Los migrantes son parte de la solución a la pandemia

Venezolanos que migran cruzan un puente fronterizo hacia Colombia. En todo el mundo 272 millones de migrantes se incorporan a la economía global y con remesas a sus familias ayudan a sostener a 800 millones de personas, por lo que la ONU aboga porque se les considere parte de la solución y no un obstáculo durante la actual crisis. Foto: Santiago Arcos/Unicef
Venezolanos que migran cruzan un puente fronterizo hacia Colombia. En todo el mundo 272 millones de migrantes se incorporan a la economía global y con remesas a sus familias ayudan a sostener a 800 millones de personas, por lo que la ONU aboga porque se les considere parte de la solución y no un obstáculo durante la actual crisis. Foto: Santiago Arcos/Unicef

El secretario general de la ONU, António Guterres, reivindicó a los migrantes y refugiados en el mundo como parte de la solución a la pandemia covid-19, y abogó por que se derriben barreras al desarrollo de sus vidas, en una declaración emitida este miércoles 3.

La crisis causada por la covid-19 “representa una oportunidad para replantear la movilidad humana”, dijo Guterres, y propuso que se instrumenten propuestas a partir de cuatro principios.

En primer lugar “una respuesta socioeconómica y de salud pública inclusiva ayudará a derrotar al virus, reiniciar nuestras economías y avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La exclusión es cara, y la inclusión es rentable”.

Luego “defender la dignidad humana: aprender de los pocos países que aplicaron restricciones de viaje y controles fronterizos respetando plenamente los derechos humanos y los principios internacionales de protección a los refugiados”.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) reiteró su consigna “nadie estará a salvo hasta que todos lo estén”, por lo que el diagnóstico, tratamiento y vacunas frente a la covid-19 deben ser accesibles a todos.

Expuso que “las personas en movimiento son parte de la solución. Eliminemos las barreras injustificadas, exploremos modelos que permitan regularizar vías para los migrantes, y reduzcamos los costos de transacción de las remesas”.

De acuerdo con agencias de la ONU, hasta 2019 había en el mundo 272 millones de migrantes, aproximadamente 3,5 por ciento de la población mundial. En Europa hay unos 82 millones y 59 millones en América del Norte.

Las personas desplazadas a la fuerza en el mundo suman 70,8 millones, de los cuales 25,9 millones son refugiados en países distintos al suyo, y 3,5 millones son solicitantes de asilo.

Las migraciones disminuyeron con las restricciones de viajes y cierre de fronteras dispuestas ante la actual pandemia, pero continúan los desplazamientos masivos  forzados por situaciones climáticas como ciclos fuertes de lluvias y sequías en África, y la violencia en forma de guerras civiles.

Guterres dijo que para los migrantes y desplazados la pandemia toma forma de una triple crisis, sanitaria, socioeconómica y de protección.

Sanitaria porque en las condiciones de hacinamiento a las que se enfrentan a menudo impide el llamado distanciamiento social, que se coinvierte en “un lujo imposible”, y en los campamentos que los albergan es difícil acceder al agua, saneamiento, atención de salud y nutrición.

Socioeconómica porque los migrantes y refugiados, en especial los que trabajan en la economía informal, laboran sin protección social y su pérdida de ingresos afectará las remesas de las que dependen sus familias y suman 800 millones de personas.

Y de protección porque la propagación del virus hizo que 150 países adoptasen restricciones fronterizas, en 99 se desatienden las solicitudes de asilo y en general se avivaron la xenofobia, el racismo y la estigmatización.

Las mujeres y las niñas desplazadas, refugiadas o migrantes quedaron más expuestas al riesgo de sufrir actos de violencia, abuso o explotación por motivos de género.

Guterres dijo que los refugiados y migrantes “realizan un aporte heroico en la primera línea de las labores esenciales” y puso como ejemplo que una de cada ocho personas dedicadas a la enfermería trabaja en un país distinto al de su nacimiento.

En materia de salud elogió los ejemplos de Gran Bretaña, que renunció a cobrar a sus visitantes por diagnóstico o tratamiento de la covid-19, y de Perú, que aprobó una cobertura sanitaria temporal para los refugiados y migrantes sobre el mismo tema.

En economía, mencionó que Argentina, Chile y Perú autorizaron que personas con formación médica en el extranjero trabajen durante la respuesta a la covid-19, Filipinas extendió incentivos a trabajadores mirantes y Burkina Faso, Chad, Guinea y Liberia pagan a los maestros mientras las escuelas para refugiados están cerradas.

En protección, destacó que Portugal tratará temporalmente a los migrantes y solicitantes de asilo como si fuesen residentes permanentes, y Ecuador amplió el plazo para que los migrantes venezolanos puedan solicitar un visado humanitario hasta que finalice el estado de emergencia.

Chile e Irlanda prorrogaron por varios meses los permisos de estadía o de inmigración, Australia y Nueva Zelanda hicieron otro tanto para los trabajadores temporeros, y Panamá ofreció refugio a migrantes varados mientras continúen las restricciones a los vuelos internacionales.

A-E/HM

 

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