La recuperación laboral de América Latina será lenta

Vendedores ambulantes en una calle de Ecuador. Los trabajadores informales cuya labor requiere de proximidad física están entre los sectores más afectados por la recesión laboral en América Latina y el Caribe. Foto: Paul Salazar/BM
Vendedores ambulantes en una calle de Ecuador. Los trabajadores informales cuya labor requiere de proximidad física están entre los sectores más afectados por la recesión laboral en América Latina y el Caribe. Foto: Paul Salazar/BM

La reactivación del mercado laboral de América Latina y el Caribe tras la pandemia covid-19 será lenta y se necesitará mucho tiempo para que los principales indicadores del mundo del trabajo regresen a los niveles previos a la crisis, advirtió este martes 10 un nuevo informe de la Cepal y la OIT.

Además, se necesitará aún más tiempo para cumplir las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030, según el texto de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

El ODS 8, “Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos”, tiene como meta 8.1 que el producto interno bruto (PIB) crezca al menos siete por ciento anual en los países menos adelantados.

La meta 8.5 es lograr “el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad”, y la 8.6 propone “reducir considerablemente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación”.

Frente a esas metas, el informe Cepal-OIT sostiene que el retorno al nivel de actividad económica previo a la pandemia tomará varios años, lo que se traducirá en una lenta recuperación del empleo.

Si se mantuviera una tasa de crecimiento promedio del PIB regional de tres por ciento, solo se alcanzaría en 2023 el nivel que existía en 2019, pero con la tasa promedio de la última década (1,8), se alcanzaría recién en 2025, y si se repite la del último sexenio (0,4 por ciento), no se alcanzaría en la próxima década.

El informe de coyuntura laboral divulgado simultáneamente en Lima y Santiago por la OIT y la Cepal recuerda que la región encara este año la mayor contracción en 100 años, con una caída del PIB estimada en -9,1 por ciento.

Los mayores impactos se sintieron en el segundo trimestre, cuando se perdieron en el conjunto regional 47 millones de empleos en comparación con el mismo lapso de 2019, y la desocupación abierta pasó de 8,9 a 11 por ciento.

Los grupos más afectados han sido los que por el tipo de labor que desempeñan no pueden realizar teletrabajo, como mujeres que además de sufrir caídas en el empleo debieron retirarse del mercado laboral para realizar tareas de hogar y cuidado.

Muy golpeados resultaron los trabajadores informales, afectados por la prohibición de circulación y la menor capacidad de los hogares de contratar trabajadores, y los sectores relacionados con el comercio, manufactura, construcción y servicios como turismo, restaurantes y entretenimiento.

También los trabajadores jóvenes que recién se insertan al mercado laboral, por la falta de generación de nuevos empleos, los de menor calificación en general en empleos más informales y de necesidad de proximidad física, y quienes laboran en las micro, pequeñas y medianas empresas.

La crisis sanitaria en el empleo “afectó sobre todo a los grupos vulnerables, profundizando la desigualdad. Las mujeres han sido más afectadas por la pérdida de empleo y la caída en la participación laboral”, dijeron al presentar el documento los directores regionales de la OIT y Cepal, Vinícius Pinheiro y Alicia Bárcena.

El informe dedicó un capítulo al trabajo de los jóvenes durante la crisis de la covid, destacando que se ha afectado fuertemente el empleo de quienes están entre 15 y 24 años, sobre todo aquellos que llegan al mercado laboral por primera vez.

Según datos de cuatro países de la región (Brasil, Chile, Costa Rica y Paraguay) el empleo juvenil cayó -7,8 por ciento en el segundo trimestre de 2020 con relación al mismo período del año anterior, y entre los mayores de 25 años la caída fue de -7,3 puntos porcentuales.

El efecto de la crisis es mayor entre los jóvenes debido a la menor disponibilidad de vacantes para los primeros empleos (menos incorporaciones) y la menor renovación de contratos temporales y de períodos de prueba (más desvinculaciones).

La menor probabilidad de conseguir empleo desalienta su búsqueda, aumentando el número de jóvenes inactivos, que no buscan un empleo ni tampoco estudian, lamentó el reporte OIT-Cepal.

El informe recomienda promover la inserción laboral de los jóvenes combinando entrenamiento en aula con una etapa posterior de pasantía en empresas.

Esa medida debe acompañarse con subsidios monetarios para asegurar la asistencia y participación de los jóvenes, y servicios de empleo para apoyar la reinserción laboral.

Además, se requieren programas de formación profesional que faciliten la recalificación o reconversión laboral para los jóvenes que han perdido sus empleos y también se deben aprovechar las tecnologías digitales para potenciar la capacidad de aprendizaje y así cerrar brechas digitales entre ellos.

A-E/HM

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