Urge respuesta humanitaria en la Cuenca del Chad

En la Cuenca del lago Chad estalló una crisis derivada del hambre, la pobreza y la falta de desarrollo rural. Crédito: FAO.
En la Cuenca del lago Chad estalló una crisis derivada del hambre, la pobreza y la falta de desarrollo rural. Crédito: FAO.

La asistencia alimentaria es una prioridad, y la única forma de evitar que empeore la crisis en la Cuenca del lago Chad es ayudar a preservar la producción de alimentos, remarcó el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva.

“Debemos tomar medidas ahora y no hay duda de que las personas hambrientas necesitarán alimentos, pero un enfoque de emergencia no resuelve la raíz del problema”, observó Graziano da Silva en una conferencia de prensa realizada en el marco de una visita de tres días a las áreas afectadas en el noreste de Nigeria.

En esa zona de África, los conflictos han obligado a unas 2,5 millones de personas a abandonar sus hogares y sus medios de vida.

El lago Chad, la principal fuente de agua en la región, perdió 90 por ciento de su volumen entre 1963 y 2013, con enormes consecuencias negativas para la población local.

En la región, que abarca Nigeria, Camerún, Chad y Níger y que sufre una de las mayores crisis humanitarias, unas siete millones de personas están en grave riesgo de hambruna en esta temporada de escasez y requieren de asistencia alimentaria para sobrevivir.

El director general de la FAO, José Graziano da Silva reunido con el primer ministro de Chad, Albert Pahimi Padake. Crédito: FAO
El director general de la FAO, José Graziano da Silva reunido con el primer ministro de Chad, Albert Pahimi Padake. Crédito: FAO

“Hay unas 50.000 personas en riesgo de hambruna en la región; en una escala del uno al cinco, donde cinco es hambruna, ya están en el nivel cuatro”, alertó Graziano da Silva.

Este conflicto no se puede resolver solo con armas. Se trata de una guerra contra el hambre y la pobreza; es necesario promover el desarrollo rural y construir resiliencia. Una combinación de asistencia alimentaria y de apoyo a la producción de alimentos es la única forma de evitar una escalada seria de la crisis humanitaria.

Después de tres años de sequía, la agricultura, la ganadería y la pesca no pueden quedar sin atención. De hecho, la agricultura produce alimentos y es el sostén de 90 por ciento de la población local. Muchas personas ya tuvieron que vender sus pertenencias, incluidas semillas y herramientas, y a sus animales se los mataron grupos armados activos en la zona.

“Los pastores y los pescadores necesitan apoyo también para reabastecerse de animales. Si las personas desplazadas no recuperan sus animales ni sus trabajos, se quedarán en los campamentos”, subrayó el director de la FAO.

“La región se acerca a un momento crítico del calendario agrícola, pues la principal temporada de plantación comienza entre mayo y junio y necesitamos dinero para plantar”, subrayó.[related_articles]

Hay un déficit enorme en la asistencia internacional para cubrir las necesidades de emergencia. De los 62 millones de dólares solicitados para el Plan de Respuesta Humanitaria para Nigeria este año, la FAO solo recibió unos 10 millones de dólares hasta hora.

La agencia desarrolló una Estrategia de Respuesta para la Cuenca del lago Chad (2017-2019) que apuesta a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional, así como a fortalecer la resiliencia de las comunidades vulnerables en las zonas afectadas; más de 1,16 millones de personas recibirán asistencia en los próximos meses en esa región.

Las actividades incluirán la distribución de semillas de cereales, alimento para los animales y se dispondrá de la transferencia de efectivo y asistencia veterinaria.

Graziano da Silva señaló que en breve se reunirá con el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, para conversar sobre la crisis y trabajar juntos con otras agencias como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) “a fin de integrar diferentes mandatos y hacer frente a la crisis”.

El director de la FAO también señaló que según Kashim Shettima, gobernador del estado de Borno, en Nigeria, el actual elevado grado de inseguridad alimentaria es un reflejo de la carencia permanente de inversiones en el desarrollo rural en los últimos 30 años, lo que generó y exacerbó los conflictos y dejó a millones de personas hambrientas.

También explicó que además de la asistencia de emergencia, es necesario aumentar de forma progresiva las inversiones, en particular en equipos y en capacitación de agricultores en técnicas modernas de irrigación.

Graziano da Silva dijo que los gobernadores deben asegurar mercados seguros.

“En los pueblos abren pequeños mercados, incluso en los campamentos, por lo que el efectivo ayudaría a estimular su funcionamiento”, apuntó. “Lo fundamental para las organizaciones en el terreno no es trabajar de forma independiente, sino tener una buena interacción con los gobernadores, para hacer frente al desafío”, añadió.

“Monitoreamos la crisis y tenemos muchos datos precisos. Necesitamos generar consciencia e informar a los donantes sobre las dimensiones de la crisis”, subrayó.

Traducido por Verónica Firme

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