El conflicto armado que tiene al este de Ucrania al borde de la catástrofe humanitaria, según organizaciones internacionales, limita incluso más el acceso a los servicios de salud pública de las personas adictas a las drogas, la población romaní o gitana y quienes viven con VIH/sida.
Organizaciones de la sociedad civil de Europa oriental y Asia central alertan sobre la “tragedia” que podría vivir la región con el recorte de los fondos internacionales para los programas de lucha contra el VIH/sida y la tuberculosis.
A los ucranianos los esperan años de dolores y agitación si deciden integrarse a la Unión Europea (UE) o un posible camino hacia la ruina si optan por no hacerlo.
Sentada en el restaurante de un hotel moscovita, su gerenta, Yulia Golovanova, explica por qué le gusta ver llegar a los huéspedes rusos más que a los extranjeros.
Una amnistía a detenidos y convictos de alto nivel y el indulto al preso político más famoso de Rusia no logran abatir las críticas sobre el dudoso respeto a los derechos humanos en este país.
La Comisión Europea (CE) reclama que Kosice, la segunda ciudad de Eslovaquia, derribe un muro instalado para segregar a los romaníes. Se trata del número 14 de su tipo en el país y el octavo construido en los últimos cuatro años.
Organizaciones de derechos humanos piden a los gobiernos de Europa central y oriental que condenen públicamente la violencia contra los romaníes o gitanos, luego de que una familia de esa comunidad fue muerta a tiros en Eslovaquia.
Los recortes practicados a las jubilaciones de decenas de miles de ex funcionarios comunistas y policías secretos de Polonia alientan campañas en otros países de Europa oriental a favor de medidas similares.