Todos Santos, la última frontera inmobiliaria en México

Erosión en la playa de Punta Lobos, por el hotel en construcción, que afecta a los pescadores de Todos Santos. Crédito: Cortesía de Truth Santos
Erosión en la playa de Punta Lobos, por el hotel en construcción, que afecta a los pescadores de Todos Santos. Crédito: Cortesía de Truth Santos

En este pueblo hay solo un semáforo y no funciona. Las calles pavimentadas deben barrerse cada día para evitar que el polvo desértico sepulte el asfalto. Es una localidad de 5.000 habitantes, en la costa del Pacífico de la península de Baja California, en el extremo noroccidental de México.

Un sitio internacionalmente conocido a partir de un mito: aquí se encuentra el Hotel California, aquel que inspiró la canción del grupo Eagles en los 70. Es un lugar frecuentado por extranjeros (la mayoría de Estados Unidos y Canadá) atraídos por su ambiente bohemio y el paisaje desértico a la orilla del mar, y donde conviven tres poblaciones: los nativos, los visitantes y los fuereños que se asentaron.

El pueblo fue fundado por misioneros jesuitas en el siglo XVIII, en una zona fértil de la desértica Baja California Sur, uno de los dos estados que se reparten actualmente la península de Baja California.

Durante la intervención estadounidense en México, en 1846, fue refugio de rebeldes y la última población de la península en ser ocupada. Después de los tratados de Guadalupe Hidalgo, permaneció como territorio mexicano. En el lugar se levantaron ingenios azucareros y su actividad principal en el siglo XX fue la agricultura, pero la escasez de agua hizo que poco a poco se fuera convirtiendo en un pueblo que vive de la pesca y el turismo.

Hoy, en playa Punta Lobos, la más cercana al centro de Todos Santos, trabajan dos cooperativas de pescadores. Esta es la única playa en kilómetros a la redonda en donde el recio oleaje del Pacífico permite entrar y salir del mar a sus lanchas.

“De aquí dependen muchas familias”, dice Vicente, quien ha trabajado aquí 47 años. Por las mañanas sale a pescar para luego vender: sierra, huachinango (Lutjanus campechanus), pargo, caballa, jurel; como lo ha hecho su familia por cuatro generaciones.

Pero la imagen de pueblito pesquero comenzó a cambiar hace dos años, cuando en Punta Lobos inició la construcción del hotel boutique San Cristobal y con él, la primera etapa de un proyecto mayor: Tres Santos, un mega desarrollo inmobiliario de segundas casas para extranjeros que triplicará el tamaño de Todos Santos.

MIRA Companies, compañía mexicana con capital estadounidense a cargo del proyecto, invertirá 6.000 millones de pesos (325 millones de dólares) en el mega desarrollo, que podría albergar a más de 60.000 habitantes, 12 veces la población actual de Todos Santos.

«This is our last frontier (Ésta es nuestra última frontera)», comenta una norteamericana que vive desde hace 10 años en su casa de descanso a la orilla del océano Pacífico en este pequeño pueblo sudcaliforniano ubicado a más de 1.700 700 kilómetros al norte de Ciudad de México.

Megadesarrollo en medio del desierto

Tres Santos está dirigido a un público extranjero que quiere una casa a orillas del mar, lejos de los grandes hoteles de Los Cabos. Promociona un estilo de vida ecológico, económicamente sustentable, holístico y de bienestar.

Pero lo que MIRA Companies proyecta es una zona habitacional y turística de 414 hectáreas, que incluirá: 4.470 casas, un plantel de la estadounidense Universidad Estatal de Colorado (CSU), áreas comerciales, huertos orgánicos, tres hoteles boutique, una granja, un club de nado privado y hasta una planta desalinizadora.

Muro rompeolas y hotel San Cristóbal en Playa de Lobos. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página
Muro rompeolas y hotel San Cristóbal en Playa de Lobos. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

Shannon Gillespe, jefe de ventas de Tres Santos, dice que MIRA realizó investigaciones de mercado para determinar cuál debía ser el enfoque de su proyecto. «Era evidente que había una necesidad de algún tipo de alternativa a las comunidades turísticas, con campo de golf, cerradas. Ese es un enorme mercado en México. Pero hay personas que quieren algo diferente: sentirse bienvenidos por la comunidad, aprender cómo es, integrarse a ella».

No ha sido así. Tres Santos desató una controversia entre los todosanteños -nativos y extranjeros-, desde la presentación pública del proyecto, en julio de 2013. A pesar de la oposición, el proyecto fue aprobado cinco meses más tarde por el entonces delegado estatal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), José Carlos Cota Osuna.

