¿A quién le calma la sed en Brasil el trasvase del río São Francisco?

Cuando casi lograban su objetivo, los habitantes de la comunidad quilombola de Jatobá, en el norte de Brasil, podrían perder sus largos años batallando para que se les reconozca su territorio, porque un trasvase del río São Francisco va a atravesar sus tierras.

Ellos forman parte de los diversos daños colaterales del denominado oficialmente Proyecto de Integración del río São Francisco, una intrincada obra de ingeniería para captar agua de ese río a través de 713 kilómetros de canales, acueductos, embalses, túneles y sistemas de bombeo.

Considerada la mayor obra de infraestructura hídrica del país, el gobierno brasileño asegura que garantizará la seguridad hídrica de 12 millones de personas en 390 municipios de los estados de Pernambuco, Ceará, Paraíba y Rio Grande do Norte.

Además asegura que beneficiará a 294 comunidades rurales ubicadas en las márgenes de los canales, en esta región semiárida que alterna períodos de lluvia irregular con prolongadas sequías.

Pero para las 250 familias de Jatobá, parte del municipio de Cabrobó, en el estado de Pernanbuco, la historia es otra, y la cuentan a IPS en su comunidad quilombola, como se llaman en Brasil a los remanentes de los quilombos, los refugios en zonas remotas donde se asentaban los esclavos que lograban huir y que la Constitución reconoce como territorios de sus descendientes.

 

 

“Ser quilombola es autoafirmarse, reconocer tu color negro, ser parte de esa historia de nuestro país”, cuenta Joana Angélica da Silva, lideresa de la comunidad, que explica que ya tenían la demarcación y el reconocimiento de su territorio de 4.851 hectáreas ubicadas a orillas del curso medio del río, pero los trámites, como su territorio pasaron a ser atravesados por uno de los canales del megaproyecto.

Las 1.000 organizaciones sociales agrupadas en la Articulación para el Semiárido (ASA) critican también la obra porque consideran que aún no se agotaron otras fuentes menos costosas para abastecer el recurso en esta ecorregión, en términos humanos, ambientales y financieros.

De lado contrario, las autoridades de municipios beneficiados por la obra aseguran que “el flujo de agua que el trasvase va a sacar del río no superará en su momento pico los 100 metros cúbicos por segundo”.

Geraldo Junior Silva, secretario de Planificación del municipio de Salgueiro, a 50 kilómetros del punto de captación del de aguas del eje norte del trasvase, está seguro de los beneficios de canalización para la población local.

“Sin duda es una obra que para estas regiones traerá por un lado seguridad hídrica y por el otro viabilizará el desarrollo, sobre todo para retener a nuestros habitantes aquí”, asegura a IPS en este videorreportaje que muestra las dos caras de  la alteración de los cursos de ríos como el São Francisco.

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