Mucho dinero, conocimiento y polémicas en el BNDES brasileño

El edificio acristalado de la sede del BNDES, a la izquierda, cuyo vecino al vecino al otro lado de la calle es la sede de la empresa estatal Petrobras. Las edificaciones de los dos grupos estatales dominan la Avenida Chile, en Río de Janeiro, en Brasil. Crédito: Mario Osava/IPS
El edificio acristalado de la sede del BNDES, a la izquierda, cuyo vecino al vecino al otro lado de la calle es la sede de la empresa estatal Petrobras. Las edificaciones de los dos grupos estatales dominan la Avenida Chile, en Río de Janeiro, en Brasil. Crédito: Mario Osava/IPS

La impaciencia con que Brasil se puso a construir centrales hidroeléctricas, refinerías, ferrocarriles, puertos y otros megaproyectos desde la década pasada, incluso en el exterior, tuvo como su gran combustible el ingente financiamiento de su banco de fomento.

El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) prestó el año pasado 187.800 millones de reales (62.500 millones de dólares al cambio actual), más de un tercio destinado a infraestructuras. Hace años que sus créditos superan ampliamente los del Banco Mundial, en totales anuales.

Detrás de los montos que dictan rumbos, al menos sectoriales, a la economía, se necesita una inteligencia, casi siempre ofuscada por las cifras grandilocuentes. Es el conocimiento acumulado por sus 2.881 funcionarios, 85 por ciento con grados universitarios y 11,4 por ciento con postgrados.

“Desde su fundación en 1952 el BNDES tiene una importancia estratégica para Brasil,  eso no cambió, en esencia, y de cierta forma actualmente el banco es incluso más importante que en el pasado”, evaluó para IPS el economista Fernando Cardim de Carvalho, profesor retirado de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

“Sobrevivió a muchas modas dominantes en la política nacional, del desarrollismo de (expresidente Juscelino) Kubitschek (1956-1961) a la planificación autoritaria de (el general presidente Ernesto) Geisel (1974-1979) y el neoliberalismo de (el expresidente) Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), que intentó cambiar su cultura, sin lograrlo”, recordó.

Con el “desmantelamiento gradual del aparato estatal de planificación y de intervención desde el fin del régimen militar (1985)”, el BNDES quedó como “el último de los mohicanos’ capaz de formular políticas económicas en el país, aunque en campos relativamente restrictos”, sostuvo.

El Ministerio de Planificación “se redujo a una instancia de control contable de ejecución presupuestaria” y en el “proceso de erosión que demolió el sector público brasileño solo sobrevivieron dos órganos, en el área económica, el BNDES y el Banco Central”, opinó Cardim.

Pero el banco, aunque “esencial” para financiar obras de infraestructura, ya no es suficiente para las necesidades de inversiones en Brasil, que exigen mecanismos adicionales de financiación, acotó.

Su actuación depende del gobierno, “que formula estrategias más generales”. Eso llevó a un “error importante, que no es de responsabilidad del banco sino de los gobiernos que decidieron usarlo como instrumento de política anticíclica”, lamentó el economista.

Su crítica apunta a la aceleración de proyectos con recursos del Tesoro transferidos al banco, para sostener el crecimiento económico tras la crisis global de 2008. “El banco existe para promover objetivos de largo plazo, de transformación productiva” e imponerle otras funciones y la dependencia financiera del Tesoro “es un error”, concluyó.

Más contundente, Mauricio Dias David, exfuncionario del banco hasta 2009, atribuye a las “facilidades de financiación sin control” por considerarlas anticíclicas, los créditos concedidos a “muchos proyectos inconsistentes” y “elefantes blancos”, como estadios de fútbol construidos o reformados para la Copa Mundial 2014.

Antes, cuando era pequeño, el banco era “creativo y tenía capacidad crítica” que se perdió con su “crecimiento y burocratización”, según el ahora profesor de economía en la Universidad Estadal de Río de Janeiro. Sin la crítica se aprueban malos proyectos cuyos costos e incluso insolvencias estallarán más adelante, vaticinó a IPS.

