Desigualdades ensanchan brecha digital de género en África

Marcia Julio Vilanculos lleva a su hija pequeña a la capacitación en alfabetización digital, en el centro de innovación Ideario, en Maputo, Mozambique. Los programas de formación deben tener en cuenta las tareas del cuidado que recaen sobre las mujeres. Crédito: Mercedes Sayagues/IPS.
Marcia Julio Vilanculos lleva a su hija pequeña a la capacitación en alfabetización digital, en el centro de innovación Ideario, en Maputo, Mozambique. Los programas de formación deben tener en cuenta las tareas del cuidado que recaen sobre las mujeres. Crédito: Mercedes Sayagues/IPS.

“Piensa en grande”, invita un colorido afiche en las paredes de Ideario, un centro de innovación en Chamanculo, un modesto barrio de la capital de Mozambique.

El mensaje está dirigido a las nuevas pasantes, deseosas de tener los ojos pegados a la pantalla de una computadora mientras aprenden informática y a navegar en Internet.

Tres veces al año, Ideario ofrece un curso gratuito de tres meses sobre alfabetización digital destinado a 60 jóvenes de bajos recursos, elegidas entre 500 candidatas de Chamanculo.

La gerente de operaciones de Ideario, Jessica Manhiça, dijo a IPS que muchas de ellas temen usar la computadora. Y nueve de cada 10 no tienen dispositivos en su hogar.

“Tenía miedo de borrar los documentos de otras personas”, confesó Marcia Julio Vilanculos, de 25 años, en diálogo con IPS. Cuando estaba en la enseñanza secundaria, le pagó a una compañera para que le pasara sus tareas escritas a mano a la computadora.

“Superar el miedo abre la puerta a pensar en grande”, destacó Manhiça. “Las niñas se crían temiéndole a la tecnología, a cometer errores, a que las juzguen por ser poco convencionales o masculinas”, explicó.

El curso comienza por reforzar la autoestima y desarmar el mito de que la tecnología es cosa de hombres.

“Muchos padres desaniman a sus hijas para que no hagan el curso, preocupados de que se vuelvan independientes, quieran casarse tarde o canjeen sexo por empleo”, apuntó Manhiça. “Las jóvenes internalizan la negatividad de sus familias”, añadió.

No sorprende que las mujeres ocupen menos de tres por ciento de los empleos del sector tecnológico, actualmente en auge, según una encuesta de mercado realizada por MUVA Tech, socia de Ideario.

MUVA Tech es un programa que busca el empoderamiento económico de las jóvenes en las ciudades.

De los 28 millones de habitantes que tiene Mozambique, menos de 10 por ciento usan Internet y solo dos de cada 10 son mujeres, concluyó el estudio After Access, de ICT Research Africa.

De los siete países africanos sondeados, solo Ruanda tienen una menor penetración de Internet y mayor disparidad de género.

“Nuestro estudio subraya las barreras de género para el acceso a Internet y el uso, en general, en contextos particulares, urbanos, periurbanos y rurales, con bajos ingresos”, explicó la asesora de evaluaciones de ICT Research Africa, Chenai Chair.

“Las conclusiones reflejan las dinámicas influenciadas por el género que la gente vive a diario”, añadió.

La brecha digital se ensancha en África, alertó la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Incluso Kenia, celebrada por su innovación digital y por tener una brecha de género digital relativamente baja de 10 por ciento, muestra una vasta disparidad entre las personas de menos recursos.

Una auditoría de género digital en los asentamientos precarios de Nairobi, realizada por la Fundación de la World Wide Web (WWWF), en 2015, concluyó que 57 por ciento de los hombres se conectan a Internet, muy por encima de 20 por ciento de mujeres.

En las áreas más pobres de la capital de Uganda, 61 por ciento de hombres y 21 por ciento de mujeres usan Internet; y con respecto al uso de computadoras, la proporción es de 44 por ciento de hombres y 18 por ciento de mujeres.

Cuando las mujeres se conectan a Internet, pueden sufrir acoso.

En Uganda, 54 por ciento de las usuarias de Internet denunciaron amenazas, mientras en Kenia lo hizo una de cada cinco. Los estereotipos de género y el comportamiento abusivo que se observa en la vida cotidiana se refleja en Internet.

“En algunas culturas de Uganda todavía se cree que las mujeres no deben hablar en la misma mesa que los hombres, y eso incluye los debates en las redes sociales”, explicó Susan Atim, de la Red de Mujeres de Uganda, consultada por IPS.

La investigación de la WWWF identifica las causas de raíz de la brecha digital de género: alto costo, falta de experiencia, escasez de contenido relevante para ellas y que las empodere y las barreras que encuentran para expresarse con libertad y privacidad en Internet.

Las sistemáticas desigualdades arraigadas en cuestiones de género, raza, ingresos y ubicación geográfica se replican en el ámbito digital y dejan a muchas mujeres, en especial a las más pobres y de zonas rurales, que quedan rezagadas en la transformación tecnológica de África.

Sin alfabetización digital, las mujeres pueden participar en los dividendos digitales, el acceso a empleo, información y servicios esenciales para asegurar un buen sustento.[related_articles]

Medidas simples como reducir el costo de la conexión, enseñar informática en las escuelas, y ampliar el acceso público a instalaciones son algunas de las iniciativas que podrían impulsar un avance rápido, indicó WWWF.

Tarisai Nyamweda, gerente de medios de Gender Links, observó la falta de modelos femeninos en el área tecnológica para las escolares. La proporción de profesoras en la enseñanza secundaria va de menos de dos cada 10 profesionales en Mozambique y Malawi a poco más de la mitad en Sudáfrica.

“Necesitamos cambiar la narrativa para que las niñas puedan identificar nuevas formas de hacer  cosas”, indicó Nyamweda.

La capacitación digital debe considerar las responsabilidades domésticas de las mujeres.

Para estar en Ideario a las ocho de la mañana, Vilanculos tiene que despertarse a las cinco pues tiene que hacer el fuego para calentar agua y prepara el desayuno para su esposo, pintor de autos, y sus dos hijos.

Luego deja a su hijo mayor en la escuela a las siete, y lleva al bebé con ella a la capacitación. A la hora del almuerzo, levanta al mayor y deja a los dos en la casa de una tía, y regresa a Ideario.

“Estaba cansada, me dolían los pies”, recuerda. Pero el esfuerzo valió la pena. Actualmente, trabaja en Tells, una plataforma de trabajo en línea.

El uso de tecnologías de la información y la comunicación es un requisito en todos los trabajos, salvo dos, lavaplatos y cocinero, en el mercado estadounidense, señala un documento sobre la evolución del mercado laboral de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Si se tiene en cuenta que 90 por ciento de la Cuarta Revolución Industrial requerirá habilidades digitales, según un estudio del Foro Económico Mundial, no hay tiempo que perder en cerrar la brecha digital en África.

Traducción: Verónica Firme

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