Comunidades LGBT quedan sin voz en iniciativas contra el VIH/sida

Organizaciones LGBT quedaorn fuera de la reunión de alto nivel para poner fin al sida de 2016. Crédito: Jorge Luis Baños/ IPS.
Organizaciones LGBT quedaorn fuera de la reunión de alto nivel para poner fin al sida de 2016. Crédito: Jorge Luis Baños/ IPS.

Los tratamientos contra el VIH/sida aumentaron y mejoraron, pero algunas poblaciones clave, como las comunidades de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT), siguen excluidas.

En un informe publicado antes de la reunión de alto nivel para poner fin al sida, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) señala que hubo un aumento en el acceso a las terapias antirretrovirales en 160 países.

Pero también recordó que es necesario redoblar los esfuerzos para reducir y prevenir el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), porque hay muchos sectores sociales considerados clave que todavía permanecen al margen.

En América del Norte y central y en Europa occidental, los hombres que tienen relaciones con hombres representan casi 50 por ciento de las nuevas infecciones de VIH. En América Latina y el Caribe, la proporción es de 30 por ciento.

El VIH/sida también afecta de forma desproporcionada a las mujeres transgénero. Según el Grupo Internacional de Referencia sobre Mujeres Transgénero y VIH/sida (IRGT, en inglés), 19 por ciento de ellas son portadoras del virus y tienen 49 veces más probabilidades de contagiarse que otros adultos no transgénero.

Además, las personas LGBT también sufren “discriminación, estigma violento y exclusión social, lo que limita su acceso a los servicios esenciales contra el VIH”, dijo a IPS la directora de políticas de la Coalición para la Salud de las Mujeres (IWHC, en inglés), Shannon Kowalski.

La permanente exclusión de las comunidades LGBT de las respuestas contra la enfermedad en el mundo concentró la atención del foro mundial.

Rusia, junto con la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), que reúne a 57 países que incluyen a Arabia Saudita y Egipto, prohibieron que 11 instituciones LGBT participaran en la reunión de alto nivel, que se realizará del 8 al 10 de este mes en Nueva York.

“Nos indigna la exclusión de organizaciones LGBT y, en particular, la de organizaciones trans y nuestras aliadas”, remarcó uno de los directores de Acción Global por la Igualdad Trans (GATE, en inglés) y de IRGT, Mauro Cabral, en diálogo con IPS.

La exclusión de participantes transgénero nos “condena, nos deja en silencio”; GATE fue una de las organizaciones que quedó fuera del encuentro, añadió.

Asimismo, Kowalski comentó que la medida fue “extremadamente frustrante. Realmente parece un intento descarado de negar la realidad”.

El director ejecutivo de Pangaea, Ben Plumley, se mostró especialmente preocupado de que la Asamblea General se arrogue el derecho de excluir a una organización de la sociedad civil de cualquier país sin motivo alguno.

“Fue una medida trágica y retrógrada y establece un precedente perturbador”, se lamentó en diálogo con IPS.

IWHC y Pangaea son dos de las organizaciones de la sociedad civil que enviaron una carta al presidente de la Asamblea General, Mogens Lykketoft, en la que expresan su “profunda indignación” con la medida.

“Al excluir a organizaciones, la Asamblea General emite un mensaje terrible al mundo de que está dispuesta a dejar que la discriminación y el prejuicio obstaculicen nuestros esfuerzos colectivos para poner fin al sida”, señala la carta.

“También muestra un desprecio por las comunidades más afectadas por el VIH y las intenciones de los estados miembro de debilitar el resultado de la reunión de alto nivel mediante exclusión y la consiguiente omisión”, prosigue.

Al ser consultado sobre si se lograría alcanzar el objetivo de 90-90-90, Plumley dijo a IPS que la exclusión de comunidades clave y LGBT “garantiza” que no se alcanzarán las metas.

Onusida creó una estrategia para acelerar la reducción del VIH/sida para 2020 que implica que 90 por ciento de las personas con el virus conozcan su condición, que 90 por ciento de quienes la conocen accedan a un tratamiento adecuado y que 90 por ciento de las personas que reciben antirretrovirales disminuyan la carga del virus en su organismo.

De esa forma se intenta poner fin a la epidemia para 2030, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

“En vez de concentrarse en los recursos para las próximas décadas para controlar la epidemia, tenemos que retroceder y pelear por cuestiones básicas de derechos humanos”, se lamentó Plumley.

“Es hora de liderazgo, no de temor”, prosiguió.

Cabral urgió a la ONU a incluir las voces de las comunidades afectadas para que den su propia perspectiva y tengan una “participación significativa” y poder de decisión.

Lykketoft dijo que la decisión no está en sus manos, pero Kowalski dijo a IPS que puede hacer muchas cosas, como incluir a representantes de LGBT como panelistas en la reunión de alto nivel y crear espacios específicos para discutir los derechos de esa comunidad.

Algo de eso se hizo, pero Kowalski opinó que deben aumentar, continuar y ampliarse las conversaciones inclusivas.

Cabral subrayó la necesidad de que la ONU asuma un papel destacado en el acopio de datos sobre las poblaciones LGBT afectadas por el VIH/sida para mejorar la asignación de recursos y que estos lleguen a quienes más los necesitan.

Pero señaló que la inclusión de personas transgénero en política y en los procesos de decisión a escala internacional depende del lugar que ocupen en la sociedad.[related_articles]

“Si vivimos en un mundo que nos persigue, nos golpea y nos mata es muy difícil pensar que las organizaciones internacionales vayan a tener una política revolucionaria”, dijo Cabral a IPS.

Cabral, Plumley y Kowalski subrayaron la necesidad de que los gobiernos prioricen la inclusión de la comunidad LGBT en los esfuerzos de prevención del VIH/sida.

“Los gobiernos deben hacer frente a los hechos y tomar medidas y responder a las realidades de la vida de las personas”, puntualizó Kowalski.

Las terapias antirretrovirales superan el objetivo

En los últimos dos años, el número de personas con VIH que reciben antirretrovirales aumentó a 17 millones de personas, dos millones más que el objetivo fijado por la Declaración política sobre VIH y Sida de 15 millones para 2015.

En las regiones más afectadas del mundo, como África oriental y austral, el número de personas que reciben tratamiento aumentó a más del doble, de 24 por ciento, en 2010, a 54 por ciento, en 2015.

El número de personas en tratamiento disminuyó las muertes relacionadas con el VIH/sida en 43 por ciento en todo el mundo.

“Mejora la conciencia sobre el potencial de las terapias antirreotrivrales”, destacó el director ejecutivo de Onusida, Michel Sidibé, con motivo del lanzamiento del informe de la agencia.

“Insto a todos los países a aprovechar la oportunidad de acelerar la prevención del VIH y los programas de tratamiento par poner fin a la epidemia del sida para 2030”, continuó.

Sin embargo, Sidibé reconoció los obstáculos que afrontan algunos sectores, como las comunidades LGBT.

Traducido por Verónica Firme

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