¿Está India en el camino de sortear la tormenta perfecta?

Los productores agrícolas de sobrevivencia que dependen de la lluvia para el riego requieren innovaciones en el manejo del agua, la agricultura y la energía. En la imagen tres familias de agricultores se ayudan mutuamente a arar y sembrar sus pequeñas parcelas, después del paso del último monzón en Warangal, en el estado de Andhra Pradesh, en el este de India. Crédito: Manipadma Jena / IPS
Los productores agrícolas de sobrevivencia que dependen de la lluvia para el riego requieren innovaciones en el manejo del agua, la agricultura y la energía. En la imagen tres familias de agricultores se ayudan mutuamente a arar y sembrar sus pequeñas parcelas, después del paso del último monzón en Warangal, en el estado de Andhra Pradesh, en el este de India. Crédito: Manipadma Jena / IPS

Para 2030 una «tormenta perfecta» de una escasez combinada de alimentos, agua y recursos energéticos, potenciada por el cambio climático, desataría disturbios populares, conflictos transfronterizos y migraciones masivas de las regiones más afectadas.

Esa profecia la anticipó y conceptualizó hace justamente 10 años John Beddington, entonces el principal asesor científico del gobierno de Gran Bretaña. Ahora, en 2019,  la predicción parece ser cada día más una posibilidad real, especialmente para los países del Sur en desarrollo.

El impulso actual hacia un mundo seguro para la alimentación y la nutrición, con el horizonte de la necesidad de alimentar a una población global estimada de 10.000 millones en 2050, está secuestrado por el vínculo insostenible entre la agricultura, el agua y la energía. Todo esto se ve exacerbado por la emergencia climática que pende sobre la población mundial.

«A lo largo de los años, hemos tendido a utilizar en exceso el agua y la energía en las actividades agrícolas, prácticas que ahora están en contradicción con los desafíos originados por los cambios emergentes en la hidrología y la creciente concentración global de gases de efecto invernadero», explicó Ajay Mathur, director general del no gubernamental Instituto de Energía y Recursos indio.

«Aquellos de nosotros que trabajamos en temas de agua en el Sur entendemos que ha habido décadas de mala gestión de nuestra tierra, agua, energía y ecosistemas debido a políticas deficientes, cuyos efectos ahora se están agravando debido al cambio climático», acotó Aditi Mukherji, investigadora principal del Instituto Internacional de Gestión del Agua (INWI, en inglés),

La alarmante escasez de agua en India es algo ya muy real, al igual que las prolongadas sequías en su región central y las continuas inundaciones apocalípticas en varios estados. Cada desastre deja su propio impacto nocivo en la producción de alimentos de forma consecutiva.

Los problemas en cada uno de los sectores de la producción agropecuaria, el agua y la energía se están abordando en India y otros países vulnerables del Sur a través de diferentes políticas, programas e innovaciones.

Pero se necesita un mayor y nuevo enfoque en su interconexión para resolver los problemas del agua, la energía y los alimentos del mundo real, según Mukherji, coautora y coordinadora del capítulo sobre el agua del sexto informe de evaluación del Grupo  Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, publicado en 2018.

«Las políticas para reducir el estrés hídrico en la agricultura, por ejemplo, tienen que centrarse en todos los frentes, asegurando que las políticas de adquisición de alimentos se revisen para incentivar los cultivos que consumen poco agua”, afirmó la científica.

Además, dijo, se necesita que “las políticas de energía agrícola se modifiquen para proporcionar incentivos más inteligentes para una menor extracción de aguas subterráneas, y que las políticas de agua fomenten soluciones descentralizadas como la cosecha de agua y la agricultura eficiente en el uso de agua».

“Las soluciones para los problemas de sobreexplotación de las aguas subterráneas a menudo se encuentran en las políticas energéticas de las regiones, incluido el potencial cada vez mayor de las energías renovables», añadió Mukherji.

En India, como en otras economías del Sur en desarrollo, las mujeres administran la seguridad alimentaria familiar, y cada vez más la energía solar fuera de la red convencional las ayuda en su propósito. En la imagen, una campesina alimenta un molino de 1,5 vatios movido por energía solar en la azotea de su casa en Male Mahadeshwara Hills, en occidental estado indio de Karnataka. Crédito: Cortesía de SELCO India
En India, como en otras economías del Sur en desarrollo, las mujeres administran la seguridad alimentaria familiar, y cada vez más la energía solar fuera de la red convencional las ayuda en su propósito. En la imagen, una campesina alimenta un molino de 1,5 vatios movido por energía solar en la azotea de su casa en Male Mahadeshwara Hills, en occidental estado indio de Karnataka. Crédito: Cortesía de SELCO India

Energía limpia al rescate de productores de alimentos

La pequeña finca de apenas una hectárea de Ravi Naik se encuentra en la aldea de Shattigerahalli, en el oeste del distrito de Ghats, en el estado de Karnataka, en el sur de  India.

La electricidad no ha llegado a esta zona remota y este campesino de 56 años no tiene más remedio que cultivar la nuez de areca o de betel (Areca catechu), una palma que requiere menos agua pero cuyo fruto, muy usado como estimulante en Asia,  también tiene precios más bajos en el mercado.

Naik quería cultivar bananas, un fruto mucho más rentable, pero no tenía manera de  pagar el extra del riego adicional necesario, con una bomba alimentada con querosén, cuyo coste normal ya superaba los siete dólares mensuales, según contó a IPS en una visita a su propiedad.

