Una “tormenta perfecta” hunde a Yemen en el hambre

Una familia de yemeníes desplazados por el conflicto en un campamento a las afueras de la ciudad de Marib. La guerra civil, más la crisis económica, eventos climáticos adversos y la pandemia covid-19 amenazan la seguridad alimentaria de millones de habitantes. Foto: Olivia Headon/OIM
Una familia de yemeníes desplazados por el conflicto en un campamento a las afueras de la ciudad de Marib. La guerra civil, más la crisis económica, eventos climáticos adversos y la pandemia covid-19 amenazan la seguridad alimentaria de millones de habitantes. Foto: Olivia Headon/OIM

El deterioro de la economía, la guerra civil, las inundaciones, las langostas desierto y ahora la pandemia covid-19 han sumido a Yemen en una crisis alimentaria aguda, advirtieron este miércoles 22 varias agencias del sistema de Naciones Unidas.

Un análisis de la situación en 133 distritos del sur de Yemen, país que ocupa el suroeste de la península arábiga, prevé “un incremento alarmante” de las personas que este semestre caerán en las fases tres (crisis) y cuatro (emergencia) en la clasificación internacional de cinco grados de inseguridad alimentaria.

La inseguridad alimentaria aguda mermó en 2019 gracias a un aumento masivo de la asistencia humanitaria, pero las agencias de la ONU temen una reversión y que esa condición pase de dos millones a 3,2 millones de personas.

Ese incremento puede darse incluso si se mantiene sin incremento la ayuda a este país de 29 millones de habitantes, según el estudio la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

En Yemen “el pueblo es resiliente, pero ahora se enfrenta a demasiadas adversidades y amenazas al mismo tiempo”, observó el representante de la FAO en Yemen, Hussein Gadain. “Los pequeños agricultores y las familias que dependen de la agricultura para subsistir necesitan más ayuda que nunca”, agregó.

El deterioro de la economía, con inflación y devaluación de la moneda en los últimos seis meses, es visto como la principal causa del problema para este país que debe recibir del exterior 70 por ciento de los alimentos que consume.

Mientras los alimentos suben de precio, surgen obstáculos a las importaciones y en lo que va de año se registra una caída de 20 por ciento en las remesas que los yemeníes en el exterior han podido enviar a sus familias.

En segundo lugar está el cruento conflicto que esta década ha asolado el país, al enfrentarse milicias hutís respaldadas por Irán con un gobierno que controla solo parcialmente el territorio y es apoyado por una coalición que encabeza Arabia Saudita.

Luego está el embate de condiciones climáticas, como lluvias que causaron inundaciones y permitieron avanzar a la langosta del desierto (Schistocerca gregaria) y al gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda). La producción estimada de cereales este año será de 365 000 toneladas, la mitad que hace una década.

Esas condiciones pueden empeorar aún más si la costa árabe del país es azotada por ciclones en lo que resta de año.

Sobre ese panorama, llegó al país el nuevo coronavirus y aunque ha afectado solo a 1640 personas, muestra con 458 muertes una letalidad muy elevada, casi 28 por ciento, lo que da indicios de la limitada disposición de servicios de salud.

Sherin Varkey, representante de Unicef, expuso que “una combinación peligrosa de conflictos, dificultades económicas, escasez de alimentos y un sistema de salud en ruinas ha empujado a millones de niños del Yemen al borde del abismo y la crisis de la covid-19 podría empeorar aún más las cosas”.

Y Lise Grande, coordinadora humanitaria de la ONU en el país, dijo que “hace 18 meses recibimos generosas financiaciones y los resultados fueron fantásticos, logramos evitar el hambre, pero ahora Yemen está nuevamente al borde de una gran crisis de seguridad alimentaria”.

Las agencias de la ONU solicitan que se garantice una asistencia alimentaria continua, para proteger a toda la población y en particular a las personas desplazadas por el conflicto, y para rehabilitar las infraestructuras de agua dañadas por las inundaciones.

También se requiere ayuda para los agricultores que perdieron cultivos y pastos debido a las plagas y a las perturbaciones climáticas, y para las tareas de educación y salud estrechamente vinculadas a la seguridad alimentaria.

A-E/HM

 

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