Huracanes y covid afectan a niños en América Central y el Caribe

El huracán Amanda causó muertes y serios daños a su paso por El Salvador en mayo, y Unicef teme que nuevas tormentas agraven el impacto de la pandemia causada por el coronavirus. Foto: Mauricio Martínez/PMA
El huracán Amanda causó muertes y serios daños a su paso por El Salvador en mayo, y Unicef teme que nuevas tormentas agraven el impacto de la pandemia causada por el coronavirus. Foto: Mauricio Martínez/PMA

Más de 70 millones de niños en América Central y el Caribe están afectados directa o indirectamente por la pandemia covid-19, y la fase más activa de la temporada de huracanes amenaza con agravar aún más su situación, advirtió este lunes 3 el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef).

Bernt Aasen, director regional de Unicef, dijo que “en los próximos días y semanas los niños y las familias estarán en riesgo de ser golpeados simultáneamente por dos desastres, covid-19 y los huracanes. Es la tormenta perfecta que tememos para el Caribe y América Central”.

El desplazamiento de las familias, los daños a la infraestructura y la interrupción de los servicios a causa de las tormentas, sobre todo en las zonas costeras, incrementa la vulnerabilidad ante la enfermedad y sus impactos, sostuvo la agencia.

La pandemia también afecta la preparación para que los países de la región puedan responder a esos desastres, y Unicef teme que una tormenta poderosa pueda socavar gravemente los esfuerzos para contener la transmisión de la covid.

El virus podría propagarse fácilmente en refugios de emergencia abarrotados o en sitios de desplazamiento donde sería difícil asegurar el distanciamiento físico o medidas de control como el lavado frecuente de las manos.

El manejo de la pandemia podría dislocarse si el suministro de agua, el saneamiento y la infraestructura de salud se destruyeran o dañaran.

“A medida que seguimos tomando precauciones para mantener a las familias a salvo de la covid-19, los esfuerzos de preparación para los huracanes ahora también son vitales para mitigar la propagación del virus entre las comunidades más vulnerables”, afirmó Aasen.

La pandemia ya somete a los sistemas de salud nacionales y locales a una tensión considerable, lo que plantea serias dudas sobre su capacidad de respuesta en caso de un huracán catastrófico.

Según la estadounidense Administración Nacional Oceánica y Atmosférica hay 60 por ciento de posibilidades de que la temporada de huracanes en 2020 sea más activa que lo normal, con entre 13 y 19 tormentas con nombre, las que cargan vientos a 63 kilómetros por hora o más.

Es posible que se formen hasta ocho huracanes y de ellos cuatro de categorías importantes, los que portan vientos de 178 kilómetros por hora y aún más.

A finales de mayo la tormenta tropical Amanda causó inundaciones y deslizamientos de tierra en partes de El Salvador, Guatemala y Honduras, y al menos 33 personas murieron en la región, incluido un niño, y miles fueron desplazadas.

Sólo en el período 2010-2019 las tormentas forzaron 895 000 desplazamientos de niños en el Caribe y 297 000 en América Central, según cifras de Unicef.

En los últimos días de julio y primeros de agosto la región ha experimentado el paso de la séptima y novena tormentas formadas en el Atlántico, Gonzalo e Isaías.

En previsión de que las próximas tormentas afecten severamente las provisiones de agua, Unicef ha facilitado la dotación de 18 500 tanques y 7500 mesas de purificación de agua en zonas de riesgo de Antigua y Barbuda, Barbados, Trinidad y Tobago, y América Central.

A-E/HM

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