Artículos escritos por Mario Osava
El premiado Chizuo Osava, más conocido como Mario Osava, es corresponsal de IPS
desde 1978 y encargado de la corresponsalía en Brasil desde 1980. Cubrió hechos
y procesos en todas partes de ese país y últimamente se dedica a rastrear los efectos de los grandes proyectos de infraestructura que reflejan opciones
de desarrollo y de integración en América Latina.
Es miembro de consejos o asambleas de socios
de varias organizaciones no gubernamentales, como el Instituto Brasileño de
Análisis Sociales y Económicos (Ibase), el Instituto Fazer Brasil y la Agencia
de Noticias de los Derechos de la Infancia (ANDI).
Aunque tomó algunos cursos de periodismo en
1964 y 1965, y de filosofía en 1967, él se considera un autodidacto formado a
través de lecturas, militancia política y la experiencia de haber residido en
varios países de diferentes continentes.
Empezó a trabajar en IPS en 1978, en Lisboa,
donde escribió también para la edición portuguesa de Cuadernos del Tercer
Mundo. De vuelta en Brasil, estuvo algunos meses en el diario O Globo, de Río
de Janeiro, en 1980, antes de asumir la corresponsalía de IPS.
También se desempeñó como bancario, promotor
de desarrollo comunitario en "favelas" (tugurios) de São Paulo,
docente de cursos para el ingreso a la universidad en su país, asistente de
producción de filmes en Portugal y asesor partidario en Angola.
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El Foro Social Mundial tendrá una edición inédita del 23 al 31 de enero. Será virtual, ya que la covid-19 impide encuentros masivos presenciales, a la vez que acentúa las crisis climática, democrática y económica que atormentan la humanidad.
Manaus, la capital de la Amazonia brasileña, vive una tragedia de muertes evitables, en parte porque el Ministerio de Salud, en lugar de enviarles el oxígeno que falta a sus hospitales, les aporta como tratamiento ante la covid-19 medicinas para dolencias intestinales y otras enfermedades tradicionales.
La compañía estadounidense Ford desistió de seguir produciendo vehículos automotores en Brasil y con su anuncio de abandono del país reencendió la ansiedad nacional por detener la desindustrialización o buscar nuevas vías de desarrollo.
Propio de una “república bananera” fue la descalificación con que muchos compararon el asalto al Capitolio, el 6 de enero en Washington, por huestes azuzadas por el saliente presidente Donald Trump, a lo que suele ocurrir en América Latina. Pero es distinto y la diferencia son los militares.
Suena a suicidio electoral el desdén con que el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro trata públicamente las vacunas contra la covid, cuando Brasil sufre una nueva ola de la pandemia, con mortalidad en alza y la población ansiosa por inmunizarse.
“Ya no conocemos el río Xingu”, cuyas aguas dictan “nuestro modo de vida, nuestros ingresos, nuestra alimentación y nuestra navegación”, lamentó Bel Juruna, una joven lideresa indígena de la Amazonia brasileña.
La crisis climática y la democracia, además de las disputas con China, son los ejes de la política del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, que por sus efectos en América Latina podrán reordenar el sistema hemisférico.
IUna guerra de las vacunas merma las esperanzas de pronta superación de la pandemia en Brasil, cuando una segunda ola de la covid-19 vuelve a aumentar las muertes en el país y Reino Unido empieza a vacunar a su población.
La proliferación de los incendios en sus tierras, también sometidas a crecientes invasiones, una alta mortalidad por la covid-19 y la merma en sus derechos constitucionales componen el cuadro actual de amenazas que se ciernen sobre los indígenas en Brasil.
La política en Brasil volvió a su cauce tradicional en las elecciones municipales de noviembre, al descartar los candidatos antisistema que ganaron fuerza en comicios anteriores, pero exacerbó una fragmentación que agrava las dificultades de gobernanza.
El asesinato de João Alberto Freitas el 19 de noviembre podría limitarse a tan solo otra agresión más contra los negros en Brasil, aunque esta vez de consecuencias fatales, pero su repercusión lo convierte en un hito que tiende a ampliar e intensificar la lucha contra el racismo.
Una nueva tragedia que desnuda el racismo, el asesinato de un negro torturado por agentes de seguridad de un supermercado, dramatiza este Día de la Conciencia Negra en Brasil, que celebra la resistencia antiesclavitud y antirracista.
Los avances de las mujeres y los negros, mayorías demográficas subrepresentadas en el poder político, fueron pequeños, pero la diversidad étnica y de género, en su conjunto, emergió con fuerza en las elecciones municipales de Brasil.
Entre su hostilidad a China y la imposibilidad de apartarse del mayor socio comercial de Brasil, el presidente Jair Bolsonaro vive el momento más amargo del dilema que amenaza con perjudicar aún más su gobierno.
Bolivia tiene ahora el Senado más femenino del mundo. Chile vivirá la experiencia inédita de una convención constituyente con paridad de género. En Estados Unidos las mujeres decidieron la virtual derrota del presidente Donald Trump, que tendrá variados efectos en América Latina.
Brasil y su gobierno se distraen con las elecciones municipales del 15 de noviembre y las peleas sobre la vacuna anticovid-19, sin prepararse para la tempestad social contenida en los dilemas económicos del país.
“Ser solidario es consumir la energía generada en su propio municipio”, es la consigna de un proyecto de generación eléctrica distribuida en una de las muchas áreas pobres de Brasil.