Las obras de construcción iniciaron y, en marzo de 2015, la tensión entre los pobladores y la empresa aumentó cuando medios locales revelaron que MIRA había roto una de sus promesas a la comunidad: no utilizar el agua del municipio de La Paz y construir una planta desalinizadora para generar su propio suministro de agua. Incluso, la empresa había admitido que la zona padece de un «severo déficit de agua», en un reporte de factibilidad de 2012.

Todos Santos está sobre un acuífero que en años recientes ha presentado déficit. Un análisis de datos de la Comisión Nacional del Agua realizado por la iniciativa civil Cartocrítica, señala que se extraen ilegalmente 37 litros por segundo de agua subterránea de este acuífero.

El entonces titular del Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de La Paz, Héctor García González, reconoció que el desarrollo había pagado derechos de conexión a la red de agua potable municipal. Meses después, la empresa aceptó que lo había hecho para la primera parte del proyecto.

El despojo

Antes de ser presentado o aprobado el proyecto de Tres Santos, en diciembre de 2011, la Semarnat otorgó la concesión de playa Punta Lobos a FRBC-Todos Santos (sociedad creada por MIRA Companies) sin considerar que dos cooperativas pesqueras tenían concesiones en la misma zona.

Ariel Ruiz, presidente de la cooperativa Punta Lobos, explica explica que, en 2014, cuando revisaron las coordenadas de las concesiones de los pescadores, se percataron de que una está en la punta de un risco y otra en medio del mar. En ese entonces, el mismo delegado de la Semarnat que autorizó el proyecto de Tres Santos, Cota Osuna, argumentó que se trató de un error de medición y que las cooperativas y la empresa debían llegar a un acuerdo.

El pescador Francisco Javier Torres, de la cooperativa Punta Lobos. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página
El pescador Francisco Javier Torres, de la cooperativa Punta Lobos. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

«La naturaleza cobra lo que es suyo», dice Francisco Javier Torres, de 41 años y 25 de pescador. «Lo bonito que tenía nuestra playa era la entrada, los mangles, todo el estero. Todo eso que teníamos ya lo quitaron, pusieron el pinche hotel ahí para… para tapar todo esto»,

En septiembre de 2015, cuando la tormenta tropical Linda se formó en el Pacífico, la marea subió tanto en Punta Lobos que la playa desapareció. La empresa dijo que fue una marea irregular y que su interés no es despojar a los pescadores de la playa. En los hechos, el área de pesca ha sido reducida y varios pescadores afirman que, desde que se construyó el hotel, las marejadas son recurrentes.

«¿A qué más nos podríamos dedicar? ¿Trabajar en el hotel? ¿Cuánto nos pueden pagar por andar ahí de velador? Aquí del mar sí sale para estar bien con la familia y vivir bien, pasarla bien. Es muy difícil buscar un trabajo, tantos años aquí y de repente de un día para otro… Es muy difícil. No estamos de acuerdo. No queremos dejar nuestro trabajo. Por eso estamos luchando para que no nos afecte a fondo todo esto, aunque nos está afectando ya», dice Francisco Javier.

La resistencia

La marejada terminó de detonar el conflicto entre población y empresa. En el camino a la playa en donde se construye el hotel San Cristobal, pescadores y habitantes de Todos Santos han instalado en dos ocasiones un plantón. Piden que se respete su derecho histórico de ocupación de la playa.

El 29 de octubre de 2015, montaron un primer campamento. Luego tuvieron varias reuniones con autoridades y empresa para exponer sus denuncias. Hasta el 21 de enero de 2016, cuando cuatro miembros de la mesa directiva de la cooperativa Punta Lobos firmaron un convenio con MIRA sin informar previamente a los asociados, lo que provocó que los removieran de su cargo y desconocieran los acuerdos.

«Se le preguntó a la mesa directiva y a la gente que llegó del gobierno que si tenían algún acercamiento o si el gobierno tenía información sobre algún tipo de arreglo, y lo negaron. Al día siguiente dan a conocer el acuerdo que celebraron, donde el funcionario que negó que hubiera habido algún acercamiento firmó como testigo. Imagínate la podredumbre”, dice Ariel Ruiz.

El 23 de enero, activistas convocaron a una marcha en contra de Tres Santos. La respuesta sorprendió a los organizadores: más de 300 personas se manifestaron. Ese mismo día, durante el Festival de Música de Todos Santos Peter Buck, músico estadounidense, exguitarrista de R.E.M, invitó a los asistentes a organizarse y defender su pueblo de «políticos corruptos y desarrolladores voraces». Cinco días más tarde, salió de México bajo supuestas amenazas de deportación.

Para Javier Barrios, director de MIRA, quienes se oponen a Tres Santos son «instigadores». El 15 de diciembre de 2015, la empresa presentó una demanda por el delito de despojo y asociación delictuosa en contra de cinco personas que apoyaban a los pescadores con el campamento en el camino a la playa.