Pero un día se encontró con un técnico de SELCO India, una empresa de energía solar en Karnataka. Naik le narró su desgracia y la compañía, que promueve soluciones sostenibles para la población más pobre, exploró y encontró un estanque con agua perenne lo suficientemente cerca para instalar una pequeña bomba solar de unos 745,7 370 vatios, suficiente para el riego de las plantas de banana.

Los ingresos de Naik se duplicaron, lo que facilitó el pago del préstamo para la bomba, y la fruta crece ahora en abundancia en su pequeña parcela y se convirtió en la merienda favorita de su nieto de tres años.

Además, su finca es autosuficiente y con energía limpia, lo que le permite despreocuparse de los aumentos en el precio de los combustibles fósiles en el mercado negro, donde antes tenía que recurrir para aprovisionarse de querosén.

Mathur, del Instituto de Energía, considera que “la promoción de bombas solares energéticamente eficientes, junto con la venta del excedente de electricidad generada a la microred, brinda la oportunidad de instalar sistemas de microirrigación, mitigar las emisiones climáticas y proporcionar ingresos para que los agricultores inviertan más en tecnología”.

El especialista, quien integra la nueva Comisión de Acción Urgente sobre Eficiencia Energética de la Agencia Internacional de Energía, defiende que la “eficiencia energética es el primer paso para garantizar que la electrificación a base de energía solar resulte rentable”.

Si bien la ciencia y la innovación tienen mucho que ofrecer para el agua, la energía y la seguridad alimentaria, estas deben estar respaldadas por políticas institucionales y liderazgo político para identificar los caminos apropiados para superar una gran cantidad de desafíos interconectados, según la investigadora Mukherji.

Una planta de energía solar de 10 megavatios, ubicada sobre los canales de riego de Vodadara, en el occidental estado indio de Gujarat, proporciona energía limpia a miles de agricultores. Crédito: Manipadma Jena / IPS
Una planta de energía solar de 10 megavatios, ubicada sobre los canales de riego de Vodadara, en el occidental estado indio de Gujarat, proporciona energía limpia a miles de agricultores. Crédito: Manipadma Jena / IPS

Consecuencias nefastas ya entre nosotros

El nuevo Atlas de Riesgo del Aguas de Acueductos, publicado el 6 de agosto por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, en inglés), indica claramente que las políticas de India no están orientadas a responder a los desafíos que ya enfrenta en la materia.

El Atlas clasifica a la India en el puesto 13 entre los 17 países que enfrentan estrés hídrico «extremadamente alto», casi cerca de las condiciones del Día Cero.

La investigación advierte que las consecuencias potencialmente graves se pueden desencadenar con mayor frecuencia en India, incluso durante breves períodos de sequía cuando la demanda supera a la oferta, debido a que su población es tres veces mayor que la de los 16 países restantes en la lista de aquellos con estrés hídrico.

«El sur de Asia es una de las regiones más pobladas del mundo con altos niveles de pobreza y desnutrición junto con su rápido desarrollo económico. También es un punto crítico a nivel mundial, debido a las enormes demandas de alimentos, agua y energía en un contexto de graves impactos del cambio climático», explicó Jim Woodhill, del Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia (DFAT, en inglés).

«Por experiencia sabemos que la inseguridad alimentaria (e hídrica) puede ser un detonante de disturbios sociales e incluso de revoluciones. En una región tan poblada (como Asia del Sur) es fundamental que se encuentren soluciones socialmente justas y ambientalmente sostenibles para el desafío que representa el vínculo entre agua, alimentos, energía y el clima”, dijo Woodhill, asesor de sistemas alimentarios para el para el desarrollo sostenible del sur de Asia en el DFAT.

Ya en 2014 la ONU advirtió que India podría enfrentar la peor parte de la crisis del agua, por la situación geográfica de la península dentro del Sur de Asia.

Para 2050, indicó el organismo entones, las cuencas hidrográficas compartidas en la región podrían generar enfrentamientos de India contra Pakistán, China y Bangladesh por el intercambio del agua fluvial. Las cuencas de los ríos Indo, Ganges y Brahmaputra son cruciales para los cuatro países.

De hecho, el intercambio de agua fluvial entre varios estados indios ya está provocando disputas  tanto legales como políticas.

«Los sistemas de gobernanza débil son el núcleo del problema. Ya no es suficiente centrarse en generar y distribuir riqueza: debemos agregar la dimensión de cómo responder al cambio climático. La ciencia, las nuevas formas de toma de decisiones y la participación ciudadana deben van de la mano», dijo Woodhill.

“La experiencia en todo el mundo muestra cómo se intensifica la competencia por los recursos de tierra y agua, impulsada por una mayor demanda de la agricultura, el sector energético y la industria”, afirmó el funcionario australiano.

Añadió que “en el sur de Asia, es inmensa la potencial escalada de la tragedia humana de no avanzar lo suficientemente rápido por un camino de sostenibilidad y resiliencia climática”.

Los planteamientos de Mathur, Mukherji y Woodhill se produjeron durante la conferencia anual del Fondo Crawford de Australia, celebrada en Canberra el lunes 12 y el martes 13 de agosto, donde de telón de fondo de sus análisis estuvo como contener “la tormenta perfecta” que anticipó Beddington en 2009.

Logros como el de los agricultores de pequeña escala en India y otros países vulnerables, como los que ejemplifica el campesino Naik, pueden en cualquier caso mitigar o alejar el impacto y contribuir a convertir en sostenible la ahora insostenible relación entre la agricultura, el agua, la energía y el cambio climático.

T: MF

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