Crisis humanitarias olvidadas salen a la luz en informe de CARE

Familias hacen fila para recibir raciones de alimentos en Goma, República Democrática del Congo, el 25 de noviembre de 2012. Crédito: CARE/Kate Holt

Aunque 2017 fue un año signado por las crónicas sobre desastres humanitarios en todo el mundo, muchas crisis continúan desarrollándose y persistiendo en sus efectos devastadores sobre las poblaciones, plantea un informe presentado esta semana por la organización CARE.

El reporte “Suffering in Silence” (Sufriendo en silencio), elaborado por esa agencia humanitaria internacional, busca colocar los focos sobre crisis que llevan mucho tiempo siendo desatendidas por la comunidad mundial.

“Todos sabemos que una sola fotografía puede hacer que el mundo preste atención a un asunto. Pero los habitantes de los países que analiza este informe están muy lejos de las cámaras y los micrófonos de este mundo”, dijo la secretaria general interina de CARE Internacional, Laurie Lee.

En declaraciones a IPS, la coordinadora de comunicaciones humanitarias mundiales de CARE, Johanna Mitscherlich, agregó: “Rara vez nos enteramos sobre el sufrimiento de personas de partes del mundo que no son destinos turísticos populares, consideradas de baja prioridad para la seguridad global o a las que simplemente es demasiado difícil acceder”.

Aunque los escasos fondos económicos hacen que a los medios de comunicación les resulte un enorme desafío seguir el rápido ciclo de las noticias, Mitscherlich destacó la importancia de relatar historias de personas “que enfrentan sus horas más oscuras”.

Si bien al informar sobre Corea del Norte los focos suelen centrarse en las tensiones nucleares, el informe presentado el 22 de este mes concluyó que los medios de comunicación han pasado por alto la situación humanitaria que vive ese país.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que 18 millones de norcoreanos, o 70 por ciento de la población, padecen inseguridad alimentaria y dependen de ayuda en este sentido , mientras que dos de cada cinco están desnutridos.

A la situación política del país se suman los frecuentes desastres naturales, entre ellos las prolongadas sequías, que han exacerbado la crisis humanitaria.

En julio de 2017, Corea del Norte experimentó su peor sequía desde 2001, que afectó a la producción agrícola y, por ende, a la seguridad alimentaria.

Entre los más vulnerables se cuentan mujeres, niñas y niños. Se estima que casi un tercio de todas las embarazadas y madres en período de lactancia, así como más de 200.000 menores de edad, sufren desnutrición severa.

[related_articles]De las 10 crisis que retrata el informe, siete tienen lugar en África. Entre ellas figura la de la República Democrática del Congo (RDC), afectada por un aumento de la violencia y un drástico deterioro de la situación humanitaria.

“Lo que tenemos ahora son todos los ingredientes para una catástrofe humanitaria”, dijo el director de CARE en la RDC, Pierre Bry.

“Si la comunidad internacional no reacciona con rapidez, será demasiado tarde”, añadió.

De los más de cuatro millones de congoleños desplazados, dos millones huyeron de sus hogares solamente en 2017.

El conflicto destruyó escuelas, clínicas, infraestructura vinculada al agua, y también establecimientos agrícolas, además de hacer que casi nueve millones de personas necesiten asistencia humanitaria. Se prevé que en 2018 esta cifra aumentará a unos 13 millones.

Casi dos millones de niños y niñas también padecen desnutrición severa, lo que representa 12 por ciento de la infancia afectada por este flagelo en el mundo.

La falta de cobertura de la crisis no solo hace que el público no esté informado sobre la misma, sino que también impacta en el nivel del financiamiento de la ayuda humanitaria y, por lo tanto, en las vidas de los afectados, dijo Mitscherlich a IPS.

De las 10 crisis sobre las que menos se informó este año, seis figuran también en la lista de la ONU sobre las emergencias más subfinanciadas en 2017.

Por ejemplo, la República Centroafricana recibió apenas 39 por ciento de los fondos solicitados, mientras que Corea del Norte recibió 31 por ciento.

“Cuando hablamos de crisis olvidadas, hablamos de personas olvidadas… Quienes tenemos una voz pública, desde representantes de los medios de comunicación hasta políticos y organizaciones como CARE, tenemos la responsabilidad social y moral de arrojar luz sobre crisis que están mayoritariamente fuera del radar”, sostuvo Mitscherlich.

En el contexto de una petición mundial casi 23.000 millones de dólares para brindar asistencia humanitaria a 91 millones de personas en distintos países, CARE enfatizó que la atención de los medios informativos puede ayudar a que el apoyo público se centre en esas necesidades.

Sin embargo, la responsabilidad de mejorar la cobertura de las crisis no solo radica en los medios de comunicación, sino también en los actores vinculados a la asistencia, gobiernos y otros que trabajan para facilitar el acceso de las cámaras.

Entre sus recomendaciones, el informe incluye que las organizaciones no gubernamentales inviertan en especialistas formados en materia de comunicaciones, a fin de acercar a los medios -y por lo tanto al público- las realidades en el terreno, así como llamar a la acción.

Al mantener a los medios informados, es menos probable que una crisis sea olvidada y se facilita el impulso de un cambio político.

“Es importante que todos los actores –incluidos los medios, las agencias de asistencia, los donantes y otras instituciones- continúen trabajando juntos y se aseguren de que las crisis humanitarias reciban mundialmente la atención que requieren”, concluyó Mitscherlich.

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