Prueba nuclear de Corea del Norte sin sanciones, por ahora

El Consejo de Seguridad de la ONU no adoptó medidas contra Corea del Norte tras su prueba nuclear del 6 de enero. Crédito: Bomoon Lee/IPS
El Consejo de Seguridad de la ONU no adoptó medidas contra Corea del Norte tras su prueba nuclear del 6 de enero. Crédito: Bomoon Lee/IPS

La última prueba nuclear que realizó Corea del Norte, el 6 de este mes, no tuvo sanciones ni una resolución contraria del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a diferencia de lo que ocurrió en el pasado.

Cuando el Consejo de Seguridad le impuso sanciones a Pyongyang inmediatamente después de su primera prueba nuclear en 2006, el gobierno norcoreano calificó de “acto de guerra” a la medida punitiva.[pullquote]3[/pullquote]

El embajador norcoreano Pak Gil Yon, visiblemente enojado, abandonó la sala de la ONU y declaró que la resolución fue un acto «gangsteril» de los 15 Estados miembros del Consejo.

Hasta la fecha, Corea del Norte realizó cuatro pruebas nucleares – en 2006, 2009, 2013 y 2016 – , todas ellas en desafío a la comunidad internacional.

«Este fue un acto de desestabilización que viola las resoluciones del Consejo de Seguridad y pone en peligro la seguridad colectiva», declaró el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

La representante de Estados Unidos ante el foro mundial, Samantha Power, afirmó que Corea del Norte es el único país que ensayó un arma nuclear en el siglo XXI, y no solo una vez, sino cuatro.

«También es el único país del mundo que amenaza habitualmente a otros Estados miembros de la ONU con ataques nucleares», aseguró.

El embajador de Gran Bretaña, Matthew Rycroft, informó a los medios de comunicación que la ONU adoptará una resolución sobre el asunto. «Vamos a trabajar con los demás en una resolución sobre nuevas sanciones», indicó.

Pero a pesar de las amenazas contra Corea del Norte, el Consejo de Seguridad sigue sin novedades dos semanas después de la prueba nuclear, principalmente debido a la oposición de China a las sanciones.

Lo único que hizo el Consejo de Seguridad fue condenar por unanimidad la prueba, a la que consideró «una clara violación de las resoluciones (pasadas)… y del régimen de no proliferación» nuclear.

Es sabido que las sanciones de la ONU tienen consecuencias concretas. No ocurre lo mismo con sus resoluciones.

En el pasado las sanciones contra Corea del Norte afectaron en su mayoría el intercambio comercial y militar, además de la inclusión de varias empresas y personas en una lista negra.

Estados Unidos y sus aliados industrializados, conocidos por su doble discurso, están más que dispuestos a perseguir a Irán – a pesar de que Teherán asegura que su objetivo es la energía nuclear y no las armas nucleares – pero aceptan que Israel sea una potencia nuclear en Medio Oriente.

La oposición a Corea del Norte ha sido menos enérgica ya que sus armas nucleares no son una amenaza para Israel.

Pyongyang señaló que existe un hecho que posiblemente haya facilitado la invasión de Afganistán e Iraq y el derrocamiento del líder libio Muammar Gadafi (1969-2011), el que ninguno de estos países tuviera armas nucleares.

«Y es por eso que nunca renunciaremos a las nuestras», habría dicho un diplomático norcoreano.

«Es de hipócritas seguir sancionando a Corea del Norte, cuando hemos saboteado tantas de las negociaciones de paz con ellos a través de los años”, argumentó la estadounidense Alice Slater, asesora de la Fundación por la Paz en la Era Nuclear.

“Seguimos insistiendo en nuestro derecho de tener poder de disuasión nuclear y de mejorarlo y ofrecer su protección a nuestra alianza, a países como Japón, Australia y Corea del Sur, así como a los Estados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte«, añadió.

«Creo que Corea del Norte la está utilizando como ‘elemento de disuasión’ para llamar nuestra atención a la reanudación de las negociaciones por una solución a la guerra de Corea, que terminó en 1953 solamente con un armisticio y 30.000 soldados estadounidenses todavía estacionados allí, así como para acabar con las sanciones paralizantes que han empobrecido a su nación», dijo.

«No creo que las resoluciones de la ONU tengan sentido. ¿Qué pasa con la resolución… para impedir la carrera de armamentos en el espacio, presentada por Rusia y China y que Estados Unidos bloquea, y la necesidad de restablecer el Tratado sobre Misiles Antibalísticos para que (Washington y Moscú) negocien en serio el desarme nuclear que incluirá a todos los demás, también a Corea del Norte?”, cuestionó Slater.[related_articles]

John Hallam, activista de la organización australiana Personas por el Desarme Nuclear, también duda de la eficacia de las resoluciones del foro mundial.

“Si fuera alguno de los delegados en el Consejo de Seguridad desconfiaría de la probable eficacia de una resolución. ¿Cuáles serán los mecanismos para aplicarla, además de los que ya se usaron hasta el momento y sin éxito?», se preguntó.

«El Consejo de Seguridad debe indagar a sus propios miembros que tienen enormes programas de renovación de sus propias fuerzas de disuasión nuclear… con una potencia decenas de miles de veces superior a la de Corea del Norte y cuya existencia pone efectivamente en peligro a los seres humanos como especie», advirtió.

Depende mucho de cómo esté redactada la resolución del Consejo de Seguridad, así como de sus mecanismos de aplicación, destacó.

«Sin embargo, mi primera impresión instintiva es que nada va a disuadir a Corea del Norte de realizar nuevos ensayos. La probabilidad de que haya más pruebas y ensayos de misiles es muy alta, y ni la acción del Consejo de Seguridad ni las medidas que adopten los miembros individuales harán la más mínima diferencia», opinó Hallam.

«Cuanto más tiempo sigamos modernizando y aferrándonos a nuestros arsenales nucleares y promoviendo una política de disuasión nuclear que prometa amenazas catastróficas de represalia nuclear si somos atacados, entonces más países querrán conseguir su propia ‘disuasión’, así como lo hizo Corea del Norte», escribió Slater en la revista estadounidense Counterpunch.

«Es revelador que, al mismo tiempo que negociamos el acuerdo con Irán para frenar su programa nuclear ‘pacífico’… prometimos reactores nucleares ‘pacíficos’ a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, para que ellos también tengan su bomba en el sótano», añadió.

«A Corea del Norte no se le puede haber pasado por alto que una vez que cesó el programa nuclear (del derrocado presidente de Iraq) Saddam Hussein tras la primera guerra del Golfo, y que… Gadafi renunció voluntariamente a su programa de armas nucleares, uno terminó muerto en un hoyo en la tierra y el otro en una tubería de desagüe», argumentó.

La única manera de controlar la propagación de la amenaza nuclear es que Estados Unidos y los demás países con capacidad bélica nuclear – China, India, Francia, Gran Bretaña, Israel, Pakistán y Rusia – renuncien a sus armas nucleares y negocien un tratado para su abolición bajo estricta supervisión internacional, recomendó.

«Lamentablemente, eso no sucederá hasta que los dos gigantes nucleares en la mesa, Estados Unidos y Rusia, que ahora tienen 15.000 de las 16.000 armas nucleares del planeta, accedan a hacerlo», concluyó Slater.

Traducido por Álvaro Queiruga

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