Juventud africana convierte la restauración de tierras en su negocio

Imagen aérea de una zona de la región del Alto Este, en Ghana, antes de la restauración de la tierra degradada. Los expertos dicen que los jóvenes de África deben involucrarse en proyectos de recuperación de los suelos para que estos tengan éxito. Crédito: Albert Oppong-Ansah / IPS
Imagen aérea de una zona de la región del Alto Este, en Ghana, antes de la restauración de la tierra degradada. Los expertos dicen que los jóvenes de África deben involucrarse en proyectos de recuperación de los suelos para que estos tengan éxito. Crédito: Albert Oppong-Ansah / IPS

La última vez que el sudafricano Siyabulela Sokomani corrió un maratón lo hizo con un árbol atado a la espalda. Un retoño nativo de aceituna silvestre para ser exactos. Seguramente afectó su tiempo, ya que el experimentado corredor completó los 42,2 kilómetros en 4:42 horas en lugar de sus habituales 3:37 horas.

Pero el empresario de 34 años, copropietario del vivero ecológico Shoots and Roots (brotes y raíces), que no utiliza fertilizantes químicos ni herbicidas, lo hacía por una buena causa.

La #runningtreecampaign (corriendo por la campaña del árbol), un esfuerzo de recaudación de fondos de Township Farmers, una iniciativa sin fines de lucro que Sokomani fundó junto a la activista por los derechos de la infancia Ondela Manjezi, buscó fondos para plantar unos 2 000 árboles nativos en Kayaltishea, el que fue un gran asentamiento precario para la población negra durante el régimen del apartheid en los suburbios de la occidental Ciudad del Cabo.

Además de plantar árboles, Township Farmers (agricultores urbanos) también educa a los escolares sobre cómo cultivar sus propios vegetales y cómo plantar y cuidar los árboles y en general la vegetación.

Sokomani creció en Kayaltishea, enclavado en una zona conocida por la distintiva arena blanca de sus playas, dentro de la bahía de La Mesa, en que las conchas marinas son parte de la tierra y donde solo las plantas autóctonas logran prosperar.

Bajo el régimen de segregación racial, la maltratada zona recibió pocos o ningún servicio, los espacios verdes desaparecieron y aún ahora en muchas partes se sobrevive sin ellos.

Con ese entorno, gracias a un maestro que le enseñó a él y a sus compañeros de clase sobre la importancia del ambiente, el reciclaje y el cultivo de sus propios alimentos, Sokomani decidió estudiar la carrera de horticultura.

«No había nada. Ni siquiera existía la cultura de plantar árboles. La lucha de la gente se centraba en conseguir un trabajo y alimentar a sus familias», dijo a IPS.

Así que Sokomani y sus amigos y colegas completaron la maratón de Ciudad del Cabo y recaudaron el dinero suficiente para adquirir una importante dotación de retoños de árboles nativos, que ya comenzaron a plantar en las escuelas de Kayaltishea, comenzando con el antiguo centro donde Sokomani realizó sus estudios secundarios, la Escuela Zola Senior.

Los alrededores de las escuelas están ahora salpicados por olivos silvestres, olivos de arena y robles plateados, entre otras variedades arbóreas.

Hacer de la reforestación un negocio

Sokomani fue elegido embajador juvenil de la Iniciativa de Restauración del Paisaje Forestal Africano (AFR100) y la última semana de octubre participó en su reunión anual en Accra, la capital de Ghana.

Su asistencia a AFR100, un proyecto donde los países africanos se han comprometido a restaurar más de 111 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030, fue importante. Como empresario, Sokomani estuvo allí para mostrar a otros jóvenes africanos cómo crear oportunidades comerciales viables para impulsar esa restauración de tierras.

Shoots and Roots tiene una gran cantidad de clientes en Sudáfrica, a los que regularmente proporciona de 150 000 a 200 000 árboles nativos en un solo pedido, y con capacidad para cultivar hasta un millón de brotes de árboles a la vez.

«Nos falta algo. Nos falta que los jóvenes se involucren activamente en el lado administrativo de los empredimientos», señaló Sokomani.

AFR100 es parte la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), el plan de acción económico de la Unión Africana, y  coordina las actividades de restauración de tierras en el continente, con el apoyo de socios técnicos de la iniciativa, incluido el Centro de Investigación Forestal Internacional, ONU Medio Ambiente y el Instituto de los Recursos Mundiales (WRI, en inglés), entre otros.

La degradación de la tierra sigue siendo una amenaza para la seguridad mundial, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) que establece que dos tercios de África están en esa situación, incluyendo sus desiertos y tierras secas.

Las cifras de la CNULD indican que en la actualidad unos 45 millones de personas en el continente,  principalmente en África oriental y meridional, sufren inseguridad alimentaria, debido en buena parte al déficit de tierras cultivables.

Además de la mejora en la seguridad alimentaria que aporta la restauración de tierras, el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas indicó en un informe de agosto que una mejor gestión de la tierra ayuda a combatir el calentamiento global y reducir la liberación de gases de efecto invernadero.

Por eso, los autores del informe recomendaron acciones enérgicas para detener la erosión del suelo y la desertificación.

En África muchos creen que sin involucrar a los jóvenes en los esfuerzos para la recuperación de las tierras degradadas, el éxito se dificulta.

«Tenemos que involucrar a los jóvenes de manera significativa, invertir en ellos. Necesitamos aprovechar su energía o nos alejaremos del camino”, dijo a IPS la copresidenta del Consejo de Restauración Mundial del WRI, Wanjira Mathai, durante la reunión de AFR100 en Accra.

Mathai recordó que los jóvenes son un «grupo demográfico increíblemente importante en este movimiento de restauración», ya que 60 por ciento de la población de África tiene menos de 25 años.

«La restauración y muchas iniciativas ambientales son muy lentas y profundas porque toman tiempo, algunos árboles tardan 30 años en madurar en nuestros trópicos”, explicó, antes de recordar que en otras parte del mundo, como Escandinavia, el proceso puede demorar mucho más, hasta 90 años.

Por eso, a su juicio, cumplir metas y compromisos ambiciosos requiere de energía juvenil.

La experta dijo que los jóvenes «quieren involucrarse en emprendimientos empresariales, muchos de ellos son ambientalistas, pero no hemos creado espacios para ellos, a menudo solo pensamos que son demasiado jóvenes».

Convertir a desempleados en emprendedores

El Banco Africano de Desarrollo establece que 420 millones de jóvenes del continente de entre 15 y 35 años están desempleados.

Este desafío puede resolverse si los jóvenes se aventuran en la agrosilvicultura, aseguró  Honorine Uwase Hirwa, fundadora de la iniciativa Restauración Juvenil del Paisaje Forestal de Ruanda, que ha entrenado a más de 15 000 jóvenes de su país en la plantación de árboles.

«Hay una oportunidad especial en el movimiento de restauración para los jóvenes, algunos pueden establecer viveros de árboles, otros pueden plantar árboles frutales y vender la fruta, hay muchas oportunidades cuando se trata de restauración, es cuestión de capacitarlos con conocimiento y facilitar su acceso a fondos financieros», dijo a IPS durante AFR100.

Sokomani está de acuerdo.

Como sudafricano nacido y residente en la provincia de Cabo Occidental, donde solo 4,9 por ciento de la tierra agrícola es propiedad de la población negra, para Sokomani fue particularmente difícil tener éxito en un negocio que requiere tierra.

De hecho, no obtuvo créditos bancarios o subvenciones para su negocio y pudo lograr el éxito de su emprendimiento, gracias a la confianza en él de un cliente, Carl Pretorius, que se convirtió en su socio comercial.

Pero lo principal, aseguró a IPS, es la pasión por su emprendimiento. «No llegarás a ninguna parte a menos que tengas pasión por los árboles… todo se trata de la pasión y de lo que haces», dijo convencido.

«La restauración del paisaje forestal es mucho más que solo plantar árboles», precisó de todos modos Mamadou Diakhite, jefe del equipo de Gestión Sostenible de la Tierra y el Agua del NEPAD, durante la reunión en la capital ghanesa.

Explicó a IPS que hizo esta precisión porque algunos sectores presentan AFR100 como una iniciativa concentrada en plantar árboles, protegerlos y evitar que la gente acceda a ellos, “cuando es exactamente lo contrario”. “La restauración va más allá de la siembra de árboles. Se trata de mucho más, de crear sistemas agroforestales y de ecología agrícola», subrayó.

T: MF

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