Doble freno a los emprendimientos cubanos en informática

Captura en la pantalla de un teléfono móvil de la aplicación “Conoce Habana”, durante el “Seminario Internacional de Internet y Economía, perspectivas y oportunidades para el futuro cubano”, auspiciado por la Embajada de Noruega, en La Habana. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Captura en la pantalla de un teléfono móvil de la aplicación Conoce Habana, durante el seminario internacional “Internet y Economía, perspectivas y oportunidades para el futuro cubano”, auspiciado por la Embajada de Noruega en La Habana. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Cuando llegue la prometida Internet de alta velocidad, los jóvenes emprendedores cubanos que están innovando en el universo de los negocios informáticos, seguirían frenados si no se superan vacíos legales y otras limitaciones del creciente sector no estatal.

“Necesitamos muchísima Internet, al igual que cambios en la estructura de los negocios privados, como poder firmar contratos con empresas extranjeras e importar tecnología”, aseguró a IPS el joven de 25 años Pablo Rodríguez, líder del equipo que creó la popular aplicación Conoce Cuba para teléfonos inteligentes y computadoras.

Las autoridades cubanas anunciaron, sin detallar la estrategia y ni las vías para lograrlo, que masificarán Internet y entrará la banda ancha en el país con más baja conectividad de América Latina, como parte de la reforma económica, social y política del gobierno socialista que cede espacio al sector privado y vive su deshielo con Estados Unidos.

Hasta ahora la meta pública en este país de 11,2 millones de personas es que la mitad de los hogares tengan acceso a Internet en 2020 y 60 por ciento de la población cuente con teléfono móvil.

Pero proyectos como Conoce Cuba, un directorio gratuito para los usuarios que desde 2013 funciona fuera de línea, revelan otros nudos padecidos por los emprendedores locales en las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (NTIC).

En busca de legalidad, cada uno de los programadores sacó una licencia como informático privado. “Quisiéramos en realidad convertirnos en una cooperativa para tener personalidad jurídica, realizar más actuaciones como mejores contratos con empresas estatales y pagar menos impuestos”, indicó Rodríguez.

“Ser una cooperativa no agropecuaria es muy difícil. No conozco ninguna de informática que haya obtenido el permiso”, dijo, sobre por qué no presentan un proyecto a las autoridades, que en diciembre de 2013 abrieron a 47 actividades, entre ellas los servicios informáticos, esta forma económica muy extendida en el agro.

Aprobadas por el Consejo de Ministros, actualmente operan 351 cooperativas de este tipo en los sectores de la industria manufacturera (49), suministro de electricidad, gas y agua (4), construcción (61), comercio y reparación de efectos personales (130), hoteles y restaurantes (87), transporte y almacenamiento (6), servicios a empresas e inmobiliarias (6) y servicios comunales (8).

“El Ministerio de la Informática y las Comunicaciones tiene que saber la necesidad de potenciar en Cuba empresas y la economía del conocimiento”, opinó Rodríguez.

Con 201 actividades permitidas, circunscritas a algunos servicios y la producción, el trabajo privado vive un crecimiento sostenido desde su flexibilización en 2010. El país registra más de 504.600 personas en estas modalidades, de las cuales alrededor de 31 por ciento son mujeres e igual proporción jóvenes.

Algunos jóvenes participantes en la sesión de  clausura del “Seminario Internacional de Internet y Economía, perspectivas y oportunidades para el futuro cubano”, auspiciado por la Embajada de Noruega en la capital de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Algunos jóvenes participantes en la sesión de clausura del seminario internacional «Internet y Economía, perspectivas y oportunidades para el futuro cubano”, auspiciado por la Embajada de Noruega en la capital de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Nosotros generamos empleo. Tenemos una red de colaboradores que recoge información actualizada de todo el país, excepto en la provincia de Granma (en el oriente)”, explicó Rodríguez sobre el directorio, que usa el GPS (sistema de posicionamiento global)   y reúne datos útiles como dónde hospedarse o comer, centros de salud, bancos, cultura y deporte.

