Tailandia necesita eficiencia energética en la industria

Sinsiri Tiwutanond entrevista al director general del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI), Frank Rijsberman, en Bangkok. Crédit: Sinsiri Tiwutanond/IPS.
Sinsiri Tiwutanond entrevista al director general del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI), Frank Rijsberman, en Bangkok. Crédit: Sinsiri Tiwutanond/IPS.

La eficiencia energética aplicada a la industria ofrece una oportunidad única para las políticas económicas y ambientales de Tailandia, pues la tendencia regional apunta a ciudades verdes sostenibles y más inclusivas.

Así se expresó Frank Rijsberman, director general del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI, en inglés).

La organización intergubernamental, con sede en Corea del Sur, apoya y promueve un crecimiento económico sostenible e inclusivo en los países en desarrollo y emergentes.

Creado en 2012, en la Conferencias de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (Río+20), el GGGI acelera la transición hacia un nuevo modelo de crecimiento económico verde preservando la inclusión social y la sostenibilidad ambiental.

Rijsberman visita Tailandia en el marco de una conferencia para revisar el siete de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (Conferencia SDG7), que procura garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.

El debate entre autoridades y promotores de un desarrollo verde se concentra en acelerar la transición hacia las energías renovables a escala mundial.

“Conferencias como la SDG7 son una buena oportunidad para hacer un balance de lo que ocurre en el mundo. Vemos proyectos apasionantes para reemplazar las minas de carbón por energía solar y eólica”, destacó.

“La proporción de renovables en la producción de energía crece con rapidez y ocupa 25 por ciento de la generación mundial”, indicó Rijsberman.

El director general del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI), Frank Rijsberman (extremo derecho), modera un panel en la Conferencia SDG7 en Bangkok en 2018. Crédito: Khan Ram-Indra/GGGI.
El director general del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI), Frank Rijsberman (extremo derecho), modera un panel en la Conferencia SDG7 en Bangkok en 2018. Crédito: Khan Ram-Indra/GGGI.

El gobierno tailandés frenó sus planes de construir una planta de carbón en el sur del país tras más de una semana de protestas y una huelga de hambre de pobladores locales y activistas.

El ministro de Energía, Siri Jirapongphan, declaró el 22 de febrero que es poco probable que se construya una nueva planta en el sur en los próximos cinco años, pues el gobierno revisa el actual plan de desarrollo energético (2015-2030) para atender la demanda real en cada región, y tiene un interés particular en el Corredor Económico Oriental (EEC, en inglés).

Es una señal de esperanza de parte del gobierno, opinó Rijsberman.

El EEC, un proyecto de inversión ambicioso para ubicar a Tailandia como potencia regional industrial, es clave para el trabajo que hace el GGGI en este país, destacó el gerente de Crecimiento Verde, Planificación e Implementación de Programa, Khan Ram-Indra.

“Trabajamos con complejos industriales porque tienen un papel clave en la conducción de la economía, en especial el EEC, y queremos asegurarnos de que obtengan resultados sostenibles”, explicó.

Rijsberman aprovechará su visita a Tailandia para reunirse con el responsable de la Autoridad de Complejos Industriales y el de la Junta Nacional de Desarrollo Económico Sostenible para involucrar a más actores clave en los diferentes espacios de gobernanza e impulsar estrategias verdes viables.

Con el empleo y el acceso a la energía en niveles óptimos, la organización se concentra en la eficiencia energética y en el cambio hacia las renovables en Tailandia.

El trabajo en este país todavía está en sus primeras etapas, pues Tailandia se integró como miembro del GGGI recién a principios de 2016, indicó Rijsberman.

La organización logró avances en la vinculación del sector privado con apoyo gubernamental para desarrollar proyectos que se concentren principalmente en reducir la emisión de gases invernadero y promover la eficiencia energética.

Eso se extendió a un proyecto de gestión de basura electrónica con la municipalidad de la provincia de Udon Thani.

El GGGI también trabaja con compañías de la industria automotriz, de aceite de palma y de productos marinos congelados para crear una hoja de ruta que les resulte beneficiosa.

El objetivo es que Tailandia cumpla con su compromiso en el marco del Acuerdo de París sobre cambio climático, aprobado en 2015, reduciendo 35 por ciento sus emisiones de gases contaminantes.

“Creemos que hay muchas oportunidades comerciales atractivas para la industria, pero a menudo, estas no necesariamente piensan en la eficiencia energética. Queremos ayudarlas a ser más conscientes y mostrarles que es posible cambiar su tecnología”, explicó Rijsberman.

“Si necesitan ayuda económica, podemos asistir buscando fondos verdes para que en el futuro no necesiten del apoyo gubernamental y puedan hacer ellas mismas las inversiones”, añadió.

Los incentivos económicos y la disminución del impacto del cambio climático son importantes para la agenda global, indicó Rijsberman, y recordó que la salud pública es otro motivo de preocupación inmediata.

Bangkok está en la mira tras sufrir la peor contaminación del aire que se haya registrado en la ciudad entre el 1 de enero y el 21 de febrero.

El Departamento de Control de la Contaminación emitió una alerta para que los niños permanecieran en sus casas porque la situación alcanzó un grado de peligrosidad al registrarse material particulado inferior a 2,5 micrómetros (PM 2,5).[related_articles]

“Creemos que las mismas cosas del crecimiento verde que ayudan a limpiar el ambiente también pueden ofrecer una forma más inclusiva de crecimiento que es fundamental para los sectores marginados de la sociedad”, explicó.

“En ese marco, tratamos de desagregar a nuestros beneficiarios. Buscamos trabajar específicamente con mujeres, niños y niñas. Estos últimos son los primeros en sufrir la contaminación y el cambio climático”, añadió.

“Creo que el gobierno se vuelve cada vez más y más consciente de que el crecimiento económico es importante, pero que la calidad del crecimiento es igual de fundamental”, observó.

“La economía tailandesa crece muy rápido”, coincidió Ram-Indra. “Ahora es el momento crítico en que necesitamos hacer algo bien para el país. Tailandia como líder debería poder compartir el conocimiento con los países vecinos”, apuntó.

“Además, las compañías tailandesas tienen muchos intereses en la región y debemos aplicar los mismos enfoques sostenibles para todos”, añadió.

Los esfuerzos regionales comienzan a plasmarse para que las ciudades verdes sean una prioridad, indicó Rijsberman, quien mencionó los avances del GGGI en la gestión de desperdicios y en energía solar en Vietnam, proyectos de saneamiento en Camboya y de movilidad eléctrica en Laos.

No son oportunidades aisladas, muchos países trabajan juntos para compartir experiencias. Según él, China y Corea del Sur son los actores clave en esas áreas con las tecnologías y los modelos más desarrollados de la región.

Gracias a su fuerte liderazgo y al compromiso de sus miembros, el GGGI logró un impresionante crecimiento en los últimos años, y ahora cuenta con 27 miembros con operaciones en 25 países en desarrollo y economías emergentes.

Traducido por Verónica Firme

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