Cuando una embajadora de buena voluntad es mensajera de polémica

La embajadora de buena voluntad de Unicef, Priyanka Chopra, sostiene a Suleiman, de 5 años, durante una visita a su hogar en Amman, la capital de Jordania, en septiembre de 2017, en una de sus misiones a favor de la infancia. Crédito: Unicef
La embajadora de buena voluntad de Unicef, Priyanka Chopra, sostiene a Suleiman, de 5 años, durante una visita a su hogar en Amman, la capital de Jordania, en septiembre de 2017, en una de sus misiones a favor de la infancia. Crédito: Unicef

Cuando en 1987 el tenista alemán Boris Becker, embajador de buena voluntad de Unicef, se negó a comprometerse a no jugar en Sudáfrica, un país que estaba entonces en la lista negra por su régimen de apartheid, la agencia de la ONU para la infancia lo despojó del prestigioso título.

«Tendré 20 años este año y soy un buen jugador de tenis profesional, pero creo que soy demasiado joven para entrar en política», argumentó Becker, mientras el gobierno de la entonces Alemania Occidental respaldó a uno de los suyos y protestó por el despido ante la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).

Ahora, 32 años después, otra embajadora de buena voluntad de Unicef, Priyanka Chopra, una modelo y actriz de cine de origen indio, está sumida en una controversia política por su apoyo implícito a las fuerzas armadas indias, en momentos que avanzan hacia la guerra con el vecino Pakistán por Cachemira, un territorio en disputa entre los dos vecinos.

«Entonces, la embajadora de buena voluntad se ha convertido en una mensajera de mala voluntad», dijo a IPS Masood Haider, corresponsal en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) del periódico Dawn, el principal diario en inglés de Pakistán.

En una conferencia de prensa el 22 de agosto, Haider se quejó de que Unicef no respondió a sus mensajes en busca de comentarios.

«Le pregunté acerca de Priyanka Chopra y su papel (de embajadora de buena voluntad) y llamé a Unicef, y llamé a la oficina de prensa… Pero nadie ha respondido en absoluto», explicó decepcionado.

El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo a los periodistas: «Puedo decirles que, para cualquier embajador de buena voluntad, ya sea la señora Chopra o cualquier otra persona, esperamos que se adhieran a posiciones imparciales cuando hablen en nombre de Unicef o  cualquier otra organización» del sistema.

«Cuando hablan a título personal, se reservan el derecho de hablar sobre temas de interés o preocupación para ellos. Sin embargo, sus opiniones personales no reflejan las de la agencia con la que pueden estar vinculados», agregó.

En octubre de 1987, el director de proyectos especiales para Unicef de la época, Horst Cerni, explicó un punto de vista diferente.

Dijo a The New York Times que la asociación de Becker con Unicef, iniciada en abril de 1986, había finalizado porque Becker no había dicho que no volvería a Sudáfrica mientras se mantuviese el régimen de segregación racial.

Becker fue incluido en la lista negra por el Centro de Naciones Unidas contra el Apartheid después de que jugó en Sudáfrica como miembro del equipo juvenil de la Federación de Alemania Occidental en 1984.

Ello aunque entonces tenía apenas 16 años, integraba un equipo y trataba de calificar para participar en su primer Gran Slam, el de Wimbledon, que ganó al año siguiente, convirtiéndose en el más joven tenista en hacerlo.

Unicef explica que escoge sus embajadores entre figuras de renombre de la industria del entretenimiento, que representan los campos de cine, televisión, música y deporte, entre otros.

«Demuestran liderazgo en sus profesiones y sirven como modelos positivos a través de su trabajo», puntualiza la agencia para la infancia.

Unicef fue la primera agencia de la ONU en crear un Programa de Embajadores, con el nombramiento del célebre actor Danny Kaye en 1954, y sus enviados han desempeñado un papel fundamental en la sensibilización sobre las necesidades de la población infantil.

Además, dice el Fondo, han utilizado su talento y su fama para recaudar fondos, abogar, y educar en nombre de Unicef.

En conjunto, los embajadores de Unicef han demostrado que ser una figura pública puede ser una herramienta poderosa para movilizar el apoyo necesario para mejorar la vida de los niños y niñas y garantizar sus derechos humanos básicos, subraya la organización que creó ese papel sensibilizador dentro de la ONU.

Salim Lone, exdirector de la División de Noticias y Medios de las Naciones Unidas, dijo a IPS que Chopra, con decenas de millones de seguidores en las redes sociales, hizo un comentario que resulta alarmante por sus implicaciones y su papel de embajadora.

«La guerra no es algo que me guste mucho, pero soy patriota», fue cómo la superestrella de Bollywood y Hollywood, embajadora de buena voluntad de Unicef desde 2016, describió sus puntos de vista sobre las crecientes tensiones entre India, su país, y Pakistán.

«Hace unos meses tuiteó su apoyo a las fuerzas armadas de su país cuando los aviones indios bombardearon un supuesto campamento militar en Pakistán, arriesgando otra guerra, potencialmente nuclear esta vez», dijo Lone, quien fue portavoz del jefe de la misión de la ONU en Iraq.

Lone se refería al tuit que lanzó la actriz el 26 de febrero, donde apoyaba a las fuerzas militares indias que acababan de bombardear una zona vecina a la ciudad paquistaní de Balakot, en un ataque supuestamente dirigido al campamento de un grupo islamista armado, que días antes había matado a unos 40 soldados indios en Cachemira, según la versión de Nueva Delhi.

El diplomático consideró que la estabilidad del mundo entero se ve afectada por una degradación cada vez más preocupante de los valores universales que han prevalecido por largo tiempo, muchos de los cuales ayudó a cimentarlos las Naciones Unidas.

«La organización socavará su mayor fortaleza, su credibilidad moral, si sucumbe a este flagelo creciente» de pérdida de valores éticos, dijo el exfuncionario de la ONU de origen sudafricano.

A su juicio, si Unicef hubiera hablado con Chopra después de su desafortunado tuit de febrero, como solía hacerlo en tales situaciones, ahora no habría ido más lejos y habría sugerido que el patriotismo requería apoyo para la guerra.

Ante las protestas contra los comentarios de la embajadora de buena voluntad de Unicef, la ONU se vio forzada a explicar que sus enviados especiales deben ceñirse a sus directrices cuando hablan en nombre de la organización, pero que son libres de expresar sus opiniones personales en las demás ocasiones.

«Eso es intolerable», dijo Lone. «Si alguien que expresa sentimientos racistas o misóginos o de hecho a favor de la guerra en nombre de la libertad de expresión personal puede mantenerse como embajador de la ONU, entonces se verá que la ONU está contribuyendo activamente a la degradación de las razones para la que fue creada», insistió.

Para el diplomático el comportamiento adecuado fue el que se observó en hace más de tres décadas en el caso de Becker, el ganador de seis títulos de Gran Slam. Jugó un partido de tenis en Sudáfrica, contrariando las normas contra el apartheid, y cuando no se comprometió a no volver a hacerlo, Unicef terminó su relación.

Para sus críticos, Chopra no apagó la polémica cuando a mediados de agosto respondió a una irritada youtuber paquistaní que la interpeló durante una feria comercial de belleza en la ciudad estadounidense de Los Angeles, que “tengo muchos, muchos amigos de Pakistán, y soy de India. La guerra no es algo que me guste mucho, pero sí soy patriota”.

“Entonces, siento si he herido tus sentimientos o los de la gente que me quiere y me ha querido. Pero creo que todos nosotros tenemos un tipo de punto intermedio en el que tenemos que navegar”, planteó.

T: MF

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