Parte de uno de los barrios de la ciudad de Altamira, en el norteño estado de Pará, en la ribera del  río Xingú, que quedará bajo las aguas del embalse de la central hidroeléctrica de Belo Monte. Ese municipio amazónico es el más afectado por ese megaproyecto financiado por el BNDES. Crédito: Mario Osava/IPS
Parte de uno de los barrios de la ciudad de Altamira, en el norteño estado de Pará, en la ribera del río Xingú, que quedará bajo las aguas del embalse de la central hidroeléctrica de Belo Monte. Ese municipio amazónico es el más afectado por ese megaproyecto financiado por el BNDES. Crédito: Mario Osava/IPS

El financiamiento del BNDES se multiplicó por seis durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores, primero con Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y luego con su sucesora Dilma Rousseff.

Sus funcionarios casi se duplicaron este siglo, con 35,8 por ciento de mujeres. Son seleccionados por concurso y disfrutan de estabilidad laboral.

El potencial del banco atrae graduados en las mejores universidades, porque ofrece el “mejor empleo en una institución federal de Río de Janeiro”, según Marcelo Miterhof, asesor de la presidencia del BNDES.

El conocimiento se forma principalmente en la propia actuación del banco, en análisis de proyectos, diálogo con las empresas y con gente de distintas especializaciones, explicó el economista, con 13 años en la institución.

“Nuestros técnicos no conocen más sobre temas específicos, como energía o logística, que los órganos especializados o empresas, pero ganan visión de conjunto, sistematizan sectores, tienen la oportunidad de aprender sobre muchos temas”, destacó Miterhof a IPS.

Además hay mecanismos internos, como seminarios, grupos de discusión, el “café del conocimiento” en que expertos de fuera o de adentro exponen temas específicos,  “como energía eólica”. El intercambio de funcionarios cedidos a otras instancias del gobierno también contribuye al aprendizaje permanente.

El personal del banco y sus “pensadores” se distribuyen en 20 áreas, entre ellas las de Infraestructura, Industrial, Comercio Exterior y Ambiente, además de las estratégicas de Planificación e Investigaciones Económicas.

La difusión del conocimiento también se hace por la revista BNDES Sectorial, con ediciones semestrales y artículos de autores internos y externos.

Miterhof aclara que como banco, el BNDES no promueve el desarrollo por sí mismo, depende de la iniciativa y demandas de los clientes.

Pero a veces surgen propuestas no reactivas, como el Programa de Modernización de la Administración Tributaria, que apoya alcaldías para mejorar la gestión financiera y servicios a los ciudadanos.

Dimensión ambiental

La dimensión ambiental se incorporó gradualmente en las actividades del BNDES. Empezó en los años 70 en colaboración con las autoridades del sector. Luego se creó una gerencia para “apoyar evaluaciones de proyectos y políticas internas” del banco, un departamento en los años 90 y la actual “área” en 2009.

Con ese rango, el ambiente tiene sus representantes en los comités que seleccionan los pedidos de crédito y aprueban resoluciones y directrices, que se suman a las de otras instancias que dictan la gobernanza del banco, explicó a IPS el jefe del Departamento de Medio Ambiente, José Guilherme Cardoso.

La Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo de 1992, celebrada en Río de Janeiro, intensificó la acción ambiental del banco, que hoy responde por la gestión del Fundo Amazonia, que financia proyectos en ese bioma y promueve  iniciativas propias.

Un ejemplo es el Programa BNDES Restauración Ecológica, que destina recursos a fondo perdido para recuperar la vegetación en otros biomas, como la Mata Atlántica (bosques de la costa este que adentran el continente), el sureño de Las Pampas y el central de sabana del Cerrado.

La cuestión ambiental se extendió a variadas instancias y acciones del banco, como el Comité de Sustentabilidad y la Gerencia Socioambiental del Área de Planificación, permeando así todos los niveles de decisión, como la selección de los proyectos a financiar y la aprobación de resoluciones sobre directrices generales.

La complejidad de los temas interconectados gana cuerpo en el desarrollo territorial que el BNDES trata de promover en el área de impacto de la Central Hidroeléctrica de Belo Monte, sobre el río Xingú, involucrando la población y gobiernos locales.

Se trata de un abordaje que busca superar los fuertes conflictos que genera una obra como la construcción de una central con capacidad de 11.330 megavatios, una de las mayores del mundo, en una región pobre.

“Impresiona la movilización de la sociedad civil, ya bien organizada que participa intensamente en las reuniones plenarias”, para gestionar el plan de desarrollo local, constató Ana Maria Glória, del Área de Planificación del BNDES y que acompaña el proceso con visitas a la región.

Editado por Estrella Gutiérrez

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