Tocantins, intento de desarrollo mediante megaproyectos en Brasil

Porto Nacional, una histórica ciudad brasileña, perdió sus playas fluviales, su principal atracción turística, cuando el río Tocantins fue represado por la central hidroeléctrica de Lajeado en 2001, y en su lugar se creó un lago artificial de 630 kilómetros cuadrados. Crédito: Mario Osava/IPS
Porto Nacional, una histórica ciudad brasileña, perdió sus playas fluviales, su principal atracción turística, cuando el río Tocantins fue represado por la central hidroeléctrica de Lajeado en 2001, y en su lugar se creó un lago artificial de 630 kilómetros cuadrados. Crédito: Mario Osava/IPS

El estado de Tocantins, el más nuevo de las 26 entidades federales que conforman administrativamente Brasil y que fue creado en 1988 en el centro del país, construye su futuro como un laboratorio de desarrollo impulsado por megaproyectos de infraestructura.

Al contrario de su vecino estado de Mato Grosso, al oeste, que se hizo el mayor productor nacional de soja servido solo por precarias carreteras sin pavimentación, Tocantins recién empieza a despegar contando con buenas vías de transporte para exportación.

Siete grandes centrales hidroeléctricas represan el río que da nombre al estado, el Ferrocarril Norte-Sur cruza todo su territorio, su capital planificada, Palmas, imita Brasilia y la expansión de la soja le impone una agricultura de extensas plantaciones y haciendas.

 

Elio Rossato, junto a una de las carreteras que lo atrajeron a Tocantins, donde cultiva soja en 6.700 hectáreas. Migró del sur de Brasil al oriental estado de Bahia en busca de tierras extensas y baratas, pero se mudó luego al vecino Tocantins por disponer de mejor transporte y energía. Crédito: Mario Osava/IPS
Elio Rossato, junto a una de las carreteras que lo atrajeron a Tocantins, donde cultiva soja en 6.700 hectáreas. Migró del sur de Brasil al oriental estado de Bahia en busca de tierras extensas y baratas, pero se mudó luego al vecino Tocantins por disponer de mejor transporte y energía. Crédito: Mario Osava/IPS

Mato Grosso, sin tener totalmente pavimentada su principal carretera de exportación y a la espera de un ferrocarril aún en estudio, produjo 30,5 millones de toneladas de soja en 2017, once veces más que Tocantins.

 

Siembras de soja invaden el paisaje del estado de Tocantins, insertado en la ecorregión del Cerrado, el bioma que se extiende por dos millones de kilómetros cuadrados en el centro de Brasil, amenazado por el avance de monocultivos de exportación y la ganadería. Crédito: Mario Osava/IPS
Siembras de soja invaden el paisaje del estado de Tocantins, insertado en la ecorregión del Cerrado, el bioma que se extiende por dos millones de kilómetros cuadrados en el centro de Brasil, amenazado por el avance de monocultivos de exportación y la ganadería. Crédito: Mario Osava/IPS

El Ferrocarril Norte-Sur (FNS), un proyecto anunciado en 1987, tardó 20 años en construir su primer tramo de 719 kilómetros que le ofrece al estado de Tocantins una salida al mar, por el norte, vital para una economía agroexportadora.

 

Una terminal de embarque de granos en el patio del Ferrocarril Norte-Sur (FNS) de Porto Nacional, por el cual se exporta la soja producida en Tocantins. Allí termina el tramo norte del FNS, concedido a la empresa de logística VLI, que tiene acceso a puertos del norte brasileño a través de otro ferrocarril bajo su administración. Crédito: Mario Osava/IPS
Una terminal de embarque de granos en el patio del Ferrocarril Norte-Sur (FNS) de Porto Nacional, por el cual se exporta la soja producida en Tocantins. Allí termina el tramo norte del FNS, concedido a la empresa de logística VLI, que tiene acceso a puertos del norte brasileño a través de otro ferrocarril bajo su administración. Crédito: Mario Osava/IPS

 

