Agricultoras le hacen frente al cambio climático en el Caribe

Krystal Cox, es una médica de 32 años que decidió dedicarse a la hacienda familiar en Santa Lucía. Ella ha sido testigo de primera mano de los efectos del cambio climático en la agricultura, algo de lo que no se habla mucho y que requiere más recursos. Crédito: Desmond Brown/IPS.
Krystal Cox, es una médica de 32 años que decidió dedicarse a la hacienda familiar en Santa Lucía. Ella ha sido testigo de primera mano de los efectos del cambio climático en la agricultura, algo de lo que no se habla mucho y que requiere más recursos. Crédito: Desmond Brown/IPS.

En el Caribe, muchas mujeres se encuentran al frente de la lucha contra los efectos del cambio climático. Krystal Cox, médica como sus dos hermanas, decidió trabajar en la hacienda de su padre y hacer frente a amenazas distintas a las enfermedades que trata su profesión.

Cox, de 32 años, ha vivido siempre en la finca familiar del occidente de Santa Lucía y ha visto con sus propios ojos los efectos del cambio climático, algo que describe como un “asunto serio” del que la gente no habla lo suficiente y que requiere más recursos.

“Este año, hubo una sequía muy brava y había muchos cultivos y ninguna irrigación en el área donde estaban plantados”, indicó la joven que vive en una zona rural del distrito de Anse La Raye, cerca de su capital del mismo nombre, en esta pequeña isla del barlovento caribeño.

“Cuando nos dimos cuenta de la gravedad de la sequía, hicimos todo lo posible para instalar irrigación en la hacienda, una iniciativa muy cara. Me pregunto cómo hacen los pequeños agricultores. No pueden estar tanto tiempo sin producir”, remarcó.

“Hay un río que corre en el límite de nuestra propiedad y nunca lo había visto con un caudal tan bajo, lo que es un problema porque no podemos bombear agua, por supuesto, la gente la necesita”, explicó.

“Fui la que tuve la mente lo suficientemente abierta para dedicarme a la agricultura y ensuciarme las manos. Hago lo mismo que hacen mis trabajadores, además de administrar la hacienda”, apuntó Cox.

“Cuando comencé a trabajar, mi padre me especificó que quería que entendiera lo que vivían los trabajadores, no solo que fuera comprensiva con ellos, sino que comprendiera lo que implicaba el trabajo”, precisó.

“Si una mujer me dice que no puede cargar una caja, pero la tengo que trasladar para empaquetar, si no tengo experiencia levantando la caja, no comprenderé por qué no la puede levantar. Es importante que entienda cada función” ejemplificó Cox.

Ella dice que se encargará de la hacienda cuando su padre se retire, pero por ahora sigue aprendiendo.

“Planté, coseché papas y tomates, trabajé en los invernaderos, manejo mi propio tractor, laboro la tierra y conduzco mis propios camiones, además de hacer entregas en los supermercados”, añadió.

“No podemos comer a menos que plantemos, y no glorificarlo ni ponerlo en un sitial de respeto ni respetar a quien labora, generará muchos inconvenientes, en especial económicos”, observó.

La directora de la Red de Agricultores del Caribe (CaFAN, en inglés), Pamela Thomas, dijo que hay recursos económicos para ayudarlos, pero acceder a ellos puede resultar difícil.

“Cuando un agricultor va a pedir un préstamo al banco, u otra institución financiera, primero, no puede usar su granja como garantía porque no tiene seguro agrario. Entonces le pueden pedir que ponga su propiedad como garantía, y eso implica un alto riesgo porque no es solo suya, sino a toda la familia”, explicó

CaFAN, que representa a agricultores en los 15 países de la Comunidad del Caribe (Caricom), fue creada por organizaciones agrarias del Caribe en 2002, con el mandato de representar a sus miembros y crear programas y proyectos de desarrollo destinados a mejorar el sustento y colaborar con otros actores del sector y obtener ventajas estratégicas para los agricultores.

Thomas señaló que las consecuencias del cambio climático aumentan el gasto de los agricultores, pero estos tienen serias dificultades para conseguir fondos. Además, muchos de ellos no llevan buenos registros, lo que complica la situación.

“Hay opciones de financiación, pero tienen sus complejidades”, precisó.[related_articles]

“Tienes que poder escribir el proyecto y redactar informes para conseguir fondos. Cuando se trata de filtrar y llegar a un agricultor promedio, no se da”, acotó.

La agricultura y el uso de la tierra serán asuntos fundamentales en las negociaciones de la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que comenzó el 30 de noviembre en París y se extenderá hasta el 11 de este mes.

La empresaria y defensora de la justicia de género Una May Gordon dijo que los efectos adversos del cambio climático afectan particularmente a las mujeres, pero señaló que sus capacidades y conocimientos únicos sobre gestión ambiental y desarrollo pueden resultar beneficiosos para los esfuerzos de adaptación.

“No es el que debería ser, pero el reconocimiento del papel que desempeñan las mujeres en la adaptación, tanto a escala comunitaria como en la implementación de las posibilidades de adaptación, es mucho mayor”, planteó a IPS.

“Las mujeres, a escala comunitaria, probablemente sean jefas de hogar y, como tal, tienen más probabilidades de encontrarse en situación vulnerable frente al cambio climático. Son las proveedoras, las que alimentan y necesitan ser tratadas como tal”, puntualizó

“En el sector pesquero, una de las cosas que se saben poco es que las mujeres son muy vulnerables. Son las dueñas de los barcos, las inversoras, las que poseen los aparejos, y como los hombres son los que se adentran al mar, la gente suele considerarlos como más vulnerables, pero sin barco ni infraestructura ni equipos no tienes pesca”, explicó Gordon.

El reconocimiento de la especial relación entre mujeres y recalentamiento planetario avanzó mucho, y “las campesinas ahora tienen voz en el discurso sobre cambio climático”, opinó.

Durante años, numerosas agencias internacionales destacaron que la retórica sobre cambio climático no prestaba la suficiente atención a las mujeres, ya sea en proyectos locales como en las negociaciones internacionales, y que ellas son incapaces de alzar la voz para expresar sus asuntos específicos, a pesar de que el recalentamiento planetario las afecta de modo diferente que los hombres.

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