Quienes sí pagan por estar incluidos en el directorio “son las casas de renta (pequeños hostales privados en viviendas) y los restaurantes”, detalló el graduado de ingeniería automática. “Y ponemos mucha información necesaria del Estado, sin cobrar por ello”, amplió sobre el producto que mantiene además un sitio digital y un blog, con más de 1.000 visitas diarias cada uno.[pullquote]1[/pullquote]

Innovadores como Rodríguez, funcionarios, activistas, especialistas, ejecutivos de empresas estatales e inversionistas extranjeros, participaron en el seminario “Internet y economía: perspectivas y oportunidades para el futuro cubano”, una iniciativa de los blogueros cubanos Taylor Torres y Norges Rodríguez que se celebró el 1 y 2 de octubre.

Ambos activistas contaron con el apoyo de la Embajada de Noruega en La Habana, que en su opinión mantiene un “sólido trabajo de colaboración con el gobierno y la sociedad civil”. Los debates sucedieron en el lobby de esta misión, algo inusual en el cuerpo diplomático porque suele ser visto como intromisión en los asuntos internos.

Los jóvenes blogueros reunieron a 80 ponentes y participantes de Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, México, Noruega y Portugal, además del país anfitrión, para mostrar “los beneficios en la economía que genera el acceso a Internet y el desarrollo de las NTIC”, que proponen ser considerados por la reforma cubana.

Compartieron experiencias de masificación de las NTIC en Colombia, teletrabajo, la innovación para crear empleos locales, uso de estas tecnologías en el desarrollo rural y turismo, cómo incorporar Internet en las pequeñas y medianas empresas y las universidades virtuales, que serán recogidas en un cuaderno y disco DVD.

También hubo espacio para presentar iniciativas como A la Mesa, un directorio local de restaurantes diseñado por el joven Yondainer Gutiérrez, que bracean en el limitado campo de la informática en una sociedad desconectada y un sector no estatal sin opciones para la gran masa de profesionales de la nación.

Solo la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) ha formado 13.500 jóvenes en la programación (software).

“Quisiera tener la posibilidad legal de montar mi empresa en Cuba. Pondría un cartel bien grande con el rótulo de Grupo Vivalco para hacer contrataciones con empresas turísticas y el sector de la educación. Yo no necesito irme para otro país”, confesó a IPS el informático Abelardo Ascencio, de 28 años, que estudió en la UCI y participó en el seminario.[related_articles]

Su caso es complejo porque cae en el limbo legal de los programadores que trabajan desde aquí para empresas en el extranjero. Además de las pocas conexiones de banda ancha, los jóvenes que siguen esta alternativa carecen de mecanismos legales para poder exportar sus servicios, aunque dicen ser tolerados por las autoridades.

Ascencio y tres amigos fundaron Vivalco en Cuba, que con altas y bajas desarrolla desde 2011 aplicaciones para páginas web y el sistema Android, y la arquitectura de redes para clientes cubanos y extranjeros. Ahora es el único que queda en el país, mientras sus amigos emigraron e intentan patentar su creación fuera.

“Queríamos legalizar la empresa en Cuba pero las leyes no nos permiten desplegar el proyecto. Ahora funcionamos de manera transnacional, conectados por Internet como muchas de las empresas de NTIC en el mundo”, detalló el informático, que mantiene un empleo estatal y percibe un salario que no le alcanza para vivir.

Pese a las brechas de conectividad, “el empresario privado cubano en estos primeros años del nuevo siglo, ha sabido poner las NTIC a su disposición para añadir valor al producto o servicio que oferta, con una agilidad y flexibilidad envidiables”, valoró el profesor Lázaro J. Blanco, en un artículo escrito para el seminario.

El investigador de la Universidad de La Habana instó en el texto a las autoridades junto a la empresa estatal y privada, a trabajar para que estas tecnologías, “y particularmente Internet, funcionen como una verdadera fuerza productiva, generadora de valor y eliminadora del burocratismo, ineficacia e ineficiencia”.

Editado por Estrella Gutiérrez

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