Depósitos de biocombustibles y de derivados de petróleo en el patio del FNS en Porto Nacional. Productos pesados y voluminosos del estado se benefician del ferrocarril, pero no los alimentos a pequeña escala de la agricultura familiar. Crédito: Mario Osava/IPS
Depósitos de biocombustibles y de derivados de petróleo en el patio del FNS en Porto Nacional. Productos pesados y voluminosos del estado se benefician del ferrocarril, pero no los alimentos a pequeña escala de la agricultura familiar. Crédito: Mario Osava/IPS

Otro tramo, de 855 kilómetros con rumbo al sur, se inauguró en 2014, pero sigue con destino incierto, operando ocasionalmente. Su viabilidad depende de una nueva regulación del sistema ferrocarrilero nacional le permita concertar conexiones con otras líneas para llegar a los puertos surorientales de Brasil, como el de Santos.

 

Terminal del tramo sur de FNS, en Anápolis, estado de Goiás, al sur de Tocantins. Granol, empresa que produce salvado y biodiesel de soja, tiene una planta pegadita a los rieles. Puede cargar los trenes por ductos desde sus equipos industriales: Mario Osava/IPS
Terminal del tramo sur de FNS, en Anápolis, estado de Goiás, al sur de Tocantins. Granol, empresa que produce salvado y biodiesel de soja, tiene una planta pegadita a los rieles. Puede cargar los trenes por ductos desde sus equipos industriales: Mario Osava/IPS

El gobierno busca superar el desconcierto con una fuga adelante. Empezó a construir un tramo adicional al sur, de 682 kilómetros, hacia el interior del sureño estado de São Paulo, y planifica una extensión norte, de 477 kilómetros, hasta un puerto del estado de Pará. FNS sumaría así 2.733 kilómetros, aportando a Tocantis más salidas al mar.

La industrialización es muy incipiente en Tocantins. Granol es la única gran empresa a procesar la soja local. Su planta en el municipio de Porto Nacional opera con gran ociosidad e interrupciones, porque se inauguró en 2015 cuando Brasil ya sufría la recesión económica que solo terminó en 2017.

 

La planta de Granol produce salvado de soja y biodiesel, al lado de una carretera. El ferrocarril es su principal vía de exportación, pero está del otro lado del rio Tocantins, exigiendo transporte por camiones hasta los trenes por unos 60 kilómetros. Crédito: Mario Osava/IPS
La planta de Granol produce salvado de soja y biodiesel, al lado de una carretera. El ferrocarril es su principal vía de exportación, pero está del otro lado del rio Tocantins, exigiendo transporte por camiones hasta los trenes por unos 60 kilómetros. Crédito: Mario Osava/IPS

El río, que en el pasado remoto servía al transporte de productos agrícolas y pecuarios junto con oro, en viajes de varios meses, divide el estado. Grandes puentes y enormes balsas son necesarios para la comunicación entre los estados de Tocantis y Bahia.

 

El puente de Porto Nacional, construido hace cuatro décadas, no soporta vehículos camiones con más de 30 toneladas de carga. Como los grandes camiones actuales suelen transportar el doble de ese peso, tienen que dar un rodeo por otros puentes lejanos para llegar al ferrocarril y a la principal carretera que también cruza Tocantins de norte a sur. Crédito: Mario Osava/IPS
El puente de Porto Nacional, construido hace cuatro décadas, no soporta vehículos camiones con más de 30 toneladas de carga. Como los grandes camiones actuales suelen transportar el doble de ese peso, tienen que dar un rodeo por otros puentes lejanos para llegar al ferrocarril y a la principal carretera que también cruza Tocantins de norte a sur. Crédito: Mario Osava/IPS

Tocantins es también un gran proveedor de electricidad al país. Cuenta con cuatro de las siete centrales hidroeléctricas construidas sobre el río Tocantins, que nace al sur, en el estado de Goiás, y desemboca en el litoral atlántico del estado de Pará.

Esas cuatro centrales generan 2.684 megavatios de capacidad, suficiente para abastecer cuatro veces la población de Tocantins, que es de 1,5 millones de habitantes.

La energía se va en su mayor parte, pero quedan los efectos de los embalses, que desplazaron cerca de 25.000 familias ribereñas, según el Movimiento de Afectados por las Represas (MAB).

