La curva del cambio climático también debe aplanarse

La temperatura del planeta se eleva, los glaciares se derriten y los desastres naturales acechan mientras avanza el coronavirus, por lo que se requiere no solo aplanar la curva de la covid-19 sino también la del cambio climático, destacó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Un agricultor en Filipinas examina los daños a su siembra causados por inundaciones. Los desastres asociados al cambio climático ponen en peligro la producción de alimentos, la economía de los países en desarrollo y contribuyen al auge de las epidemias. Foto: Nonie Reyes/Banco Mundial

La temperatura del planeta se eleva, los glaciares se derriten y los desastres naturales acechan mientras avanza el coronavirus, por lo que se requiere no solo aplanar la curva de la covid-19 sino también la del cambio climático, destacó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

La pandemia “ha provocado una grave crisis económica y sanitaria de alcance internacional, pero no hacer frente al cambio climático puede poner en jaque el bienestar de las personas, los ecosistemas y las economías durante siglos”, dijo el líder de la OMM, Petteri Talas.

Con motivo del Día de la Tierra, que se celebra desde hace 50 años cada 22 de abril, la OMM renovó sus alertas sobre los riesgos asociados al calentamiento global, como el auge de enfermedades, la inseguridad alimentaria y el retroceso de la economía.

También los desastres naturales, como los ocasionados a comienzos de abril por el paso del huracán Harold, categoría cinco, sobre las islas del Pacífico sur. La covid-19 “no hizo sino aumentar las dificultades para la evacuación de las personas afectadas”, recordó Talas.

La concentración en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2) es 26 por ciento mayor que la registrada en 1970, cuando se celebró por primera vez la fecha de la Tierra, la temperatura promedio ha subido 0,86 grados centígrados desde entonces y está 1,1 grados por encima del promedio de la era preindustrial.

Para fines de 2020 las emisiones globales de carbono deben disminuir 7,6 por ciento y continuar disminuyendo en esa misma proporción cada año durante la próxima década para que se logre mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados a finales de siglo, según especialistas de Naciones Unidas.

En el año 2019 se registraron los valores más elevados de contenido calorífico, de los que se tenga constancia, en los 700 metros superiores del océano. El alza pone en peligro la vida marina y los ecosistemas.

Las olas de calor fueron el riesgo meteorológico más letal en el período 2015–2019, ocasionaron récords de temperatura en muchos países y estuvieron acompañadas de incendios forestales sin precedentes en Europa, América del Norte, Australia, la selva amazónica y las regiones árticas.

Las lluvias intensas y las crecidas asociadas a ellas crean las condiciones favorables para la aparición de brotes epidémicos. En los países donde el cólera es endémico, 1300 millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad. Solo en África unos 40 millones de personas viven en «puntos calientes» de esa dolencia.

El aumento de las temperaturas socava el desarrollo. El Fondo Monetario Internacional determinó que, para los países en desarrollo de ingresos bajos y medios cuya temperatura media anual es de 25 grados centígrados, una subida de la temperatura de un grado conlleva una reducción del crecimiento de 1,2 por ciento.

Aunque la covid-19 ha llevado a una reducción transitoria de seis por ciento en las emisiones de gases de efecto invernadero, al cesar actividades productivas y de transporte, no sustituye una acción climática continuada, consideró la OMM.

La actual pandemia “es una advertencia. Si hubiéramos avanzado más en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París sobre el cambio climático, podríamos enfrentar mejor este desafío”, dijo en su mensaje de este día el secretario general de la ONU, António Guterres.

Talas insistió en que “se debe actuar con decisión para proteger al planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial del cambio climático”.

Como se espera un repunte de la economía después de la recesión general causada por la pandemia, la OMM demandó que “el gasto de dinero en la recuperación debe ir acompañado de la creación de nuevos trabajos y empresas mediante una transición limpia y ecológica. Empleos verdes y crecimiento sostenible”.

La “artillería fiscal” o estímulos financieros desde los Estados “debe impulsar el paso de la economía gris a la verde, y aumentar la resiliencia de las sociedades”.

Los riesgos y oportunidades climáticos tienen que incorporarse al sistema financiero, así como a la formulación de políticas públicas, y a las infraestructuras. Los fondos públicos deben fluir hacia sectores y proyectos sostenibles que ayuden al medio ambiente y al clima, concluyó postulando la organización.

A-E: HM

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