Nueva iniciativa contra el mal de Chagas en América Latina

Los insectos del tipo triatominae (barbeiro, chinche, chipo), presentes en casi todo el continente, especialmente en áreas rurales y suburbanas pobres, son los transmisores del parásito que provoca el mal de Chagas. Foto: David Snyder/CDC
Los insectos del tipo triatominae (barbeiro, chinche, chipo), presentes en casi todo el continente, especialmente en áreas rurales y suburbanas pobres, son los transmisores del parásito que provoca el mal de Chagas. Foto: David Snyder/CDC

Una nueva iniciativa para combatir el mal de Chagas, la enfermedad parasitaria más mortal de América Latina, fue lanzada por un mecanismo de las Naciones Unidas y el Ministerio de Salud de Brasil, en vísperas del día mundial dedicado al combate a ese flagelo, este miércoles 14.

El mal de Chagas cada año mata a unas 10 000 personas y afecta a entre seis y siete millones en todo el mundo, recordó en esta ciudad suiza el portavoz del Mecanismo Internacional de Compra de Medicamentos de la ONU, Herve Verhoosel.

La campaña lanzada este abril, con un presupuesto de 19 millones de dólares, busca mejorar el acceso a diagnósticos asequibles, junto a un mejor tratamiento y una atención integral para las mujeres y los recién nacidos, en cuatro países donde la enfermedad es endémica: Bolivia, Brasil, Colombia y Paraguay.

En América Latina nacen entre 8000 y 15 000 bebés infectados cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pese a las altas tasas de morbilidad y de la elevada carga económica que conlleva, en la región solo se consigue diagnosticar a siete por ciento de las personas que padecen la enfermedad, y sólo uno por ciento recibe la atención adecuada.

Aunque la mayoría de los casos siguen produciéndose en América Latina, la enfermedad se extiende paulatinamente por Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón y Australia, afectando a los más vulnerables, y ya no solo en áreas rurales sino también en las urbanas.

La OMS señala que unos 75 millones de personas están en riesgo de infección, la mayoría de ellas entre las poblaciones más pobres y marginadas.

La enfermedad, producida por el protozoo Trypanosoma cruzi, es transmitida por los insectos de la subfamilia triatominae, que se alimentan principalmente de la sangre de vertebrados y son conocidos con nombres como barbeiro en Brasil, chinche en Colombia, chirimacha en Perú y chipo en Venezuela.

Fue el médico brasileño Carlos Chagas quien descubrió en 1909 que esos insectos eran responsables de transmitir el tripanosoma.

Los traitominae suelen vivir en las grietas de las paredes o techos de las casas y en estructuras como gallineros, corrales y almacenes, en zonas rurales o suburbanas.

Otras vías de transmisión son: oral (a través de los alimentos), la transfusión de sangre o productos sanguíneos, la transmisión congénita de madre a hijo, el trasplante de órganos y los accidentes de laboratorio.

La fase aguda inicial dura unos dos meses después de la infección. Un elevado número de parásitos circula en la sangre, pero, en la mayoría de los casos, los síntomas están ausentes o son leves e inespecíficos.

Durante la fase crónica, los parásitos se ocultan principalmente en el corazón y el músculo digestivo. Hasta 30 por ciento de los pacientes sufren trastornos cardíacos y cerca de 10 por ciento alteraciones digestivas, neurológicas o conjuntas.

Años después, la infección puede provocar la muerte súbita por arritmias o insuficiencia cardíaca por la destrucción del músculo cardíaco y su sistema nervioso.

En su fase inicial, el mal se trata con éxito con medicamentos como benznidazol y nifurtimox, pero su eficacia disminuye en la fase avanzada y además están contraindicados para mujeres embarazadas y pacientes hepáticos y renales.

La nueva campaña procurará, tras dos ensayos clínicos, poner a disposición de las mujeres y sus hijos diagnósticos adecuados y tratamientos mejorados, reduciendo el tiempo entre el cribado, el diagnóstico y la finalización del tratamiento.

Se calcula que al menos dos millones de mujeres en edad fértil están infectadas crónicamente por la enfermedad y, de ellas, entre cinco y 10 por ciento de las embarazadas transmiten la infección a sus recién nacidos, por lo que la campaña apunta a salvar a generaciones futuras de las consecuencias mortales.

Otras acciones de la campaña buscarán reforzar las cadenas de suministro y el acceso equitativo a los productos susceptibles de salvar vidas y desarrollar un mercado competitivo y transparente para el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.

Actualmente no existe ninguna vacuna para la enfermedad de Chagas.

A-E/HM

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