Soares ha muerto: ¡Viva Soares!, clama Portugal

“Soy socialista, laico y republicano”, la autodefinición de Mário Soares, recogida en la foto con que el Partido Socialista de Portugal conmemora la muerte de su líder fundador. Crédito: PS
“Soy socialista, laico y republicano”, la autodefinición de Mário Soares, recogida en la foto con que el Partido Socialista de Portugal conmemora la muerte de su líder fundador. Crédito: PS

El fallecimiento el sábado 7 de Mário Soares, expresidente, ex primer ministro y líder histórico del socialismo luso, mostró lo unidos están los portugueses sobre su pasado y la proyección histórica de su figura.

Analistas, políticos y periodistas extranjeros también han destacado que  el nivel de notoriedad y de prestigio internacional de Soares nunca fue alcanzado por otra figura pública de Portugal.

Inclusive sus más acérrimos adversarios políticos, le han rendido homenaje, calificando a Soares como el indiscutido patriarca de la democracia. Por su papel durante el proceso y  hasta su muerte a los 92 años el 7 de enero, Soares fue considerado una suerte de “Padre de la Nación” democrático-constitucional que tuvo su génesis en 1974.

Desaparece así el último de los grandes líderes europeos que marcaron la segunda mitad del siglo XX, condición que compartió con dirigentes del calibre de Willy Brandt, Robert Schuman, Konrad Adenauer, Willy Brandt, Jean Monet, Jacques Delors, Olof Palme, Helmut Kohl, François Mitterrand y Helmut Schmidt, entre los más destacados.

En la década de 1950,  comenzó a distinguirse el joven abogado lisboeta, que constaba en la ficha de la Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE), el brazo represivo de la dictadura corporativista de Antonio de Oliveira Salazar como »Mario Alberto Nobre Lopes Soares, defensor de comunistas y de terroristas de las provincias de ultramar», denominación oficial de las colonias portuguesas.

De defensor a actor, Soares se convirtió en una de las figuras centrales de la resistencia a Salazar y no tardó en compartir las celdas de »O Estado Novo (el estado nuevo)» con líderes independentistas de la antigua India Portuguesa, así como de Angola, Guinea-Bissau y Mozambique.

Conoció los campos de concentración de la PIDE en las excolonias insulares africanas de Cabo Verde y de Santo Tomé y Príncipe, como paso previo a un largo exilio forzado en Francia, su última residencia antes de su regreso a Portugal tras el triunfo de la »Revolución de los Capitanes» del 25 de abril de 1974, también conocida como la revolución de los claveles.

Durante el período revolucionario protagonizado por los sectores militares procomunistas del general Vasco Gonçalves y por los radicalizados del mayor Otelo Saraiva de Carvalho, jugó la carta de la izquierda moderada encabezada por los mayores Ernesto de Melo Antunes y Vasco Lourenço.

La batalla política concluyó a fines de 1975, con el triunfo de Soares en este terreno y con la derrota de los sectores más revolucionarios del Movimiento de las Fuerzas Armadas, que no contaban con mucha  simpatía en una Europa donde conservadores, socialistas y socialdemócratas compartían temores ante la posibilidad de un Portugal izquierdista.

Al triunfar en 1976 en las elecciones el Partido Socialista, creado por el propio Soares, este asume como el primer jefe de un gobierno democrático resultante de las urnas, caracterizando su gestión por la célebre frase de “por algún tiempo, vamos a colocar el socialismo en la gaveta”.

Por su papel durante el proceso y  hasta su muerte, Soares fue considerado una suerte de “Padre de la Nación” democrático-constitucional que tuvo su génesis en 1974.

Hasta la muerte de su esposa, María de Jesús Barroso en julio de 2015, Soares conservaba  intacta su lucidez mental y estado físico. Era frecuente verle subiendo escaleras de las empinadas callejuelas de  Lisboa con admirable agilidad.

Con el paso de los años, fue adoptando posturas cada vez más a la izquierda,  participando en manifestaciones públicas contra la invasión de Iraq, como antes lo había hecho respecto al ataque la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Serbia y el consecuente bombardeo de Belgrado.

Nunca perdonó al ex primer ministro británico Tony Blair (1997-2007) y al alemán Gerhard Schröder (1994-2005) como los grandes responsable por la llamada “Tercera Vía”, que según Soares, se tradujo en el fin del proyecto socialdemócrata y socialista democrático para Europa.[related_articles]

Sus artículos de opinión, cada vez más críticos con la globalización neoliberal, aparecían  con frecuencia semanal en un diario y una revista portuguesa, traducidos al español por el servicio de columnistas de IPS, y publicados en diversos países.

La muerte de su compañera de toda una vida, fue insoportable para él, iniciándose un franco deterioro que aumentaba día tras día.

En un mensaje enviado al gobierno portugués ya su familia, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde el primer día de este año, António Guterres, consideró que Portugal  “debe a Mário Soares la democracia, la libertad  y el respeto por los derechos  fundamentales”.

Su legado, concluyó el ahora máximo dirigente de la ONU y también dirigente socialista y ex primer ministro portugués (1995-2002),  «ultrapasa mucho las fronteras de Portugal», estimando que Soares “es uno de los escasos líderes políticos de  verdadera estatura europea y mundial».

La característica de Soares más citada por los analistas es la que lo distinguió toda su vida,  nunca bajar la cabeza y evitar el combate político, sin jamás confundir en que trinchera debía colocarse: siempre la de la libertad, la democracia, la tolerancia y le defensa incondicional de los derechos humanos.

Editado por Estrella Gutiérrez

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