Política de Trump con Cuba perjudica también a los estadounidenses

Turistas abordan un auto descapotable empleado en paseos turísticos, en las cercanías de la terminal de cruceros marítimos Sierra Maestra, en el casco histórico de La Habana Vieja, en Cuba, el 29 de julio de 2018. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Turistas abordan un auto descapotable empleado en paseos turísticos, en las cercanías de la terminal de cruceros marítimos Sierra Maestra, en el casco histórico de La Habana Vieja, en Cuba, el 29 de julio de 2018. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Los cruceros y líneas áreas de Estados Unidos siguen llegando, aunque las visitas de viajeros de ese país a Cuba han descendido mucho tras el arribo a la Casa Blanca de Donald Trump, quien ha llevado las relaciones bilaterales a su mínima expresión.

Con su nueva política hacia Cuba, Trump interrumpió el deshielo, aunque su anuncio en junio de 2017 de cancelar todos los acuerdos bilaterales de su antecesor, Barack Obama (2009 -2017), con el gobierno de Raúl Castro (2008-abril 2018) no se cumplió del todo, pues se mantienen algunos canales oficiales de diálogo.

Continúa activa la comisión  bilateral entre Cuba y Estados, que sostuvo su séptima reunión el 14 de junio, para discutir las diferencias y el seguimiento de los temas en los que existe cooperación e interés mutuo, como también prosiguen encuentros sobre ciberseguridad, narcotráfico, terrorismo y migración, entre otros.

A la vez, bajo la justificación de unos misteriosos y no aclarados incidentes de salud, Washington redujo considerablemente su personal diplomático en La Habana, emitió un alerta de viaje a sus ciudadanos y expulsó a 17 diplomáticos cubanos de Washington, además de endurecer el embargo sobre la isla.

“Una de las ideas principales de Trump, su lema de ‘Estados Unidos Primero’ (America First) entra en contradicción con el tema de Cuba”, dijo en entrevista con IPS el economista Luis René Fernández Tabío, investigador titular del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana.

El actual jefe de la Casa Blanca “quiere hacer a Estados Unidos grande otra vez, colocarlo primero, crear empleos, pero en esas variables Cuba representa una opción cerrada por su propia política, que podría abrirse y representar beneficios importantes, e incluso significativos para el sector empresarial y de negocios de su país”, añadió.

De acuerdo a este estudioso, en términos geopolíticos y económicos, la nación caribeña “tiene una posición estratégica y un mercado significativo” y se estima que de dos a cuatro años después de levantado el bloqueo, el intercambio comercial podría ser de entre 3.000 a 6.000 millones de dólares”.

En su opinión, son cifras sustanciales de las cuales se beneficiarían mucho más estados específicos,  como los más cercanos a la isla, La Florida o Texas, pero también aquellos cuyos sectores económicos tienen complementariedad e intereses con Cuba.

Jorge I. Domínguez, cubanólogo del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos (DRCLAS, en inglés), de la estadounidense Universidad de Harvard, asegura en un artículo publicado por la revista cubana Temas, que, entre 2002 y 2015, La Habana importó de Estados Unidos productos agrícolas por un valor acumulado de unos 5.300 millones de dólares.

La sede de la embajada de Estados Unidos en Cuba, en el malecón de La Habana, por cuyas inmediaciones transita un bus turístico, en el barrio del Vedado. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
La sede de la embajada de Estados Unidos en Cuba, en el malecón de La Habana, por cuyas inmediaciones transita un bus turístico, en el barrio del Vedado. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Estas compras son realizadas en efectivo y pago adelantado, además de ser en un solo sentido, porque Cuba no puede exportar a su vecino del norte, debido al embargo. “Son condiciones inaceptables e inimaginables en las prácticas normales del comercio”, apuntó Fernández.

Aun así, resulta más beneficioso comprar determinados productos teniendo en cuenta que la agricultura en Estados Unidos está fuertemente subvencionada, que tener que comprarlos en otros mercados. No obstante,  en 2017 estas importaciones solo fueron de 250 millones de dólares.

Un informe difundido a fines del 2017 por la revista Cuba Trade y la Coalición Agrícola de Estados Unidos para Cuba, indica que limitaciones como la prohibición del crédito figuran entre las principales razones por las cuales los productos agrícolas de Estados Unidos solo representan un pequeño porcentaje de las importaciones de Cuba,

Esto explica que el 28 de junio, el Senado estadounidense  aprobara el proyecto de Ley Agrícola 2018 con una enmienda bipartidista destinada a emplear programas de promoción para aumentar el acceso al mercado cubano de productos agrícolas estadounidenses. Estas ventas son permitidas desde el año 2000.

Fernández considera que la mayoría del Senado está dispuesto a aprobar propuestas de Ley que vayan en la dirección de levantar ciertas restricciones del bloqueo económico y comercial vigente desde octubre de 1960 y reforzado bajo la actual administración estadounidense.

“¿Qué los motiva?, la  propia realidad cubana, la dinámica de las inversiones extranjeras aquí, el avance de los proyectos en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, las visitas de miembros de corporaciones interesados en comerciar con Cuba”, comentó.

En su opinión, a medida que cambien la situación política interna en Estados Unidos, en el Congreso o en las posiciones ideológicas de Trump, su gobierno podrá percatarse de que Cuba no es un problema para sus intereses, sino una gran oportunidad de negocios e inversión aunque no lo parezca a primera vista.

Empleados del bar y café El Madrigal, un local administrado por trabajadores por cuenta propia, permanecen a la espera de la llegada de clientes, en el barrio del Vedado, en la capital de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Empleados del bar y café El Madrigal, un local administrado por trabajadores por cuenta propia, permanecen a la espera de la llegada de clientes, en el barrio del Vedado, en la capital de Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

“Quienes están excluidos de todo tipo de beneficios son precisamente los empresarios estadounidenses, con pocas excepciones. Cabe preguntarse por qué no se detuvieron los vuelos comerciales y sus directivos luchan por precios y hacen inversiones para mantener el mercado cubano”, afirmó.

Agregó al respecto que los empresarios saben que Cuba es un mercado en expansión, y quieren estar aquí cuando se eliminen las restricciones que tienen los ciudadanos y residentes estadounidenses de visitarlo como turistas o por cualquier motivo, ese escenario constituye una gran oportunidad económica para sus empresas.[related_articles]

La ciudadanía del país del norte tiene prohibido hacer turismo a Cuba desde enero de 1961, aunque tras la reapertura de lazos diplomáticos en 2015 aumentaron considerablemente los viajes por medidas de flexibilización aplicadas por Obama.

Pero las restricciones impuestas a las visitas individuales y los incidentes sónicos han desestimulado esta variante. Durante el primer semestre de este años llegaron a este país 82,269 viajeros estadounidenses menos que en el mismo período de 2017 (348.713), según la consultora The Havana Consulting Group (THCG).

No obstante, “si alguien pretendió llevarle al presidente Trump entre las propuestas para el memorando de junio de 2017 el cierre de los vuelos comerciales, le tocaron la puerta y le dijeron que no se le fuera a ocurrir eso. Y obviamente, él es sensible al sector económico. Lo mismo ocurre con los cruceros”, compartió.

En ese contexto, Fernández cree que la política cubana está encaminada a ser más eficiente, avanzar en sus transformaciones, mejorar su economía e incrementar la inversión extranjera. “Estamos en un proceso complejo y difícil, pero que va en un sentido positivo”, consideró.

Edición: Estrella Gutiérrez

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