Prospera la pesca climáticamente inteligente en el Caribe

Vendedores en un mercado de pescado en Belice. Cortesía del Departamento de Pesca de la ciudad de Belice.
Vendedores en un mercado de pescado en Belice. Cortesía del Departamento de Pesca de la ciudad de Belice.

Los países del Caribe comenzaron a trabajar en un plan para practicar una pesca climáticamente inteligente en el marco de sus esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria.

El concepto, siguiendo los planes del Centro Técnico para la Cooperación Agrícola y Rural (CTA, en inglés), se refiere a la mejora de la “integración de la agricultura y la preparación” a medida que la región se apronta para lidiar con los impactos del cambio climático y la creciente demanda de alimentos.

Olu Ajayi, coordinador de programa del CTA, dijo a IPS por correo electrónico que preparar los recursos acuáticos para hacer un uso climáticamente inteligente “permitirá que el sector siga contribuyendo al desarrollo sostenible, al tiempo que se reduce la vulnerabilidad asociada a los impactos negativos del cambio climático”.[pullquote]3[/pullquote]

“La pesca climáticamente inteligente requiere mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales para producir pescados, mantener la resiliencia de los sistemas acuáticos y de las comunidades que dependen de ellos”, explicó.

La pesca en la Comunidad del Caribe (Caricom) es una importante fuente de ingresos para unas 182.000 personas. En los últimos años, pescadores de la región denuncian una mengua en la captura de peces, y los científicos creen que es una señal de los tiempos, no solo el resultado de la sobreexplotación y de la degradación de su hábitat.

“Creemos que el cambio climático ya afecta a nuestro vital sector pesquero con el aumento de algas, que impiden acceder a zonas de pesca, y de la frecuencia del blanqueamiento de corales”, señaló Peter A. Murray, gerente de programa de la secretaría del Mecanismo de Pesca Regional del Caribe (CRFM), la organización de la Caricom encargada de promover un uso responsable de esta actividad.

También se prevé que el cambio climático tenga un impacto en las especies tradicionales y contribuya a la erosión costera por el aumento en la frecuencia de huracanes más devastadores, indicó Murray.

En el marco de la Semana de la Agricultura del Caribe, realizada en noviembre de 2014, la subdirectora ejecutiva de la secretaría Susan Singh Renton, declaró a la prensa que el aumento de temperatura en el mar podía empujar a las especies más grandes hacia el norte, lo que disminuiría las posibilidades de captura en la región.

Dos semanas después de lanzar el proyecto Agricultura Climáticamente Inteligente en el marco de la 13 celebración de la Semana de la Agricultura, que tuvo lugar en Paramaribo, Suriname, el CTA comenzó a desarrollar varias iniciativas.

El proyecto se enmarca en el anuncio de una Política de Pesca Común a la Caricom y del Plan de Acción para el Cambio Climático del CRFM, dos iniciativas de las organizaciones para monitorear y regular la captura, así como para implementar objetivos y normas comunes sobre la adaptación, la gestión y la conservación de recursos.

Ajayi señaló que desde 2010, el CTA trabaja con agencias regionales, como el Centro para el Cambio Climático de la Caricom y el CRFM para implementar el Marco Regional para Lograr el Desarrollo de Resiliencia al Cambio Climático.

A tiempo, pues algunas de las especies más pescadas y vendidas por los pescadores de la región ya sufren la presión de la sobreexplotación, la degradación de sus hábitats y la contaminación.

“El apoyo procura crear políticas regionales comunes y abogar por iniciativas políticas en foros regionales y globales, fortalecer las capacidades nacionales mediante capacitación y otras formas de apoyo, así como realizar análisis comparativos de distintos asuntos sobre una base regional y subregional”, explicó Ajayi.

El responsable técnico de la División de Cambio Climático de Jamaica, Orville Grey, explicó que dadas “las proyecciones, esperamos perder todos nuestros corales”.

“Para nosotros en el Caribe, los arrecifes son importantes, no desde un punto de vista turístico, sino como modo de subsistencia cuando se considera a la pesca”, añadió.

Murray remarcó que como los recursos marinos son compartidos, es importante que la Caricom trabaje junta para implementar acuerdos y políticas de apoyo.

También hay esfuerzos para empoderar a los pescadores para que puedan acceder y compartir información que les permita participar en el desarrollo de políticas a escala local y regional.

Mitchell Lay, coordinador de la Red de Organizaciones de Pescadores del Caribe, aclaró que el concepto de climáticamente inteligente ya está en la agenda del grupo para este año.

Los gobiernos y las organizaciones aumentaron sus actividades para proteger los recursos. Pero mientras los primeros actúan con lentitud a escala local y regional, los ambientalistas redoblaron la apuesta buscando proteger a varias especies.[related_articles]

Hace dos años, la organización WildEarth Guardian, con sede en Estados Unidos, pidió incluir la caracola Lobatus gigas en la lista de especies amenazadas y en peligro en el marco de la legislación estadounidense. Pero para muchos países caribeños que dependen económicamente de especies como esa, la capacidad de venderlas es fundamental para las economías locales.

El 3 de noviembre de 2014, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica les negó el pedido, pero muchos especialistas creen que al comercio regional de esa y otras especies les queda poco tiempo, en especial a medida que aumentan los efectos del cambio climático.

“El Plan de Acción del CRFM busca trabajar para una sociedad y economía regional resilientes al cambio climático y mejorarlas gracias a la gestión de desastres y al uso sostenible de los recursos acuáticos”, indicó Murray.

También mencionó cinco objetivos del plan, entre ellos acciones para colocar la adaptación al cambio climático en la agenda de desarrollo sostenible de los estados miembros y promover acciones para reducir los gases contaminantes y el empleo de fuentes de energía limpias y renovables, aunque históricamente la región ha actuado con lentitud a la hora de aprobar leyes.

Para el éxito de las prácticas climáticamente inteligentes es clave la participación de los pescadores, quienes han sido los beneficiarios de los programas patrocinados por el CTA destinados a ayudarlos a acceder a información, a que sean más eficientes y a permitirles participar en el desarrollo de políticas a escala local y regional.

Los próximos pasos dependerán de que se implementen políticas relevantes y necesarias y del fortalecimiento de las leyes. Hasta entonces, los pescadores y las instituciones que los apoyan seguirán esperando.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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