La guerra afgana cada día más mortal para la población infantil

Una madre y sus hijos, en medio de los escombros de una bomba en las afueras de Kabul. Un nuevo informe de las Naciones Unidas alarma con el dato de que 12.599 menores de edad, la mayoría niños, fueron muertos o heridos en la guerra de Afganistán entre 2015-2018, un 82 por ciento más que entre 2011-2014. Crédito: Anand Gopal / IPS
Una madre y sus hijos, en medio de los escombros de una bomba en las afueras de Kabul. Un nuevo informe de las Naciones Unidas alarma con el dato de que 12.599 menores de edad, la mayoría niños, fueron muertos o heridos en la guerra de Afganistán entre 2015-2018, un 82 por ciento más que entre 2011-2014. Crédito: Anand Gopal / IPS

Los últimos cuatro años estuvieron entre los más mortales para los niños en Afganistán desde la invasión que encabezó Estados Unidos en 2001, con casi 13.000 muertos y heridos dentro de ese grupo de población en ese período, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El nuevo y cuarto informe del secretario general de la ONU, António Guterres, sobre los niños y el conflicto armado en Afganistán, encontró que 12.599 niños y jóvenes habían sido confirmados como muertos o heridos durante combates entre 2015-2018, un 82 por ciento más que entre 2011-2014.

En el documento, Guterres, dado a conocer el jueves 3, condenó “el alarmante nivel” de muertes y otras violaciones graves, cometidas por todas las partes, contra los niños y jóvenes, sobre los que “continúa recayendo el peso del conflicto armado”.

El informe sirve como un potente recordatorio de que, si bien las conversaciones para alcanzar la paz entre Estados Unidos y el grupo fundamentalista Talibán,  han logrado un progreso importante, la vida de la población en esa nación sigue dramáticamente afectada por la violencia armada y las dificultades que ella conlleva.

El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo el mismo jueves 3 que Guterres estaba «profundamente perturbado por la escalada, la gravedad y la recurrencia de violaciones graves sufridas por niños y niñas» en Afganistán en los últimos años.

«El reclutamiento de niños, principalmente por grupos armados, incluidos los talibanes y el Daesh, continuó siendo documentado, al igual que más de 800 ataques contra escuelas y hospitales», agregó Dujarric, usando la denominación árabe para el radical grupo Estado Islámico (EI).

El estudio de 17 páginas, que llevaba el nombre de Guterres pero que fue compilada por su representante especial para los niños en conflictos armados, la argentina Virginia Gamba, remarca que los menores de edad representaron durante el periodo analizado casi un tercio de todas las víctimas civiles en Afganistán.

En su mayoría fueron asesinados o mutilados en ataques terrestres, explosivos improvisados, ataques aéreos, explosiones de bombas suicidas y armas sin explotar que detonaron inesperadamente después de su despliegue.

«Los niños en Afganistán no han conocido nada más que realidades desgarradoras como resultado de la violencia y la guerra», dijo Gamba en un comunicado que acompaña al informe.

«El número de víctimas infantiles es terrible, e insto a todas las partes a que pongan fin de inmediato al sufrimiento de los niños», añadió.

La ONU culpó a los talibanes, la rama afgana del EI y otros grupos armados por la mayoría (43 por ciento) de los 3.450 niños que murieron y 9.149 más que fueron mutilados durante los 18 años de persistente guerra.

Aun así,  otro 30 por ciento de las víctimas infantiles se atribuyeron a las fuerzas de seguridad afganas, las fuerzas progubernamentales, las de Estados Unidos y otros socios internacionales, con la particularidad de que se produjo un gran aumento los últimos cuatro años, respecto al periodo anterior.

Gamba señaló que se produjo un creciente número de muertos civiles desde que la Fuerza Aérea Afgana comenzó a tener capacidad de lanzar ataques aéreos en 2015. Desde principios de ese año, unos 1.049 niños murieron o resultaron heridos por bombardeos aéreos.

En un caso extremo, ocurrido en abril de 2018, los helicópteros de la Fuerza Aérea Afgana dispararon cohetes y usaron ametralladoras pesadas durante una ceremonia de graduación al aire libre en una madraza,  en el distrito Dasht-e Archi de la provincia de Kunduz, matando al menos a 30 niños e hiriendo a otros 51, según el informe.

Los talibanes, el EI y las fuerzas de seguridad afganas continúan reclutando niños como soldados, denuncia también el informe.

Con el agravante de que una vez que son liberados del servicio en grupos armados irregulares, los jóvenes con frecuencia terminan en la cárcel por cargos contra la seguridad nacional.

«Si bien la protección y el bienestar de los niños solo se pueden alcanzar a través de la paz a largo plazo, debemos aprovechar todas las oportunidades disponibles para mejorar en este momento la protección de los niños y niñas en Afganistán», agregó Gamba.

El informe se produce después de que los negociadores estadounidenses y talibanes habían logrado alcanzar un borrador de acuerdo de paz, el 3 de septiembre, destinado a la retirada de las 14.000 militares estadounidenses y miles de efectivos de la Organización del Atlántico Norte (Otan) en ese país sin litoral, situado en el sur Asia.

Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendió las conversaciones después de que militantes talibanes llevaron a cabo un ataque con bombas el 5 de septiembre, en la capital, Kabul que mató a 12 personas, incluido un soldado estadounidense.

Pakistán y los talibanes han pedido desde entonces una nueva ronda de negociaciones.

Los talibanes actualmente controlan más territorio que el que tenían en 2001, cuando Estados Unidos invadió el país después de los ataques del 11 de septiembre contra las torres gemelas de Nueva York.

La guerra se ha estancado, con un aumento de las bajas entre civiles y combatientes a pesar del irregular progreso de las negociaciones entre las partes que se desarrollan  en Qatar.

T: MF

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