Necesidad de alimentos baratos amenaza la pesca en Zimbabwe

Pescado seco vendido en mercados refleja la amenaza a la sustentabilidad alimentaria en Zimbabwe.
La kapenta, una sardina de agua dulce, conocida también como sardina de Tanganica y que se comercia seca, y el besugo fresco que vende Sarudzai Moyo son una fuente importante de ingresos para ella y una gran fuente de proteínas en la dieta de las familias con pocos recursos de Zimbabwe por sus bajos precios. Foto: Ignatius Banda / IPS

Sarudzai Moyo es un antigua maestra que se ha reconvertido en pescadera. Cada semana recorre los 450 kilómetros que separan a la ciudad de Bulawayo y el distrito de Binga, para adquirir entre 100 y 150 kilos de pescado que luego revende entre clientes urgidos de opciones dietéticas baratas en Zimbabwe.

Los pescadores del municipio de Binga, a orillas del lago de Kariba, venden un kilo de besugo fresco o kapenta (popular sardina de agua dulce) a un dólar, y Moyo los revende en Bulawayo, la segunda ciudad más poblada del país, a 3,50, que aún resulta más barato para sus clientes que el kilo de carne de res, que se comercia entre cuatro y siete dólares, dependiendo de la calidad.

Moyo aseguró a IPS que su negocio va bien, pero le preocupa la creciente competencia de otras personas que abandonan sus trabajos formales para tratar de generar más ingresos para su familia con emprendimientos como el suyo.

De hecho, especialistas en el tema de la pesca aseguran que este desvío hacia esta actividad de trabajadores, muchos informales y pocos calificados, genera una gran presión sobre la sostenibilidad de recursos naturales como los pesqueros.

«Se puede encontrar gente de todo el país comprando pescado a los pescadores de Binga. Algunos incluso vienen con camiones refrigerados», dijo Moyo. «Está claro que hay una gran demanda de pescado, no solo en Bulawayo sino en todo el país», añadió.

Sin embargo, a medida que se arrojan más redes en el lago de Kariba, que se encuentra en el valle de Zambeze y representa una frontera compartida por Zimbabwe y Zambia, crecen las inquietudes sobre el impacto ecológico de mediano y largo plazo sobre sus recursos, que son la fuente de sustento para las comunidades ribereñas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destaca que el lago de Kariba aporta 90 por ciento de la producción pesquera zimbabuense.

Pero en un país donde los ingresos siguen siendo muy bajos y en proceso de mayor precarización, las consideraciones ambientales y de sostenibilidad se han visto superadas por la necesidad de sobrevivir.

Tinashe Farawo, portavoz de la Autoridad de Gestión de Parques y Vida Silvestre de Zimbabwe (ZPWMA, en inglés), aseguró a IPS que ya en el pasado hubo preocupación por el impacto de la sobrepesca, pero la entrada de nuevos actores sin registro impide que en el lago Kariba se puedan desarrollar medidas efectivas a favor de su equilibrio ecológico.

El ZPWMA es departamento gubernamental encargado de proteger la vida silvestre del país a través de la utilización sostenible de los recursos naturales, para beneficio de las generaciones presentes y futuras.

«Desde que se construyó la represa de Kariba en 1958, la regulación siempre ha sido que en un momento dado debe haber no más de 500 plataformas de pesca para proteger el recurso para las generaciones actuales y futuras», dijo Farawo.

Pero un Comité conjunto de ordenación pesquera de Zimbabwe-Zambia encontró el año pasado que «las plataformas de kapenta que operan en el lago Kariba sumaban aproximadamente tres veces ese nivel óptimo». La kapenta (Limnothrissa miodon), también conocida como sardina de Tanganica, suele consumirse popularmente en forma seca en el país, lo que ayuda a su conservación.

Con el crecimiento de la población a ambos lados del Zambeze y el aumento exponencial de la demanda de pescado, el número de plataformas pesqueras se ha disparado y se culpa a los pescadores ilegales de la degradación ecológica.

«La preocupación por la sobrepesca en el lago Kariba, especialmente de kapenta, ha sido un problema durante varios años, y la tendencia ha ido en aumento y probablemente seguirá creciendo en el futuro cercano», dijo Crispen Phiri, científico pesquero en la Estación de Investigación del lago Kariba de la Universidad de Zimbabwe.

«La desaceleración del desempeño económico en Zambia y Zimbabwe durante la última década ha llevado a muchas personas a considerar la pesca o la compra y venta de pescado como una alternativa de sustento de tiempo completo o de respaldo», dijo a IPS desde Harare, la capital del país.

Los funcionarios de ZPWMA están de acuerdo en que la aplicación de restricciones a las actividades pesqueras ha resultado difícil.

«Todos y cada uno pueden ahora lanzar su red y necesitamos datos científicos sobre el efecto a largo plazo de esta tendencia en nuestras pesquerías. Uno de los enfoques que hemos seguido es tratar de detener la dependencia excesiva del Zambeze para las pesquerías mediante la descentralización y la creación de otros proyectos pesqueros en otras represas del país «, dijo Farawo, de ZPWMA.

Zimbabwe prohibió otras veces la emisión de nuevas licencias de pesca en el Zambeze, con base en la excesiva actividad pesquera la zona lacustre.

Según la ZPWMA, la captura de pesca en el país se ha reducido a nivel nacional, al pasar de 27 000 toneladas anuales al comenzar el siglo a 15 000 toneladas actualmente.

La FAO ha comentado que «la kapenta fue una fuente importante, asequible y accesible de proteína y nutrición de pescado en un período difícil 2007-2008, cuando el clima macroeconómico era duro».

Actualmente, Zimbabwe ha sucumbido de nuevo a parecidas dificultades, según cifras y análisis económicos.

Por tanto, no es de extrañar que las familias pobres vuelvan a recurrir a dietas donde el pescado domina como proteína.

Pero la situación del lago de Kariba y de otras áreas pesqueras zimbabuenses muestra que la demanda sobrepasa crecientemente la oferta y apremia actuar.

A ello se suma que un clima crecientemente más cálido en este país del sur de África pulsa al alza el consumo de pescado sobre otros productos tradicionales, lo que agrava aún más la presión sobre la sostenibilidad de la pesquería zimbabuense.

«En un análisis reciente que hicimos mis colegas y yo, llegamos a la conclusión de que la sobreexplotación de los recursos de pesca ha sido un factor importante en la disminución de las capturas de kapenta y esto se ha agravado por el calentamiento climático», dijo Phiri, de la estación investigadora de Kariba.

Para los pescaderos y pescaderas como Moyo y los pescadores que le abastecen, estos desafíos podrían amenazar sus medios de vida y la dieta de aquellas familias pobres que han recurrido al pescado como fuente alimentaria barata.

T: MF

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