Cooperativas de ahorro vitales para pequeños agricultores

El agricultor zambiano Lameck Sibukale muestra su nuevo buey, que compró gracias a las ganancias de su cooperativa de ahorro. Crédito: Friday Phiri/IPS
El agricultor zambiano Lameck Sibukale muestra su nuevo buey, que compró gracias a las ganancias de su cooperativa de ahorro. Crédito: Friday Phiri/IPS

Lameck Sibukale solo sabía ahorrar en pollos, cabras y, más importante aún, vacas, preciado patrimonio cultural del pueblo de habla tonga que vive en el sur de Zambia. Pero no le permitía hacer frente a los vaivenes climáticos

Hasta que una nueva iniciativa le permitió al hombre de 78 años, residente del pueblo de Nachibanga, en el distrito de Pemba, formar parte de un programa de ahorro que renueva la economía local.

“Es una idea fantástica para los que estamos lejos de los bancos, en especial en estos tiempos, cuando necesitamos ahorrar en caso de mala cosecha, lo que se ha vuelto común por la falta de lluvias”, recordó.

Con 200 dólares, Sibukale pudo ahorrar 500 de una cartera de 2.100, que el grupo al que pertenece logró ahorrar en ocho meses.

Siguiendo la idea de club de agricultores, 25 personas formaron un grupo solidario, que se reúne una vez por semana, por quincena o por mes, y busca ahorrar, comprando acciones a un precio estipulado, según las capacidades de sus integrantes.

El dinero se guarda en una caja, cuyas llaves se las quedan dos o tres personas para preservar la transparencia. Para que sea sostenible, los miembros tienen que devolver los préstamos a una tasa de interés mínima acordada.

Hay muchas organizaciones que promueven el ahorro entre las poblaciones campesinas no bancarizadas. El grupo de Sibukale forma parte de una iniciativa de resiliencia rural R4 del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Soluciones integradas para complicaciones climáticas emergentes

“Si cambia el ritmo, deben cambiar los pasos”, reza un proverbio africano, refiriéndose a la necesidad de crear nuevas estrategias para nuevos problemas como el cambio climático.

El recalentamiento planetario supone un riesgo para la alimentación, la nutrición y la seguridad de los ingresos, tres de los elementos clave previstos en los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscan terminar con la pobreza y el hambre.

El cambio climático llevó a los promotores del desarrollo a buscar enfoques integrados para apuntalar la productividad y la producción, en especial de más de 500 millones de pequeños agricultores, responsables de la mayor parte de la producción de alimentos del mundo.

“R4 es uno de los enfoques orientado a los pequeños agricultores en el que la asistencia alimentaria no es al viejo estilo de entregar comida, sino mediante una variedad de instrumentos, actividades y plataformas que juntos permiten empoderar a los más vulnerables y con inseguridad alimentaria para que accedan a alimentos nutritivos”, explicó Jennifer Bitonde, directora del PMA Zambia.

R4 contempla cuatro estrategias de gestión de riesgo, que combina reducción del riesgo, mediante una gestión mejorada de los recursos, transferencia del riesgo, mediante seguros, asunción de un riesgo prudente, mediante microcréditos, y reservas de riesgo, mediante el ahorro.

Allan Mulando, director de Evaluación de Vulnerabilidad y Gestión del Riesgo de Desastres del PMA Zambia, explicó que la idea es apoyar a los agricultores con varios niveles de protección a lo largo de la cadena de valor, desde la producción hasta el acceso al mercado.

“Además de la agricultura de conservación, de seguros y del microcrédito, se crean grupos de ahorro para reunir recursos económicos y generar un colchón para las necesidades a corto plazo, en especial para hacer frente a impactos como sequías e inundaciones, que causan la pérdida de cosechas”, explicó.

Eso fue exactamente lo que le pasó a Sibukale. En la temporada pasada, perdió uno de sus bueyes, que perjudicó sus tareas de labranza.

“Estoy feliz de haberme unido a este grupo, porque pude ahorrar suficiente para reemplazarlo”, explicó, y señaló con orgullo su nuevo animal.

Apoyando una mejor productividad

Sibukale contó a IPS como pagó la escuela de sus hijos, compró suministros e insumos como fertilizantes, semillas, por ejemplo, que le permitieron incrementar el área donde practica la agricultura de conservación, “lo que no hubiera sido posible sin el dinero ahorrado con el grupo de ahorro”.