“Después de meses de diálogo con los pescadores y otras partes interesadas, se hizo evidente que estos cinco instigadores (ninguno de los cuales es pescador) no iban a ceder”, respondió, vía correo electrónico.

Ricardo Madrazo y Jamie Sechrist, documentalistas demandados por MIRA, aseguran que la empresa mostró su verdadera cara el 2 de febrero, cuando policías federales y miembros de la Policía Municipal desalojaron el campamento. La grabación que realizaron aquél día muestra la discusión entre oficiales y pescadores, y decenas de antimotines golpeando sus escudos avanzando hacia la zona del plantón, que finalmente retiraron.

Centro de Investigación de la estadounidense Universidad Estatal de Colorado en Todos Santos. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página
Centro de Investigación de la estadounidense Universidad Estatal de Colorado en Todos Santos. Crédito: Celia Guerrero/Pie de Página

El secretario de gobierno, Álvaro de la Peña, declaró en esos días que el operativo se realizó porque los pescadores bloqueaban una vía pública; ellos afirman que el camino estaba abierto, excepto para camiones de la construcción. Y el director de la empresa, de plano le echó la bolita al gobierno del estado, que “de forma autónoma tomó la decisión de retirar a los manifestantes”.

Para este reportaje se solicitó la versión del gobierno de Baja California Sur a través del subsecretario general, Esteban Beltrán Cota, representante del ejecutivo en la negociaciones entre pescadores y empresa; y del secretario de desarrollo económico, medio ambiente y recursos naturales, Rodrigo Guerrero Rivas; pero hasta la publicación del reportaje no hubo respuesta.

Depredador disfrazado

Desde la residencia de estudiantes de la Universidad Estatal de Colorado (CSU) se pueden ver cruces y adornos florales típicos de los panteones mexicanos. Se trata del centro de investigación de la CSU en Todos Santos, el segundo campus de una universidad estadounidense en territorio mexicano y que fue construido como parte del desarrollo Tres Santos.

La CSU, una institución reconocida por sus programas de investigación en ciencias medioambientales, ha sido fuertemente criticada por su asociación con MIRA, quien donó cinco hectáreas y los edificios del centro que se encuentra justo a un costado del panteón del pueblo.

La presencia de la CSU en Tres Santos ha sido bien capitalizada por la empresa. El director de MIRA promueve el proyecto como algo innovador que, en lugar de tener un campo de golf, tendrá un centro dedicado a la investigación del agua y de la agricultura. Sin embargo, utilizar lo que medios norteamericanos califican como “greenwashing” o “green marketing” (percepción de promover políticas ambientalmente responsables), no ha servido para mitigar las críticas al proyecto, al que activistas califican como un depredador disfrazado.

Leticia Maldonado, exalumna y presidenta de la Organización de Estudiantes Latinoamericanos de la CSU, visitó hace dos años Todos Santos para conocer el nuevo centro. «La comunidad nos dijo muy claramente: ya no queremos más desarrollos, están acabando con nuestra tierra, están acabando con nuestra agua, están invadiendo nuestras comunidades […] Todo lo que ellos [los representantes de MIRA] decían encajaba: ‘esto va a ser orgánico, va a ser sustentable’. La onda súper hippie, pero imperialista», dice Maldonado.

A pesar de que presentó un reporte de inconformidades a la Junta de Gobernadores de la universidad, la sociedad de CSU con MIRA continuó y el plantel fue inaugurado en enero de 2016.

Pero, ¿por qué una universidad pública estadounidense con perfil medioambientalista recibe un centro de investigación como regalo de una empresa que tiene un proyecto criticado por sus consecuencias medioambientales? La respuesta es que la donación fue ideada por un poderoso grupo inversionista estadounidense basado en Denver, Colorado, el cual es fundador e impulsor económico de MIRA Companies: Black Creek.

Localización de Todos Santos en la península de Baja California y dimensión del proyecto Tres Santos. Crédito: Cortesía de Salvemos Punta Lobos
Localización de Todos Santos en la península de Baja California y dimensión del proyecto Tres Santos. Crédito: Cortesía de Salvemos Punta Lobos

McKenzie Campbell, directora del Centro de CSU en Todos Santos, confirmó que las negociaciones de la donación se dieron entre el directivo universitario, Tony Frank, y el directivo de Black Creek, Jim Mulvihill.

La influencia de Black Creek parece no detenerse en la frontera. El grupo ha sido ligado al expresidente Carlos Salinas de Gortari, a través de su cuñado, Jerónimo Gerad Rivero, quien preside otra de las compañías creadas por los inversionistas: México Retail Properties, la cual es señalada por usar influencias políticas para conseguir permisos de construcción en una zona arqueológica de Valle de Bravo, Estado de México.

