El rol de los medios y la visibilidad de la malnutrición en el mundo

Mario Lubetkin
Mario Lubetkin

La vasta repercusión en los medios de comunicación internacionales y nacionales de la Segunda Conferencia Internacional de Nutrición, que tuvo lugar en Roma del 19 al 21 de noviembre, demostró el creciente interés que están despertando los problemas de la nutrición en el mundo, en buena parte porque los propios medios prestan cada vez más atención a los temas relacionados con la pobreza y la marginación.

Miles de artículos en los principales diarios de los diferentes países del mundo, numerosas notas televisivas, y la relevante dinámica en los medios sociales cubrieron la segunda Conferencia sobre Nutrición, realizada 22 años después de la primera por la Organización  de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La representatividad global fue asegurada mediante la participación de más de 100 ministros y viceministros, principales responsables de las áreas vinculadas con la nutrición en sus respectivos países

Con un documento político y un plan de acción de más de 60 puntos aprobado por consenso, aplicable a nivel internacional y nacional, este encuentro concluyó una fase y abrió otra cuyos resultados podremos ver en los próximos años.

A diferencia de otros encuentros internacionales de este tipo, en esta ocasión los medios de comunicación no solo destacaron las intervenciones de los principales oradores o los documentos finales, sino que a lo largo de las semanas siguientes a la Conferencia
han publicado informaciones y reflexiones sobre el argumento.

En efecto, el tema de la nutrición se ha incorporado como un punto de la agenda informativa global ante la gravedad social que representa, no solo en los países en desarrollo sino también en los países desarrollados.

Como señalaron numerosos especialistas, una de las grandes contradicciones actuales es que mientras aún existen 800 millones de personas que sufren hambre -200 millones menos que hace 20 años-, en el lado opuesto tenemos 500 millones de adultos obesos, una cifra que sigue en aumento y está generando serios riesgos de salud.

Basta pensar que 42 millones de niños tienen sobrepeso y que, a su vez, la desnutrición es la causa subyacente de 45 por ciento de las muertes infantiles.

Según las estadísticas, las dietas poco saludables y la falta de ejercicio son causantes de 10 por ciento de las muertes y de los casos de incapacidad permanente.

Más de 2.000 millones de personas, casi un tercio de la humanidad, sufre carencias de micronutrientes.

El problema en los niños menores de cinco años es particularmente penoso, ya que 51 millones sufren emaciación, o sea bajo peso para su estatura, lo que genera un incremento de las muertes por enfermedades infecciosas, mientras 161 millones de niños de esa edad padecen retraso en el crecimiento.

Incluso desde el punto de vista económico, la malnutrición tiene un costo elevado. Según estudios recientes, la malnutrición (hambre, carencia de micronutrientes y obesidad) implica un costo anual  de 2,8 a 3,5 billones de dólares, equivalente a cuatro o cinco por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial. El costo per persona es de 400 o 500 dólares anuales.

En su discurso a la comunidad internacional, el papa Francisco dijo en la conferencia que «cuando falta la solidaridad en un país, se resiente todo el mundo».

A pesar de que hay alimentos suficientes para todos, las cuestiones alimentarias son objeto de información manipulada, corrupción, de que se esgriman argumentos de seguridad nacional o el «reclamo lastimero de la crisis económica», dijo el pontífice. «Este es el primer reto que tenemos que superar», señaló, instando a que los derechos de la persona humana estén considerados en todos los programas de asistencia al desarrollo.

El papa destacó la necesidad de respetar el medio ambiente y proteger el planeta. «Los seres humanos pueden perdonar, pero la naturaleza no», dijo, y añadió: «tenemos que cuidar a la madre naturaleza, para que ella no responda con la destrucción».

De esta manera conectó los debates sobre la nutrición con la 20 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realiza en Lima entre el 1 y el 12 de diciembre. [related_articles]

Pese a la amplitud de la cobertura, no podemos dejar de observar que los medios de comunicación más importantes no se detuvieron a analizar el plan de acción de la Conferencia, que plantea el camino para resolver gradualmente los grandes desafíos de la nutrición.

El plan de acción propone potenciar los compromisos políticos, impulsar planes nacionales de nutrición incorporando a las diferentes partes interesadas en la seguridad alimentaria y la nutrición, aumentar la inversión responsable, promover la colaboración entre los países, ya sea en el ámbito Norte-Sur como en el ámbito Sur-Sur, y fortalecer la gobernanza de la nutrición.

Además, recomienda medidas para lograr sistemas alimentarios sostenibles, revisar las políticas e inversiones nacionales, promover la diversificación de los cultivos, mejorar la tecnología, elaborar y adoptar directrices internacionales sobre dietas saludables, y fomentar la reducción gradual del consumo de grasas saturadas, azúcar, sal o sodio.

El capítulo dedicado a la comunicación sugiere emprender campañas de comercialización social y programas de comunicación sobre cambios en el estilo de vida que promuevan la actividad física, la diversificación dietética y el consumo de alimentos ricos en micronutrientes con inclusión de alimentos locales tradicionales, tomando en cuenta consideraciones de índole cultural.

Si bien la responsabilidad principal de la aplicación del plan de acción depende de los gobiernos y los parlamentos de los diferentes países, los actores no estatales como la sociedad civil y el sector privado tienen un importante papel que jugar, uniendo fuerzas para que las propuestas se concreten.

En este proceso no pueden estar ajenos los medios de comunicación como instrumentos de contralor, para que los desafíos lanzados por la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición se transformen a corto y mediano plazo en una realidad.

Editado por Pablo Piacentini

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