La Asamblea legislativa de la provincia de Sind hizo obligatorio el análisis de ADN para los casos de violación en el marco de las reformas realizadas en Pakistán para reforzar las leyes contra la agresión sexual y los asesinatos por honor.
En la zona industrial Al Quoz de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos (EAU), los autobuses trasladan a obreros inmigrantes hasta sus lejanos lugares de trabajo, temprano en la mañana. Por la tarde, o incluso a altas horas de la noche, los trabajadores vuelven a sus campamentos por la misma vía.
Dos hombres con vestimenta y turbantes tradicionales ocupan la entrada principal del Hospital Civil de Mithi, en el sur de Pakistán. Intentan consolar a una mujer que solloza tanto que apenas puede respirar.
Primero fue YouTube. Ahora, si el gobierno de Sindh se sale con la suya, quedarían inhabilitados Skype, WhatsApp, Viber y Tango para la población de esta sudoriental provincia pakistaní, al menos por tres meses.
No siempre es necesaria una máquina del tiempo para viajar al pasado, basta con visitar un típico horno de ladrillos en la provincia pakistaní de Punyab para evocar una época en que los seres humanos se intercambiaban como animales y proliferaba la esclavitud.
En vísperas del Día Internacional de los Trabajadores, organizaciones de derechos humanos de Pakistán redoblan esfuerzos para lograr la liberación de seis sindicalistas en Faisalabad, centro textil de este país, condenados a 590 años de cárcel por violar leyes antiterroristas.
Tradicionalmente en esta época del año, el noroccidental valle pakistaní de Chitral recibe una oleada de turistas. Pero ahora los residentes temen verse afectados por los últimos acontecimientos en la cercana ciudad de Abbottabad.
Esta oriental ciudad de Pakistán se encuentra desde el mes pasado sometida a una constante tensión, a causa de una serie de ataques terroristas.
Miles de niños y niñas que quedaron huérfanos tras el terremoto que azotó el norte de Pakistán el 8 de octubre de 2005, matando a 85.000 personas, aún dependen de la caridad y del apoyo de donantes y organizaciones no gubernamentales.
Las consecuencias del asesinato de Benazir Bhutto, líder del poderoso Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) y dos veces primera ministra, afectan también las relaciones entre los grupos étnicos, agravadas por tensiones y sospechas.
Enfrentado a la escasez de agua, el gobierno de Pakistán lanzó un programa subsidiado de irrigación por goteo para reducir el desperdicio de este vital recurso en los próximos cinco años, a un costo de 1.300 millones de dólares.
Debates y protestas acosan al gobierno de la oriental provincia pakistaní de Punjab, que desde hace un mes tala miles de eucaliptos en la ciudad de Lahore. Interminables filas de árboles son marcadas con color rojo, lo cual significa que pronto se las verán cara a cara con la motosierra.