¿Migración invertida?

¿Es casualidad que un proyecto de segundas casas para extranjeros como Tres Santos haya sido planeado en la península de Baja California?

No, si se considera que sus dos estados suman el mayor porcentaje de estadounidenses residentes en México.

Pero hay otros factores. Según los reportes del Centro Hispano Pew, la tendencia migratoria (de sur a norte) entre México y Estados Unidos ha cambiado a partir de 2007: «El flujo migratorio neto de México hacia Estados Unidos se ha detenido y puede haberse invertido (…) El punto muerto parece ser el resultado de diversos factores, entre ellos el debilitamiento del mercado laboral y de la construcción de viviendas en EE.UU».

La última crisis económica de Estados Unidos colocó a Baja California en la mira de inversionistas inmobiliarios que ofrecen el full-time dream vacation o casas de retiro para norteamericanos en México, pues mientras una residencia en la costa de California, Estados Unidos, puede costar hasta un millón de dólares, una en Tres Santos se cotiza entre 200 mil y 400 mil dólares.

«Cuando la economía estadounidense tiene algún desliz o se encuentra en algún bache estas ventas disminuyen considerablemente. Una vez que repuntan los índices económicos del país del norte se ven beneficiados todos los desarrollos, sobre todo en zonas costeras”, explica Gustavo Adolfo Núñez Gaxiola, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios Occidente (ADIO), quien augura que la inversión en estos proyectos aumentará.

Por eso, otros mega desarrollos turísticos-inmobiliarios han sido promovidos en el estado en las anteriores dos gubernaturas. En Cabo del Este, en la costa del Golfo de California, organizaciones ambientales han documentado al menos 18 proyectos que pretenden instalarse a un costado del arrecife Cabo Pulmo, una zona de productividad biológica cinco veces mayor que ningún otro arrecife en México, catalogada como Área Natural Protegida.

El futuro de Tres Santos

El gobierno mexicano (en los tres niveles y bajo diferentes administraciones) ha jugado el papel de juez y parte en el conflicto, acusan activistas y pescadores. Una prueba, dicen, es el desalojo del plantón, el 2 de febrero de 2016, en el que fueron utilizados policías municipales y federales.

En el papel, lo que permite que el proyecto siga es el Programa Subregional Todos Santos-El Pescadero-Las Playitas, promovido desde 2008 por Marco Antonio Domínguez Valles, ex director de Desarrollo Urbano y Ecología municipal de La Paz durante la administración de la alcaldesa perredista Rosa Delia Montaño y actual perito responsable de la obra de Tres Santos. Guillermo Tito Fenech Cardoza, socio y sucesor de Dominguez Valles en la dirección de Desarrollo Urbano, con la alcaldesa priista Esthela Ponce, autorizó en 2014 el plan de uso de suelo. Y ahora, el Ayuntamiento y el gobierno estatal panista también parecen apoyar el proyecto.

Aunque se intentó entrevistar a diferentes funcionarios municipales y estatales involucrados en el tema, sólo el actual director de Desarrollo Urbano y Ecología, Armando Anaya Carbajal, declaró que el plan maestro de uso de suelo de Tres Santos se encuentra en revisión porque presentó “algunas inconsistencias”. Entre otras, que no tienen un área de donación frente a la zona federal marítima, como lo marca el reglamento.

“Tuvieron que rediseñar el plan maestro, que ya está autorizado por el gobierno del estado y faltamos nosotros (…) Lo que pasa es que está autorizado. No podemos decir nosotros ‘estás incumpliendo’, sí está… o sea, no está conforme a la ley, pero al final de cuentas está autorizado”, explicó el funcionario.

La Ley de Desarrollo Urbano y Ecología de Baja California Sur señala que las construcciones que se hagan sin licencia, autorización o incumplan planes o programas de desarrollo urbano, podrán clausurarse.

Hoy, el proyecto Tres Santos es un hotel en obra negra que abrirá en enero de 2017; una pequeña huerta en los límites del centro de Todos Santos y nueve casas, aún en construcción, junto a un plantel recién estrenado de la Universidad Estatal de Colorado.

Un anuncio de bienvenida de Tres Santos dice «Amigo pescador y visitantes: este camino es libre para tu beneficio y diversión». Un guardia armado con escopeta y un perro de ataque vigilan la entrada a la playa Punta Lobos.

Este artículo fue originalmente publicado por Pie de Página, un proyecto de Periodistas de a Pie . IPS-Inter Press Service tiene un acuerdo especial con Periodistas de a Pie para la difusión de sus materiales.

Revisado por Estrella Gutiérrez

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