Inmigrantes trabajadoras de la salud, sin protección sanitaria

Migrantes llegan a la isla italiata de Lampedusa, Italia. Crédito: Sara Prestianni/noborder network. Creative Commons.

Los trabajadores de la salud que son en su mayoría mujeres inmigrantes, también quedan expuestos a grandes riesgos por la poca o nula protección, por no mencionar la violación de sus derechos laborales.

Las migrantes en la salud refuerzan la atención en países donde los sistemas médicos son deficientes, mientras sus propios derechos a la salud y al bienestar están en riesgo, denunció la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 18 de este mes en el marco del Día del Migrante.

Ellas actúan de “colchón para los estados que carecen de atención pública de largo plazo”, recordó la OMS.

El envejecimiento en los países de medianos ingresos, sumado a la creciente proporción de dependencia demográfica y a la participación femenina en el mercado laboral, crearon falencias en el sistema de cuidados en muchos contextos en los países en desarrollo y en los más ricos, explica.

“Cada vez más mujeres ingresan al mercado laboral, saliendo del tradicional papel de cuidadoras de su hogar no remuneradas. Cada vez más migrantes terminan en países receptores, donde cuidan, a menudo en contextos informales y en hogares particulares, sin protección social ni derechos laborales”, señala.

Las estimaciones revelan sorprendentemente que en muchos países ricos, menos de 15 por ciento de las cuidadoras a domicilio gozan de un empleo formal.

Por su parte, el Panorama Internacional de las Migraciones 2015, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), detalla la proporción de trabajadoras extranjeras en el sector de cuidados a domicilio en numerosos países industrializados.

La proporción se eleva a 90 por ciento en Italia, ronda 75 por ciento en Grecia, más de 65 por ciento en España y 50 por ciento en Luxemburgo.

La OMS informó que las cuidadoras a domicilio asalariadas atienden las distintas necesidades de niños, adultos mayores y personas con distintas discapacidades y enfermas.

Algunos hechos impactantes:

-Las personas contratadas de forma informal suelen carecer de los derechos laborales reglamentarios acordados por contrato, como pensiones y beneficios, y pueden recibir salarios significativamente menores que los que se pagan en el sistema de salud formal por una tarea similar.

-Las mujeres migrantes dedicadas al sector de cuidados deben hacer frente a desafíos particulares debido a la falta de previsión de las leyes migratorias en varios países de destino y que a menudo impiden que ingresen al país de forma legal o tengan un empleo remunerado.

-La falta de estatus legal coloca a los inmigrantes indocumentados del sector de cuidados de muchos países en riesgo de sufrir abusos de empleadores inescrupulosos.

-El sector de cuidados propiamente dicho tampoco puede beneficiarse del trabajo de inmigrantes interesadas en brindar atención a domicilio, pues son incapaces de encontrar un camino legal para ingresar al país u obtener empleo.

– Los trabajadores inmigrantes suelen encontrar condiciones laborales más duras y tienen menos derechos y menos cobertura de salud que los trabajadores locales.

Debido a que el trabajo de cuidados queda frecuentemente relegado al sector informal, los empleados consideran que el acceso a la salud o a seguros no está garantizado, sino que se otorga según el antojo del empleador.

En Estados Unidos en 2010, por ejemplo, casi uno de cada cuatro trabajadores nacidos en el extranjero y empleado en la salud, en enfermería, psiquiatría o asistente de salud a domicilio carecían de seguro médico.

-Se ha escrito mucho sobre las malas condiciones de los trabajadores de la salud, en especial migrantes, que soportan bajos salarios, largas horas de trabajo e inadecuadas condiciones de vivienda y alimentación de los que trabajan “casa adentro”.

Muchos estudios señalan que ese trabajo implica falta de respeto y de estatus e, incluso, abuso verbal, físico y sexual.

En los casos más extremos, cuando los empleadores confiscan los pasaportes de los trabajadores y deducen los costos del viaje, entre otros gastos, de sus sueldos (o directamente no les pagan), los empleos en el sector cuidados se vuelven una forma de esclavitud.

-Muchas inmigrantes que laboran en cuidados tienen problemas de salud sexual y reproductiva. También existe amplia evidencia de que sufren violencia física, como acoso y agresiones sexuales y golpizas regulares.

Por ejemplo, 44 por ciento de las migrantes filipinas dijeron conocer a otra trabajadora doméstica que había sufrido abusos físicos, 27 por ciento conocía a alguien que había sufrido acoso sexual y 22,4 por ciento, conocía a alguien que había sido violada.[related_articles]

El Día

El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, hizo un llamado urgente antes del Día Internacional del Migrantes, el 18 de este mes, de una “Migración segura para un mundo en constante movimiento”.

Además, la agencia planea participar en un debate con autoridades del foro mundial, en que incluso estará el secretario general Antonio Guterres, en Nueva York, para conversar sobre un pacto mundial en materia de migraciones, que se espera se adopte a fines de 2018.

El debate en la ONU explorará el sustrato común de las migraciones, más que las divisiones, explicó Swing. A pesar de la retórica, a menudo punzante, en materia de migraciones “es menos un problema a resolver que una realidad humana a gestionar”.

Migración segura, no embarcaciones agujereadas

“Vivimos en una época en que la elite privilegiada considera que la movilidad global es su derecho de nacimiento, que se lo niega a numerosas personas atrapadas en circunstancias económicas desesperadas o conflictivas”, escribió Swing, en una columna.

Y alertó que negarlo hace que crezcan “redes de trata y tráfico de personas y esclavistas modernos, quienes ejercen su comercio con total impunidad”.

Cientos de millones de personas que no forman parte del creciente mercado de talentos laborales se encuentran mirando hacia un mundo que solo pueden soñar. “Sufren enormes disparidades de ingresos y situaciones difíciles y no tienen posibilidades de obtener una visa ni un permiso de trabajo”, añadió.

Por ello, no sorprende que un enorme número de jóvenes migrantes quieran treparse a “embarcaciones agujereadas”, apuntó Swing, a lo que se suma la falta de oportunidades económicas, a menudo agravadas por el cambio climático.

Y vale recordar que una potencia como Estados Unidos atrajo a millones de migrantes cuando tenía una política de puertas abiertas a fines del siglo XIX y principios del XX.

Traducido por Verónica Firme

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