Historias de guerra impulsan turismo rural en pueblo salvadoreño

Los esposos Florentino Menjívar (izquierda) y María Dolores Gómez, junto a Víctor Manuel Escalante, al pie del mural que destaca a figuras de la guerra civil, en la comunidad Dimas Rodríguez, un asentamiento de antiguos guerrilleros en el municipio de El Paisnal, que apuesta al turismo rural. Crédito: Edgardo Ayala/IPS
Los esposos Florentino Menjívar (izquierda) y María Dolores Gómez, junto a Víctor Manuel Escalante, al pie del mural que destaca a figuras de la guerra civil, en la comunidad Dimas Rodríguez, un asentamiento de antiguos guerrilleros en el municipio de El Paisnal, que apuesta al turismo rural. Crédito: Edgardo Ayala/IPS

La memoria de un sacerdote asesinado durante la guerra civil en El Salvador sigue tan viva en este pueblo, que ahora es el principal atractivo para una iniciativa turística comunitaria con la que se pretende generar el despegue económico de la zona.

Ruta Turística de la Memoria Histórica se llama el proyecto de El Paisnal, a 36 kilómetros al norte de San Salvador, en un esfuerzo en torno a la figura del sacerdote Rutilio Grande, un jesuita nacido en el pueblo, asesinado por fuerzas gubernamentales el 12 de marzo de 1977, en la etapa prebélica del conflicto.

“El padre Rutilio enseñaba una palabra de liberación y de compromiso con los más necesitados, por eso lo mataron”, dijo María Dolores Gómez, de 62 años y quien antes de incorporarse a la guerrilla, en 1980, fue catequista y conoció al sacerdote. Ahora forma parte del Comité Municipal de Turismo de El Paisnal.[pullquote]3[/pullquote]

El proyecto turístico, cuya primera etapa arranca en marzo, busca atraer visitantes interesados en el contexto político que se vivió antes, durante y después de la guerra civil en El Salvador, y sobre todo, de aquellos conocedores de la vida del famoso jesuita.

Grande es reconocido como el primer sacerdote asesinado en El Salvador en el contexto de la guerra civil, que estalló oficialmente en 1980 y finalizó con los acuerdos de paz de 1992, con un saldo de más de 70.000 muertos y 8.000 desaparecidos.

Tras décadas de fraudes electorales, ejecutados por los militares y la oligarquía del país en el poder, los opositores conformaron una guerrilla que buscaba desalojar esos gobiernos castrenses y establecer un régimen socialista.

Junto a Grande fueron también asesinados sus acompañantes Manuel Solórzano, que tenía 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16. Los tres están enterrados en la iglesia del pueblo, que es ya un lugar de peregrinaje de turistas nacionales e internacionales, y será una parada obligatoria en la nueva ruta turística.

Historiadores y teólogos coinciden en que la visión conservadora que tenía en los años 70 el entonces arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, cambió radicalmente en favor de los pobres tras conocer el trabajo pastoral de Grande, y más tras su asesinato.

Romero mismo fue asesinado tres años más tarde, en marzo de 1980, mientras oficiaba misa en una pequeña capilla en San Salvador.

La Comisión de la Verdad, instaurada al concluir el conflicto por la Organización de las Naciones Unidas para investigar los crímenes políticos en el país, responsabilizó al mayor del ejército Roberto D’Aubuisson como el autor intelectual del magnicidio.

D’Aubuisson fue el fundador del partido de la derecha extrema Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que gobernó El Salvador entre 1989 y 2009, cuando llegó al poder el exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que triunfó por segunda vez en marzo del 2014.

Antes y durante la guerra, un sector de la Iglesia Católica salvadoreña se plegó a la teología de la liberación, que promovía la lucha contra la pobreza y rompía su tradicional alianza con los grupos de poder.

