Tras casi dos meses de espera, un grupo de 180 migrantes cubanos, de los casi 8.000 varados en Costa Rica en su tránsito hacia Estados Unidos continuaron el camino hacia su destino, luego de un complicado proceso diplomático y logístico que involucró a varios países del área.
Lo imposible fue posible. Gobiernos de 195 países hicieron historia al firmar este sábado 12 en París el primer acuerdo universal y vinculante para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos negativos del cambio climático en el mundo.
A medida que la conferencia sobre el clima avanza hacia su fin en París, con el desafío colosal de que 195 países acuerden una política universal contra el cambio climático, las áreas urbanas surgen como una solución diferente pero complementaria al problema en todo el mundo.
Llegó la semana decisiva. El esfuerzo realizado durante los últimos cuatro años para construir la arquitectura legal de un nuevo tratado climático universal será puesto a prueba hasta el viernes 11 y definirá el legado de los gobiernos involucrados.
Al comenzar la cumbre climática de París, Nicaragua anunció que no presentaría su contribución nacional para contener la temperatura del planeta, convirtiéndose en el primer país en rechazar abiertamente este sistema para un acuerdo global respecto al fenómeno.
Finalmente comenzó la cumbre climática de París Durante dos semanas, un gigantesco centro de reuniones de la capital francesa acogerá una de las conferencias más importantes de las últimas décadas, con la presión de que al planeta le urgen medidas para frenar su calentamiento.
Miles de cubanos en ruta hacia Estados Unidos están varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua desde mediados de noviembre, a la espera de que las autoridades de Managua autoricen su tránsito hacia el norte.
Ocho de las principales economías del mundo duplicarán su oferta de energía renovable hacia 2030, si cumplen con los compromisos que presentaron para contribuir a frenar el calentamiento global, y que se incluirán en el nuevo tratado climático.
Durante décadas, los países de América Central han soportado el pesado impacto que tiene sobre su istmo fenómenos climáticos extremos, como sequías o huracanes. Ahora, seis de ellos demandan que el planeta entero reconozca su vulnerabilidad climática.
Vistos durante años como actores pasivos en la lucha frente el calentamiento del planeta, más de un centenar de países del Sur Global espantaron las etiquetas al presentar sus contribuciones nacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y descarbonizar sus economías.
Tras 15 años de prohibición y más de dos de desacato a una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), finalmente Costa Rica vuelve a permitir la técnica de fecundación in vitro para las parejas y mujeres solas que lo soliciten.
Con los efectos del calentamiento global cada vez más visibles y ante las complicadas decisiones socioeconómicas indispensables para afrontar esta crisis planetaria, la ciencia necesita una nueva camada de expertos: los científicos sociales especializados en cambio climático.
La caja de herramientas de América Central para sacar de la pobreza a 23 millones de habitantes, casi la mitad de su población, debe contener sin falta tres instrumentos: el acceso universal al agua, la disponibilidad de energía eléctrica sostenible y la adaptación al cambio climático.
Durante años, América Latina exportó sus materias primas hasta las voraces fábricas chinas y así nutrió su economía, pero ahora que China ha pasado a priorizar el consumo de sus ciudadanos sobre la producción industrial, ¿cómo reaccionará la región?
Ante el reto de ajustar su infraestructura energética para lograr duplicar su oferta eléctrica hacia el 2050 y al mismo tiempo reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), América Latina tiene solo una salida: la generación eléctrica verde.
Ubicada en una zona privilegiada por las corrientes aéreas y la radiación solar, América Central sigue atada a la generación de energía térmica e hidroeléctrica a gran escala y desaprovecha la posibilidad de incluir a las comunidades en proyectos menos invasivos y más limpios.
Durante décadas, las principales compañías petroleras estadounidenses y europeas tenían conocimiento de que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provocan el calentamiento global, mientras destinaban millones de dólares para financiar a científicos que niegan el cambio climático.