ONU promociona el cultivo de algas marinas contra el hambre

Los rollos de sushi, el platillo de la cocina japonesa ya universalizado, se soportan en una base de algas que los expertos colocan como ejemplo del potencial alimenticio de esas plantas que pueden cultivarse a gran escala en los océanos. Foto: Unsplash/ONU
Los rollos de sushi, el platillo de la cocina japonesa ya universalizado, se soportan en una base de algas que los expertos colocan como ejemplo del potencial alimenticio de esas plantas que pueden cultivarse a gran escala en los océanos. Foto: Unsplash/ONU

Toda la humanidad podría alimentarse solo con el cultivo de algas en una porción mínima de los océanos, indica un reporte de las Naciones Unidas divulgado, este martes 24, en favor de esa alternativa para luchar simultáneamente contra el hambre y el cambio climático.

Vincent Doumeizel, asesor de la ONU,  expuso que “cuando se habla de los océanos, se sigue haciendo con una mentalidad de cazadores-recolectores”, pero “si cultiváramos solo dos por ciento del océano, podríamos aportar las proteínas suficientes para alimentar a 12 000 millones de personas”.

Este especialista en algas marinas, trabaja con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la iniciativa de responsabilidad social empresarial lanzada hace 20 años por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y a la cual han adherido 13 000 entidades de 170 países.[pullquote]3[/pullquote]

Las algas marinas “son extremadamente ricas en proteínas, vitaminas, zinc e hierro, y bajas en grasas y carbohidratos”, y para desarrollarse “no necesitan tierra, agua dulce o pesticidas, sólo sol y agua salada”, apuntó el experto.

Sostuvo que si el ganado se alimentara con productos a base de algas marinas, en lugar de soja, las emisiones de metano podrían reducirse en 90 por ciento y mejorar la digestión, al tiempo que reforzarían el sistema inmunológico de los animales, reduciendo entonces la necesidad de antibióticos.

Las algas se pueden usar como fertilizante natural, reemplazo sostenible de los plásticos, componente de medicinas y cosméticos, y desempeñan un papel importante en la lucha contra la contaminación de los océanos limpiando el agua de nitratos y fosfatos.

Como bien saben los aficionados al sushi, ciertas variedades de algas marinas son aptas para el consumo humano directo y desde hace muchos años gozan de una gran popularidad en Asia, especialmente en Japón.

“La mayoría de los japoneses comen algas marinas tres veces al día, en Corea se usan en muchos platos y en China las consumen muchas personas. Este puede ser un factor importante en la disminución de los niveles de enfermedades no transmisibles en estos países”, abundó Doumeizel.

El cultivo de algas es un negocio que, para 2018, estaba presente en al menos 56 países (12 en África, 12 en América, 14 en Asia, 11 en Europa y siete en Oceanía), aunque 99 por ciento de la producción corresponde a países asiáticos, y sus exportaciones se cifraban en 1000 millones de dólares.

Entre los emprendimientos a gran escala, el Pacto Mundial de la ONU citó el de la firma holandesa Kelp Blue, que busca desarrollar 70 000 hectáreas del Atlántico sur frente a las costas de Namibia, con algas de hasta 30 metros, en un bosque marino capaz de retener al año un millón de toneladas de dióxido de carbono (CO2).

Kelp Blue inscribió su proyecto dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: el ODS 8, trabajo decente y crecimiento económico; el 12, producción y consumo responsables; el 13, acción por el clima, y el 14, vida submarina.

El Pacto reconoce como un obstáculo la falta de normas de seguridad de ámbito mundial y la resistencia a colaborar entre empresas, todo ello en una industria que aún depende de emprendimientos y empresarios relativamente pequeños.

Por ello ha lanzado el manifiesto sobre las algas, donde se insta a la adopción de normas concertadas internacionalmente, a efectuar nuevos esfuerzos de inversión y a una mayor colaboración entre los gobiernos, la comunidad científica y la industria.

Si esos esfuerzos prosperasen, el cultivo de algas ayudaría a la lucha contra el cambio climático, a la protección de los ecosistemas marinos y a vencer el hambre que agobia a más de 700 millones de personas, resumió el reporte de la ONU.

A-E/HM

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