El inicio de la nueva ruta turística arranca en el lugar conocido como Las Tres Cruces, a medio camino entre El Paisnal y Aguilares, donde un pequeño monumento recuerda el ametrallamiento del sacerdote y sus acompañantes.

“Tenemos delegaciones de visitantes extranjeros y locales que vienen a la conmemoración del asesinato del padre Grande, y el proyecto turístico busca crear la infraestructura necesaria para recibirlos mejor”, señaló a IPS el concejal Alexander Torres.

Explicó que la alcaldía de El Paisnal va a invertir 350.000 dólares para establecer una infraestructura turística básica, como hostales rurales y pequeños restaurantes, que serán manejados por residentes del pueblo y de caseríos aledaños.

“Lo bueno es que es la comunidad la que está participando activamente”, dijo a IPS  el antiguo guerrillero Florentino Menjívar, de 62 años y esposo de María Dolores Gómez.

“Esto está pensando para generar condiciones de crecimiento para nosotros, las comunidades”, agregó.

El matrimonio vive en la Comunidad Dimas Rodríguez, un asentamiento de exguerrilleros fundado en diciembre de 1992, en las cercanías de El Paisnal, tras la desmovilización de los grupos armados.

El asentamiento, que es parte de la ruta turística, lleva el nombre de Dimas Rodríguez en honor de uno de los comandantes que lideró a los guerrilleros establecidos en el lugar, todos pertenecientes a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), uno de los cinco grupos armados que integraron el FMLN.[related_articles]

Cada 15 de diciembre, fecha de fundación de la comunidad, los habitantes celebran una parada militar guerrillera para recordar a su comandante, muerto en combate en 1989,  y mantener viva la historia del asentamiento, a la que asisten turistas nacionales y extranjeros.

En los últimos años también concurren funcionarios del gobierno que en el pasado fueron parte del asentamiento de excombatientes.

“El actual vicepresidente del país estuvo a cargo de esta concentración, cuando nos estábamos desmovilizando”, recordó Víctor Escalante, en alusión a Oscar Ortiz, el número dos del gobierno de El Salvador, cuyo presidente desde junio de 2014 es el también exguerrillero Salvador Sánchez Cerén.

Hay planes para iniciar un museo con las armas originales por los guerrilleros, pero que fueron inhabilitadas y cortadas en virtud de los acuerdos de paz. En una parcela boscosa se piensa recrear un campamento rebelde.

“Yo conservo mi mochila y hay quienes tienen radios y otros artefactos de guerra, y entre todos podemos montar el museo”, afirmó Escalante, de 45 años.

Los habitantes están organizándose para proveer servicios a los turistas, y ya hay grupos trabajando en áreas de alimentación, artesanías y otras actividades vinculadas a la nueva actividad.

El trabajo escasea en El Paisnal, con 4.500 habitantes, donde la mayoría se dedica a la agricultura y hasta ahora había pocas oportunidades de laborar en otras áreas.

La ruta es completada con un componente de ecoturismo, con la visita al cerro El Chino, a siete kilómetros de El Paisnal, y a la Conacastera, una playa en la ribera del río Lempa.

También se contemplan visitas a la Cooperativa San Carlos, que se está adecuando para recibir y hospedar a turistas que quieran conocer de cerca los procesos de producción agrícola de la cooperativa.

Otras regiones del país han desarrollado desde hace varios años proyectos turísticos vinculados al conflicto.

El pueblo de Perkín, en el norte del oriental departamento de Morazán, es el más conocido por el desarrollo de proyectos vinculados al conflicto. Allí hay un museo donde se puede conocer el proceso de la guerra civil, con fusiles, piezas de artillería y hasta de helicópteros derribados por la guerrilla.

En este país, el más pequeño de América Central y con 6,7 millones de personas, el Ministerio de Turismo informó que los ingresos de divisas del sector sumaron 650 millones de dólares, durante el primer semestre de 2014, un incremento de 33,3 por ciento respecto al mismo periodo del año precedente.

Editado por Estrella Gutiérrez

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