Asimismo, Milimo Haluma, integrante del grupo de ahorro Silekwa, del pueblo de mismo nombre, también pudo mejorar la productividad. Antes, le costaba mucho comprar insumo por su cuenta.

“Pero ahora, con los ahorros, puedo comprar insumos a tiempo”, destacó. “Gracias a la compra oportuna, la productividad mejoró. En la temporada pasada produje 3,75 toneladas de maíz en la misma superficie de tierra en la que antes producía 1,5 toneladas”, explicó.

Haluma, cuyo grupo busca apoyo económico exterior para aumentar su cartera, agregó que con el incentivo del seguro climático, es fácil para los agricultores ahorrar lo poco que ganan.

“El seguro nos trae tranquilidad mental para comprar acciones en nuestros grupos de ahorro porque sabemos que estamos cubiertos en caso de malas cosechas por la falta de lluvias”, añadió.

Apoyo global para ampliar los servicios financieros

Gracias a esos avances, el seguro climático y otros servicios financieros que favorecen la adaptación de agricultores al cambio climático se volvieron temas de actualidad entre tomadores de decisión.

Por ejemplo, en la 23 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), la asociación global para ofrecer mayor protección financiera contra los riesgos climáticos, “InsuResilience”, avanzó a una etapa más ambiciosa.

La iniciativa, lanzada en 2015 por el Grupo de los Siete países más poderosos, bajo la presidencia de Alemania, busca ofrecer seguros a más de 400 millones de personas pobres y vulnerables para 2020, así como aumentar la resiliencia de las naciones en desarrollo contra el impacto del cambio climático y los desastres naturales.

La asociación reúne al Grupo de los 20 países en desarrollo y emergentes y a los Veinte países más vulnerables (V20), entre los que están los estados insulares.

Thomas Silberhorn, el secretario parlamentario ante el Ministerio Federal de Desarrollo y Cooperación Económica de Alemania, anunció un apoyo para la nueva asociación global de 125 millones de dólares en el marco de su lanzamiento.[related_articles]

El anuncio siguió al compromiso del gobierno de Gran Bretaña en 2017 de contribuir con unos 42 millones de dólares a través del Centro para la Protección Global de Desastres.

La iniciativa apoya el análisis de datos y riesgos, la asistencia técnica y la construcción de capacidades según las necesidades y las prioridades de los países en términos de soluciones de seguros y servicios financieros para riesgos concretos.

Según Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la CMNUCC, “la nueva y mayor iniciativa ambiciosa representa un ejemplo brillante de lo que puede lograrse cuando gobiernos progresistas, sociedad civil y sector privado se unen con creatividad y determinación para aportar soluciones”.

El último ejemplo de apoyo fue en septiembre de 2017, cuando se entregaron más de 55 millones de dólares a 10 países del Caribe en tan solo 14 días tras el paso de los huracanes Irma y María, que causaron desastres en los países insulares de la región.

En Zambia, InsuResilience respalda a la compañía algodonera NWK Agri-Services, que ofrece seguros climáticos y de vida para pequeños agricultores. En 2015, unos 52.000 productores optaron por ese seguro.

Y tras la gran sequía de 2016, más de 23.000 agricultores se vieron beneficiados gracias al seguro.

Según las lecciones aprendidas del modelo R4, que el PMA lleva adelante en Zambia desde 2014 en formato piloto, el gobierno incorporó para esta temporada el seguro climático a su Programa de Apoyo de Insumos para Agricultores con bonos electrónicos.

El programa también destinó 20 por ciento para insumos destinados a legumbres como forma de fomentar la diversificación de cultivos, una medida de resiliencia que favorece la fertilidad del suelo y mejora los ingresos de los productores.

“También decimos: apoyemos a los agricultores con bonos electrónicos a cultivar más maíz”, señaló la ministra de Agricultura de Zambia, Dora Soliya.

“El gobierno aporta 170 dólares, mientras que el productor aporta 40 dólares. Y por primera vez, este año, 10 dólares de ese monto serán del Seguro Meteorológico”, explicó.

Traducido por Verónica Firme

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe