La ONU al flanco de los más desfavorecidos ante la covid-19

Un primer plan de 2,5 billones de dólares presentó la ONU para que todos, también los 6000 millones de personas más desfavorecidas del planeta, se repongan del embate de la covid-19. Foto: Unctad
Un primer plan de 2,5 billones de dólares presentó la ONU para que todos, también los 6000 millones de personas más desfavorecidas del planeta, se repongan del embate de la covid-19. Foto: Unctad

Las Naciones Unidas, tomando la palabra al Grupo de los 20 (G20) países industriales y emergentes, de “hacer lo que sea necesario para superar la pandemia” de la covid-19, presentó este lunes 30 un primer plan de 2,5 billones de dólares para que ese empeño de los ricos alcance a los restantes 6000 millones de personas más desfavorecidas del planeta.

Una de sus agencias especializadas, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), propuso atacar por tres flancos a los perjuicios económicos sin precedentes que ya desencadena la crisis de la enfermedad del coronavirus en los países industrializados y avanza, sin freno aparente, hacia el mundo en desarrollo.

La primera ofensiva planeada consiste en inyectar liquidez, un billón (millón de millones) de dólares, en la economía mundial, mediante una emisión de 750 000 millones de derechos especiales de giro (deg), la unidad de cuenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), que equivale a la conversión de ese monto de la moneda estadounidense.

“Una especie de dinero caído desde un helicóptero para todos los abandonados en el atraso”, graficó la Unctad en su sede en esta ciudad suiza, al anunciar el primer estímulo propuesto para los países del Sur en desarrollo.

Le sigue la iniciativa de una declaración de jubileo (condonación) de la deuda para las economías con mayores penurias, con una paralización de los pagos de la deuda soberana, la contraída por estados, y a continuación una rebaja significativa de la deuda, algo parecido a lo que obtuvo Alemania después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Este paso, supervisado por un órgano independiente a crearse, cancelaría en 2020 créditos por un billón de dólares, calculó la Unctad.

La tercera embestida tiende a reforzar los servicios sanitarios de urgencia desplegados en la acción contra la pandemia y se inspira en el Plan Marshall, que toma su nombre del general George Marshall, uno de los estrategas de las fuerzas estadounidenses en el frente europeo de ese mismo conflicto.

Al término de la guerra, cuando era secretario de Estado en Washington, Marshall impulsó ese proyecto, con la inversión de 14 000 millones de dólares de la época, y consiguió revitalizar la economía diezmada de Europa occidental y al mismo tiempo reconvertir el aparato productivo de su país.

La Unctad estima que a esos planes sanitarios urgentes contra la covid-19 y a los programas de alivio social vinculados a ellos se les pueden destinar fondos por 500 000 millones de dólares financiados por los recursos de la asistencia oficial al desarrollo (ODA), prometidos aunque nunca desembolsados por las naciones industrializadas para cooperación con los países menos avanzados.

Esa suma equivale a la cuarta parte de las contribuciones pendientes de la última década, precisó la institución.

A las tres medidas, la Unctad adiciona la propuesta política de sumar con toda legitimidad el control de capitales a cualquier política que regule la restricción de la fuga de capitales y de la liquidación de papeles bursátiles en los mercados de países en desarrollo, como también en las políticas para detener la declinación de las divisas y del valor de esas acciones bursátiles.

La declaración del G20, emitida el 26 de marzo, al término de una reunión virtual, sostuvo que sus miembros adoptaban “medidas inmediatas y vigorosas para apoyar nuestras economías, proteger a los trabajadores, negocios -especialmente las micro, pequeñas y medianas empresas- y los sectores más afectados; además, proteger a los vulnerables con la protección social adecuada”.

“Estamos inyectando más de cinco billones de dólares en la economía global (…) para contrarrestar los impactos sociales, económicos y financieros de la pandemia”, añadió la declaración final.

La cifra mencionada por el G20 incluye los 2,2 billones de dólares aprobados ya por el legislativo Congreso de Estados Unidos, para invertir en ese país, y otras sumas apreciables de estímulos anunciadas por Alemania, China, Francia, Gran Bretaña, España e Italia.

En cuanto a la Unión Europea seguía este lunes 30 enfrascada en un debate ya tradicional entre países más austeros del Norte (Alemania y Países Bajos a la cabeza) y los más sensibles a las urgencias sociales (Italia, España y Portugal), con Francia como su aliado en esta ocasión.

El documento de la Unctad alude a tales paquetes de estímulo, “sin antecedentes tanto por dimensión como por objetivos”, anunciados en los últimos días por las mayores economías y China para atenuar los crecientes perjuicios económicos y responder a la inexorable gran crisis económica que está en el horizonte.

Un primer análisis permite evaluar el efecto que tendrán en demanda adicional y por tanto en el ingreso nacional de cada economía.

La Unctad concluye que el impulso a esas economías equivaldrá en 2020 a 1,4 billones de dólares, muy por debajo de los montos totales  anunciados por los gobiernos. Pero sin duda, tendrá un efecto positivo en esas economías y también en la economía mundial, reconoce.

En un desglose más detallado, la Unctad precisa que en los paquetes de estímulo de esos países ricos y China conviven medidas de emergencia, como préstamos para reflotar empresas aunque las economías se deprecien, con inyecciones a la demanda mediante compras gubernamentales de bienes y servicios y de transferencias de efectivo a los hogares, si bien este último rubro representa apenas una fracción de los paquetes adoptados.

El examen se detiene en los 2,2 billones aprobados en Estados Unidos, donde esa clase de medidas (ayuda a la demanda) suman menos de 579 000 millones de dólares, incluyendo gastos en bienes y servicios (193 000), beneficios adicionales a desempleados (111 000 estimados) y transferencias en efectivos (275 000).

La mayor tajada del paquete comprende los préstamos a empresas, que se convertirán en transferencias si no son reembolsadas.

Si se exceptúa esta eventualidad y se considera el efecto multiplicador de las compras del gobierno en el producto interno bruto (PIB) y el detalle de que los beneficios al contado se destinan en parte al ahorro, la demanda adicional para 2020 generada por el paquete de 2,2 billones llegaría a apenas a 395 000 millones, menos de una quinta parte del promocionado plan de ayuda.

El autor del documento, Richard Kozul-Wright, economista jefe de la Unctad, reconoció a IPS que en estos casos siempre existe el riesgo de que los fondos aportados por los Estados terminen en las arcas de los grupos financieros como ocurrió en tiempos recientes en los países industrializados.

En particular, eso sucedió después de la crisis financiera de 2008-2009, en la denominada “flexibilización cuantitativa (‘quantitative easing’, en inglés), un eufemismo para designar evidentes subvenciones al sistema bancario y financiero privado.

“Siempre hay un riesgo y casi con seguridad en los grandes paquetes como los que el G20 está promoviendo -aunque Estados Unidos ha puesto ahora algunas restricciones en los papeles bursátiles-, existen retornos y dividendos en sus créditos”, comentó Kozul-Wright.

En cambio, “en nuestra propuesta eso no es cierto porque está elaborada con derechos especiales de giro, cancelación de deuda y donaciones para rehabilitación sanitaria”, especificó.

Con su propuesta de un paquete de 2,5 billones de dólares de ayuda para el Sur en desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace un llamado a traducir las expresiones de solidaridad internacional, como las del G20, en “acciones mundiales positivas”.

“Las repercusiones económicas de las conmociones (provocadas por la pandemia) están en desarrollo y crecen las dificultades para predecirlas, pero hay indicaciones claras de que las cosas tienden mucho a empeorar para las economías en desarrollo, antes de que llegue una mejoría”, pronosticó Mukhisa Kituyi, secretario general de la Unctad.

Al titular el documento, Kozul-Wright hizo toda una declaración de intenciones y aludió al compromiso del G20. El texto se denomina: “El covid-19 estremece a los países en desarrollo: Programa hacia ‘lo que sea necesario’ para los dos tercios de la población mundial constreñida al atraso”.

E: EG

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