Escasez y mala gestión del agua ponen en riesgo a Egipto

Casas flotantes en la margen del río Nilo, en El Cairo. Unos 85 millones de egipcios dependen del río para extraer agua. Según la ONU, este país está por debajo del umbral de pobreza hídrica. Crédito: Cam McGrath/IPS.
Casas flotantes en la margen del río Nilo, en El Cairo. Unos 85 millones de egipcios dependen del río para extraer agua. Según la ONU, este país está por debajo del umbral de pobreza hídrica. Crédito: Cam McGrath/IPS.

La población de El Cairo está cada vez más preocupada y descontenta con la escasez de agua, que alcanza un punto crítico, no solo en la capital de Egipto, sino en todo el país.

Muchas personas se quejan de que pasan gran parte del día sin agua en El Cairo. Algunas barrios de la capital o regiones del país sufren un mayor impacto que otras.

“Donde vive mi abuela, en el centro, cerca de un hospital, casi nunca falta, pero donde vivo con mi familia, en la periferia, el agua falta varias veces a la semana, sino durante el día”, comentó un residente de la capital egipcia.

Egipto sufre un déficit anual de agua de unos 7.000 millones de metros cúbicos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y podría quedarse sin el líquido vital para 2025, cuando se estima que unas 1.800 millones de personas en el mundo sufrirán una escasez absoluta.

El informe sobre Desarrollo Mundial del Agua de la ONU alerta que ese país está por debajo del umbral de pobreza de agua, la escasez es de 1.000 metros cúbicos y avanza hacia una escasez absoluta, de 500 metros cúbicos de agua.

“El agua se va todo el tiempo, no sabemos cómo manejar el asunto. El otro día abrí el grifo y apestaba a alcantarilla”, indicó.

Como subraya el Diario Egipcio sobre Investigaciones de Agua, son muchos los problemas que afectan el flujo del río Nilo, desde irrigación ineficiente hasta contaminación.

Además, el vertido descontrolado de desperdicios generados por las actividades humanas de diferentes vertederos colocados en las márgenes del río aumentaron de forma significativa la contaminación, que llegó a un nivel crítico, alerta la investigación.

La contaminación del Nilo, considerado el más largo del mundo, es un problema subestimado desde hace varias décadas.

“La mayoría de las empresas de Egipto no han hecho casi esfuerzos para cumplir las leyes ambientales que protegen el Nilo, a pesar de que el río cubre 65 por ciento de las necesidades de agua de la industria y recibe más de 57 por ciento de sus aguas residuales”, señala el estudio.

Mucha gente depende del Nilo para tener agua para beber, para la agricultura y uso municipal, pero la calidad suele ser un motivo de preocupación.

La realidad es que el Nilo se contamina por aguas residuales municipales e industriales, con muchos incidentes registrados de filtraciones y de vertido de químicos.

Aunque Helmy Abouleish, presidente de SEKEM, una organización que invierte en agricultura biodinámica, nota una mayor conciencia en el país en lo que respecta a los desafíos que plantea el agua.

“Veo que la conciencia sobre las dificultades que plantea la inseguridad hídrica se propaga más a la sociedad que antes”, observó en diálogo con IPS.

“Todos tenemos que ser bastante conscientes de que lo que sea que hagamos hoy, nuestros hijos lo pagarán en el futuro. Ninguno de los recursos actuales estará disponible para siempre”, añadió.

SEKEM convirtió 70 hectáreas de desierto en oasis verdes cultivados en el noreste de El Cairo.

Ese país necesita innovaciones futuristas, considerando que la disponibilidad de agua empeora.

“En Egipto, las lluvias se concentran a la franja costera que bordea el mar Mediterráneo y ocurren principalmente en el invierno”, explicó Tommaso Abrate, científico del Departamento de Clima y Agua de la Organización Meteorológica Mundial, consultado por IPS.

“El volumen de lluvias es bajo (entre 80 y 280 milímetros al año), escasas y variables en el tiempo y el espacio, por lo que no puede considerarse una fuente confiable de agua”, explicó.

“Los modelos climáticos indican que Egipto, en especial la región costera, sufrirá de forma significativa el cambio climático y, por consiguiente, sequía hacia fines de siglo, mientras que las lluvias registrarán una pequeña disminución en la media anual”, señaló Abrate.

Otros factores como la captación (la extracción de agua de la fuente) y la contaminación tienen grandes consecuencias en la calidad del agua, alertó.

Otro motivo de preocupación es que el país utiliza 85 por ciento de sus recursos hídricos para actividades agrícolas, con 90 por ciento destinados a prácticas agrícolas convencionales.

Pero los desperdicios agrícolas, que contienen residuos de pesticidas y fertilizantes químicos, terminan en el río Nilo.

Es un círculo vicioso que empeora la calidad y la sostenibilidad de las granjas y las haciendas egipcias.

Pero este año, el gobierno y sus socios anunciaron la asignación de 4.000 millones de dólares para atender la escasez hídrica.[related_articles]

“Se realizan grandes esfuerzos en la desalinización del agua del mar Rojo y del Mediterráneo (por ejemplo el proyecto a gran escala Ain Shojna, que purificará 164.000 litros cúbicos al día)”, apuntó Abuleish.

“Se creará una unidad regional para seguir el movimiento del agua utilizando las últimas técnicas de detección para combatir el problema”, añadió.

SEKEM trabaja para desarrollar “un sistema de gestión de agua sostenible y autosostenible”.

“Promovemos varios proyectos de investigación desarrollados por los estudiantes y el equipo de investigación de la Universidad de Heliopolis”, indicó.

“Por ejemplo, nuestro centro de interés actual es investigar sobre los modelos de desalinización, los sistemas de recuperación de agua a partir del aire, así como los sistemas para reciclar aguas residuales”, añadió Abouleish.

La ONU coincide en que en los próximos años, Egipto sufrirá una crisis hídrica de considerables proporciones, lo que requerirá una gestión más efectiva de los recursos escasos disponibles. Eso debería incluir la modernización de los sistemas de irrigación para evitar el desperdicio actual.

Si los responsables no atienden la escasez de agua, existe el riesgo de que en las próximas décadas, un país de casi 80 millones de habitantes se quede sin agua.

Podría derivar en una crisis humanitaria que probablemente desestabilice toda la región del Mediterráneo con consecuencias no predecibles.

Traducción: Verónica Firme

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