Jennifer Handondo es una agricultora a pequeña escala del sur de Zambia, que cultiva maíz y otros productos, con el fin principal de cubrir las necesidades de su familia. Pero esta madre divorciada y sustento único de sus tres hijos, este año tuvo una pobre cosecha por las altas temperaturas y las bajas precipitaciones.
El Foro Global de Paisajes 2019, celebrado en la ciudad alemana de Bonn, impulsó un nuevo enfoque a favor de un futuro más inclusivo y sostenible, a través del establecimiento de derechos seguros y adecuados para todos, comenzando por los mayores guardianes y protectores de la naturaleza: los indígenas.
El crecimiento de los movimientos nacionalistas de extrema derecha en Occidente amenaza el Acuerdo de París, alcanzado en diciembre de 2015, coincidieron expertos africanos, reunidos en la siete Conferencia sobre Cambio Climático y Desarrollo de África (CCDA-VII), realizada en esta capital de Kenia.
Solo contar con mejor información sobre cuándo y cuánto tiempo va a llover marca la diferencia entre una buena y una mala cosecha para los pequeños agricultores del sur de Zambia.
“En esta temporada, mayo resultó un mes particularmente caluroso y seco”, explicó Leo De Jong, un agricultor comercial de Zeewolde, en Flevopolder, Holanda.
Nunca fueron tan urgentes los fondos para impulsar acciones climáticas como ahora para poder cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático y evitar los efectos devastadores de un planeta más caliente.
“Los recursos económicos son clave para cumplir el Acuerdo de París”, subrayó el representante de los Países Menos Adelantados, Gebru Jember Endalew, en otra ronda de conversaciones preparatoria de la 24 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Mientras especialistas en clima se reúnen esta semana en la ciudad alemana de Bonn para discutir cómo frenar el recalentamiento planetario, Zambia encabeza las medidas paliativas con iniciativas como “Planta un Millón de Árboles”, lanzada por el presidente Edgar Lungu.
Los árboles son un componente vital en el ecosistema: no solo proporcionan oxígeno, almacenan carbono, estabilizan el suelo y dan refugio a la vida silvestre, sino que también proporcionan materiales para herramientas, refugio y, en última instancia, alimentos tanto para los animales como para los seres humanos.
Lameck Sibukale solo sabía ahorrar en pollos, cabras y, más importante aún, vacas, preciado patrimonio cultural del pueblo de habla tonga que vive en el sur de Zambia. Pero no le permitía hacer frente a los vaivenes climáticos
“Tenemos varias obligaciones económicas que nos empujan a fabricar carbón”, explicó Arclay Moonga, productor y presidente de la flamante Asociación de Carbón del distrito de Choma, en el sur de Zambia. “Entre las prioridades está al compra de insumos agrícolas y la escuela”, acotó.
El desarrollo económico y la mitigación y adaptación al cambio climático no son uno o el otro, deben ir juntos, subrayó John Holdren, profesor de política ambiental en la Facultad John F Kennedy de Gobierno, de la estadounidense Universidad de Harvard.
Zambia ambiciona reducir las emisiones contaminantes, y la agricultura de conservación es un buen punto de partida para generar resiliencia climática en la agricultura, pues contempla tanto a la mitigación como a la adaptación, ya que es una actividad que contribuye a la vez que soluciona el problema de los gases de carbono.
La pesca, en mar abierto o en ríos, y la acuicultura, son una fuente de alimentos y de ingresos para 820 millones de personas en el mundo, ya sea por la captura directa, el procesamiento, la comercialización o la distribución.
La preferencia de Estados Unidos y Europa por las carnes magras perjudica a la industria avícola de África, alertó Luc Smalle, gerente de la agroempresa Rossgro en esta localidad de Sudáfrica.
El cambio climático genera fenómenos meteorológicos extremos que son un desafío para sectores vulnerables, como los pequeños agricultores del mundo en desarrollo que, entre 2004 y 2014, cargaron con gran parte del costo de 100.000 millones de dólares que provocaron los desastres naturales.
Ivy Inonge es la tesorera de la Granja Integrada de la Isla de Mbeta, en Zambia, y su grupo ganó 5.000 dólares para realizar un proyecto que integra el procesamiento de pescado con la cadena de valor agropecuaria.