 

Porto Nacional, una histórica ciudad brasileña, perdió sus playas fluviales, su principal atracción turística, cuando el río Tocantins fue represado por la central hidroeléctrica de Lajeado en 2001, y en su lugar se creó un lago artificial de 630 kilómetros cuadrados. Crédito: Mario Osava/IPS
Porto Nacional, una histórica ciudad brasileña, perdió sus playas fluviales, su principal atracción turística, cuando el río Tocantins fue represado por la central hidroeléctrica de Lajeado en 2001, y en su lugar se creó un lago artificial de 630 kilómetros cuadrados. Crédito: Mario Osava/IPS

 

“Perdimos el potencial turístico y pagamos la energía más cara del país”, se quejó Edivaldo Rodrigues, que cuenta la historia de Tocantins y de su ciudad, Porto Nacional, como escritor de novelas, y escribe su crónica actual como periodista y director del diario local Paralelo 13. Crédito: Mario Osava/IPS
“Perdimos el potencial turístico y pagamos la energía más cara del país”, se quejó Edivaldo Rodrigues, que cuenta la historia de Tocantins y de su ciudad, Porto Nacional, como escritor de novelas, y escribe su crónica actual como periodista y director del diario local Paralelo 13. Crédito: Mario Osava/IPS

Las comunidades ribereñas quedaron sumergidas y reasentadas lejos del río que era parte de su vida. Algunas tuvieron que dejar sus cultivos de aluvión, en tierras fertilizadas por la crecida del rio.

Bernardete Batista de Araujo, enfermera de 60 años, echa de menos el poblado de Canela, inundado por el embalse de Lajeado. El reasentamiento dispersó a sus cerca de 200 familias. “Perdimos tierra, tranquilidad y libertad”, sostuvo, lamentando el polvo o el fango en la calle sin asfalto donde vive ahora, en un barrio de Palmas, de casas ocultas detrás de muros altos. Crédito: Mario Osava/IPS
Bernardete Batista de Araujo, enfermera de 60 años, echa de menos el poblado de Canela, inundado por el embalse de Lajeado. El reasentamiento dispersó a sus cerca de 200 familias. “Perdimos tierra, tranquilidad y libertad”, sostuvo, lamentando el polvo o el fango en la calle sin asfalto donde vive ahora, en un barrio de Palmas, de casas ocultas detrás de muros altos. Crédito: Mario Osava/IPS

El principal megaproyecto de Tocantins es su capital, Palmas, de diseño inspirado en Brasilia, con anchas avenidas, plazas y rotondas, favoreciendo el automóvil, en desmedro de los peatones.

Inaugurada en 1989, ya cuenta con 290.000 habitantes. Sin historia ni densidad urbana, contrasta con Porto Nacional, de 53.000 habitantes, calles angostas y caserío antiguo, una cultura e identidad propias.

La avenida central de Palmas, la capital de Tocantins, con aparcamientos laterales detrás de las aceras, pocos edificios y muchos árboles. Los horizontes amplios y la organización por cuadras ordenadas según los puntos cardinales y números, se asemeja a Brasilia, construida en la década de 1950. Crédito: Mario Osava/IPS
La avenida central de Palmas, la capital de Tocantins, con aparcamientos laterales detrás de las aceras, pocos edificios y muchos árboles. Los horizontes amplios y la organización por cuadras ordenadas según los puntos cardinales y números, se asemeja a Brasilia, construida en la década de 1950. Crédito: Mario Osava/IPS

 

Una calle con la catedral a un lado, en el centro de Porto Nacional, capital cultural de Tocantins, con unidades de tres universidades. Allí se ha desarrollado una élite intelectual desde que los curas dominicos venidos de Francia en 1886 implantaron escuelas en la ciudad. Crédito: Mario Osava/IPS
Una calle con la catedral a un lado, en el centro de Porto Nacional, capital cultural de Tocantins, con unidades de tres universidades. Allí se ha desarrollado una élite intelectual desde que los curas dominicos venidos de Francia en 1886 implantaron escuelas en la ciudad. Crédito: Mario Osava/IPS

Editado por Estrella Gutiérrez

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