Internet pierde libertades con rapidez en Asia sudoriental

Facebook, Twitter, Instagram, Line, WhatsApp y WeChat son las redes sociales más populares en Asia sudoriental, pero su poder de promover la libertad de expresión decae. Crédito: R.Farrell/ITU.
Facebook, Twitter, Instagram, Line, WhatsApp y WeChat son las redes sociales más populares en Asia sudoriental, pero su poder de promover la libertad de expresión decae. Crédito: R.Farrell/ITU.

Investigadores de la no gubernamental Freedom House analizaron la situación de Internet en 65 países, que concentran a 87 por ciento de los internautas del mundo, y concluyeron que la evolución más notable se dio en Asia sudoriental.

Los que están en peor situación son China, Siria y Etiopía. Y en el otro extremo, se encuentran Estonia, Islandia y Canadá.

Hace unos años, Asia sudoriental era una región prometedora. La economía crecía y la democracia se consolidaba. Malasia realizó elecciones libres, Indonesia comenzó una campaña contra la corrupción, y Camboya logró mejorar los derechos sociales de los trabajadores textiles.[pullquote]3[/pullquote]

“Internet ayudó a que esos movimientos crecieran”, explicó Madeline Earp, investigadora en esta región de Freedom House. “Todo tipo de organizaciones y de medios comenzaron a usar Internet cada vez más y más. Eso fue alentador”, añadió.

Pero en la actualidad, la democratización falló. Un golpe militar en Tailandia y la disolución de la oposición en Camboya son solo dos ejemplos de gobiernos autocráticos resistiéndose al cambio.

Censura, detenciones y violencia

Según el informe de Freedom House, siete de los ocho países asiáticos estudiados tienen menos libertad que el año anterior.

“La censura aumenta y la libertad en Internet se acota”, indicó Earp. “Myanmar (Birmania) y Camboya fueron las mayores decepciones”, apuntó.

Hace poco, unos periodistas fueron detenidos en Birmania. La propagación de noticias falsas incitan mensajes de odio y violencia contra la minoritaria comunidad musulmana. Y en la actualidad, ese país tiene más periodistas presos que en los últimos años de la dictadura (1962-2011).

En Camboya, las autoridades cerraron un diario independiente, y los activistas que denuncian actividades ilegales de empresas terminan en la cárcel.

En Tailandia, la estricta ley de lesa majestad se emplea para silenciar a la oposición. Y en Filipinas, hay un creciente número de formadores de opinión que promueven propaganda favorable al gobierno.

El único país que mejoró su situación es Malasia. Pero según Freedom House, es porque aumentó el uso de la red de redes.

La represión no le sigue el ritmo a el creciente uso, lo que muestra que Malasia no escapa a la tendencia de Asia sudoriental, pues las restricciones a la libertad de expresión comienzan cuando el uso de Internet crece.

“El gobierno de Malasia censuró sitios web de noticias. Y por lo menos, un ciudadano malasio fue condenado por un post publicado en Facebook”, indicó Earp.

El ejemplo chino

Parte de la responsabilidad de la situación actual en Asia sudoriental la tiene China. Ese influyente país tuvo durante tres años la menor libertad en Internet, según el informe.

Las autoridades chinas utilizan un sistema de vigilancia, conocido como “Gran Cortafuegos”. Un ejército de supervisores controlan el uso de la red, desde las aplicaciones de mensajería hasta las cámaras de tránsito.

La censura borra los mensajes no deseados, lo que a veces genera situaciones absurdas.

Por ejemplo, se nombró a un escarabajo descubierto hace poco Xi Jinping, en honor al presidente chino. Pero la censura borraba los mensajes al respecto porque la naturaleza depredadora del coleóptero podía resultar insultante para el gobernante.

Ese tipo de prácticas juegan un papel importante en el declive de la democracia en Asia sudoriental.

“Vietnam copia las técnicas de China”, observó Earp. “Más blogueros y activistas terminan tras las rejas por su uso de las redes sociales”, apuntó.

Noticias falsas

La censura no es el único tema problemático. En esta región, se difunden noticias falsas para eliminar a opositores o para manipular a la opinión pública, como explica Ed Legaspi, director de la Alianza de la Prensa de Asia Sudoriental.

“Es preocupante que muchos gobiernos aprovechen los mecanismos existentes en las redes sociales para propagar rumores y combatir a las voces críticas”, explicó Legaspi.

“La ley de lesa majestad de Tailandia, el acto de sedición en Malasia y la ley de blasfemia de Indonesia se han utilizado para restringir la expresión en Internet”, añadió.[related_articles]

En Birmania, las expresiones virulentas y racistas contra los musulmanes provocan estallidos de violencia regulares.

Sitios de noticias falsas propagan rumores sobre mujeres budistas, supuestamente violadas por hombres musulmanes. Eso avivó la violencia contra la comunidad rohinyá, una minoría musulmana en Birmania, y sirvió para que el ejército reuniera el apoyo de vastos sectores de la población.

El papel de las redes sociales no puede subestimarse. Facebook, Twitter, Instagram, Line, WhatsApp y WeChat son las más populares en la región, pero su potencial inicial de promover la libertad de expresión empezó a deteriorarse.

“Hace unos años, las redes sociales eran paraísos para los activistas. Pero en la actualidad, las compañías cooperan demasiado con regímenes autocráticos”, se lamentó Legaspi. “No hacen nada para proteger a sus usuarios”, subrayó.

Manipulación electoral

Varios países organizan elecciones este año. La forma en que los gobiernos de la región hagan frente a los momentos de tensión determinará la evolución de la libertad en Internet.

Camboya tiene elecciones sin oposición; y la votación en Malasia está muy manipulada, así que no hay que esperar noticias positivas por ahí.

En Indonesia, las elecciones regionales de junio serán la primera prueba desde la campaña de noticias falsas contra el otrora gobernador popular de Yakarta, Basuki ‘Ahok’ Tjahaja Purnama, condenado por blasfemia y encarcelado.

El creciente conocimiento de quienes están en el poder se usa para aumentar su riqueza cuando llegan las elecciones. Algunos ya controlan Internet y silencian a los activistas, un triste desenlace en una región que hace poco parecía lograr avances hacia el logro de mayores libertades.

Traducido por Verónica Firme

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