundo, 200 millones de niños y niñas están malnutridos, mientras que 2.000 millones de mujeres y niños padecen anemia y otras deficiencias nutritivas.

El director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, dijo en un discurso en la conferencia que «ahora es el momento de tomar medidas audaces para ponernos al hombro el desafío del hambre cero y asegurar una nutrición adecuada para todos”. Más de 20 años después de la primera Conferencia sobre Nutrición, celebrada en 1992,  la ICN2 representa «el inicio de nuestro esfuerzo renovado», agregó.

Pero la diferencia esta vez fue que el sector privado y las OSC estuvieron incluidos en la ICN2 y el proceso previo a la conferencia, a través de consultas por Internet y foros anteriores al encuentro, como mesas redondas y eventos secundarios.

«Esta reunión de la sociedad civil es histórica», aseguró Flavio Valente, secretario general de FIAN International, una organización que defiende el derecho a la alimentación adecuada. «Es la primera vez que grupos de la sociedad civil trabajaron con la FAO, la OMS y el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial para analizar la nutrición”, añadió.

Esto le dio la oportunidad a los movimientos sociales, “entre ellos una amplia gama de actores, como los campesinos, pescadores, pueblos indígenas, mujeres, pastores, personas sin tierra y pobres urbanos, para que sus voces se escucharan y pudieran conversar con organizaciones no gubernamentales, académicos y nutricionistas», explicó Valente.

Un documento de síntesis sobre la participación de los actores no estatales en la ICN2 sostiene que la evidencia muestra que el fomento de la diversidad permite una mayor transparencia, inclusión y pluralidad en el debate político, lo que conduce a un mayor sentido de pertenencia y de consenso.

Como tal, «la preparación para la ICN2 fue un primer paso en la construcción de alianzas entre las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales que participan en el trabajo con la alimentación, la nutrición, la salud y la agricultura», dijo Valente a IPS.

Esto significa que «los gobiernos ya comenzaron a escuchar nuestras demandas y propuestas conjuntas, en particular aquellas relacionadas con la gobernanza de la alimentación y la nutrición», explicó.

Una enérgica declaración que el Foro de las OSC presentó en el último día de la ICN2 reclamó el compromiso con «el desarrollo de un mecanismo de gobernanza coherente, responsable y participativo, protegido contra la influencia empresarial indebida… basado en los principios de los derechos humanos, la justicia social, la transparencia y la democracia, con la participación directa de la sociedad civil, en particular de las poblaciones y comunidades más afectadas por las diferentes formas de malnutrición”.

Según Valente, la desnutrición es consecuencia de decisiones políticas y políticas públicas que no garantizan el derecho humano a la alimentación y nutrición adecuadas.

En este contexto, las OSC afirmaron que «la alimentación es la expresión de valores, culturas, relaciones sociales y la libre determinación de los pueblos, y… que el acto de alimentarse a uno mismo y a otros encarna nuestra soberanía, pertenencia y empoderamiento”.

La malnutrición solo se puede abordar «en el contexto de sistemas alimentarios locales vibrantes y florecientes que estén profundamente arraigados ecológicamente, sean ecológicamente sólidos y culturalmente y socialmente adecuados. Estamos convencidos de que la soberanía alimentaria es un requisito fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y… el derecho humano a la alimentación y la nutrición adecuadas”, declararon.

En una reunión de alto nivel celebrada en abril de 2013 sobre la visión de la Organización de las Naciones Unidas para una estrategia posterior a 2015 contra el hambre mundial, el director general de la FAO dijo que, dado que el mundo produce alimentos suficientes para alimentar a toda la población, hay que poner énfasis en el acceso a la alimentación y a la nutrición adecuada en el ámbito local.[related_articles]

«Necesitamos sistemas alimentarios que sean más eficientes y equitativos», dijo Graziano da Silva.

Sin embargo, Valente señaló a IPS que las OSC creen que uno de los principales obstáculos para avanzar en este sentido es “la negativa de los Estados a reconocer algunas de las causas fundamentales de la malnutrición en todas sus formas”.

«Esto hace que sea muy difícil elaborar políticas públicas internacionales y nacionales que aborden con eficacia los problemas estructurales y, por tanto, sean capaces no solo de tratar, sino también de prevenir nuevos casos de malnutrición», sostuvo.

Es necesario abordar los «síntomas de malnutrición», pero también el acaparamiento de los recursos, el insostenible sistema alimentario predominante, el modelo agroindustrial y los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales que limitan significativamente el margen de actuación de los gobiernos nacionales en los asuntos relacionados con la alimentación y la nutrición, subrayó.

No obstante, Valente opinó que «las cosas están cambiando». Las OSC se movilizaron en torno a los problemas de alimentación y nutrición, el movimiento por la soberanía alimentaria creció en su resistencia desde la década de 1980 y las sociedades exigen medidas a sus gobiernos de una manera organizada, destacó.

Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga

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