Lecciones para Jamaica de una sequía de 1.000 millones de dólares

El río Yallahs, una de las principales fuentes de agua del depósito de Mona, hace meses que está seco. Crédito: Desmond Brown/IPS

Mientras Jamaica sufre una de las peores sequías que haya conocido, especialistas sostienen que garantizar la seguridad alimentaria de los sectores más vulnerables es uno de los mayores desafíos planteados por el cambio climático.

“La disparidad entre personas muy ricas y muy pobres en Jamaica significa que quienes viven en la pobreza o pobreza extrema, mujeres jefas de hogar con muchos hijos y ancianos sufren una gran desventaja en este período”, indicó Judith Wedderburn, directora de proyecto en este país de la fundación alemana Friedrich-Ebert-Stiftung (FES).

“La preocupación es que como las consecuencias del cambio climático se extienden varios años, este tipo de situaciones, como mayores inundaciones con períodos de sequía extrema, se vuelvan cada vez más extremas”, indicó.

Wedderburn, quien conversó con IPS en el marco de un taller para periodistas organizado por FES y Panos Caribe a principios de este mes, dijo que los países de esta región, que ya cuentan solo con un espacio delimitado para la producción de alimentos, ahora tienen el desafío adicional de hacer frente a episodios de precipitaciones o sequías extremas a causa del cambio climático.

“En Jamaica, tuvimos varios meses de sequía y que afectaron las parroquias (división política) productoras de alimentos más importantes”, explicó, y añadió que el problema no se termina con el fin de la sequía.

“Nos afectan los extremos de lluvias que derivan en inundaciones. Las comunidades agrícolas pierden sus cultivos durante las sequías y las familias sufren el impacto”, continuó.

“La producción de alimentos queda perturbada y el costo de los alimentos aumenta, por lo que las numerosas familias que ya son pobres tienen todavía más dificultades para acceder a los productos locales a un precio razonable, lo que contribuye a la inseguridad alimentaria; es decir, que la gente no accede fácilmente a los productos necesarios para que la familia esté bien alimentada”, añadió.

Dale Rankine, candidato a doctorado de la Universidad de las Indias Occidentales, prevé que la situación pueda empeorar. Según dijo a IPS, los modelos de cambio climático sugieren que la región se volverá más seca entre mediados y fines de siglo.

“Vemos proyecciones que sugieren que podemos tener una disminución de 40 por ciento o más en la cantidad de precipitaciones, en especial en los meses de verano. Normalmente, estos coinciden con la típica estación de lluvias”, apuntó Rankine.

“Eso es particularmente importante porque impactará especialmente en la seguridad alimentaria. También hay indicios de que podemos experimentar una mayor frecuencia de sequías e inundaciones, y esta gran variabilidad con seguridad tenga perjudique a los cultivos”, subrayó.

También señaló un “interesante patrón” de aumento de lluvias en las regiones centrales, pero solo en las regiones exteriores, mientras que en el oeste y el este hubo una disminución en las precipitaciones.

“Eso es bien interesante porque los sitios más importantes para la seguridad alimentaria, en especial las parroquias de Saint Elizabeth y Manchester, por ejemplo, experimentan una disminución en el promedio de lluvias y eso tiene consecuencias sobre cuán productivas van a ser nuestras regiones productoras”, destacó Rankine.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, en inglés) anunció que septiembre de este año fue el más caliente en los 135 años de que se tienen registros. Ese mes, el promedio de temperatura global fue de 15,72 grados, lo que lo convirtió en el cuatrimestre récord, junto con mayo, junio y agosto.

Según el Centro Nacional de Datos Climáticos de NOAA, los primeros nueve meses de 2014 registraron temperaturas globales promedio de 14,78 grados, compitiendo con 1998 por los primeros nueves meses más cálidos.

El ministro de Cambio Climático, Ambiente, Agua y Tierra de Jamaica, Robert Pickersgill, dijo que más de 18.000 pequeños agricultores sufrieron el impacto de la actual sequía extrema que sufre este país desde hace meses.

La agricultura perdió casi 1.000 millones de dólares a causa de la sequía e incendios forestales causados por el calor extremo.

Pickersgill dijo que la disminución de lluvias redujo de forma significativa el flujo de agua desde los arroyos y los ríos en varias instalaciones del país.

“Los datos preliminares de las precipitaciones para junio pasado indican que Jamaica recibió 30 por ciento menos de agua de lluvia que lo habitual y todas las parroquias, salvo partes de Westmoreland (54 por ciento), recibieron menos de la mitad de las que reciben normalmente”, indicó.

“Las sureñas parroquias de Saint Elizabeth, Manchester, Clarendon, Saint Catherine, Kingston y Saint Andrew y Saint Thomas, junto con Saint Mary y Portland fueron las más afectadas”, apuntó.[related_articles]

Clarendon, precisó, recibió solo dos por ciento de las lluvias normales, seguida de Manchester, con cuatro por ciento, Saint Thomas, con seis por ciento, Saint Mary, con ocho por ciento y Kingston y Saint Andrew, con 12 por ciento.

Además, Pickersgill dijo que el ingreso de agua al Depósito de Mona desde los ríos Yallahs y Negro es actualmente de 18,7 millones de litros día, el menor volumen desde la construcción de la tubería de Yallahs en 1986.

Mientras, el ingreso en la presa de Hermitage se ubica en 22,7 millones de litros al día, por debajo de los más de 68 millones al día en la estación húmeda.

“Para mí está claro que la evidencia científica sobre que el cambio climático es un peligro claro y actual es más fuerte que nunca. Por eso, la necesidad de mitigar y adaptarnos a sus consecuencias es aún mayor, y por eso suelo decir que con el cambio climático también tenemos que cambiar”, dijo Pickersgill a IPS.

Jamaica tiene que tomar medidas de inmediato para adaptarse al cambio climático, coincidió Wedderburn, de FES.

“El desafío del gobierno es explorar qué tipo de adaptación puede servir para enseñar a los agricultores a mejorar la recolección de agua para que en los períodos de sequía severa, puedan seguir cultivando y vendan su producción a precios razonables como forma de hacer frente a la inseguridad alimentaria”, añadió.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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