En enero, el medio digital Animal Político publicó un reportaje sobre el presunto desvío de más de 28 millones de dólares del gobierno de México, a través de convenios con universidades públicas para realizar investigaciones que nunca ocurrieron.
Perdida la batalla judicial, la cárcel pude ser la tumba o la más retumbante tribuna del liderazgo que aún ejerce el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado por corrupción y legitimación de capitales por la justicia de Brasil.
Las elecciones legislativas del 11 de marzo quedarán en la historia como las primeras elecciones del partido político FARC, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Fueron los comicios más pacíficos en Colombia en 50 años, según destacó el gobierno.
“La codicia viste traje y corbata”, “patria amada, donde andarás, sus hijos ya no soportan más”, dice la canción de la escuela de samba Besa-flor que clausuró el desfile de carnaval en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, este martes 13.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva solo por un milagro podrá ser candidato a la reelección en octubre de este año, tras su condena en segunda instancia por corrupción pasiva y legitimación de capitales, pero seguirá siendo el gran divisor de las aguas en la política de Brasil.
“No hay pruebas”, arguyen casi a coro los legisladores, ministros y el mismo presidente Michel Temer ante las denuncias de corrupción que se multiplicaron en Brasil y ya involucraron a centenares de políticos y empresarios.
La izquierda de Brasil va camino de quedarse sin la esperanza de volver a gobernar Brasil y de perder relevancia política, tras la condena del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a nueve años y medio de prisión, por corrupción.
Dos meses de agonía y un creciente deterioro moral de la presidencia de Michel Temer forzaron la decantación de una alternativa poco atractiva, pero viable, en el callejón sin salida que envilecía la política en Brasil.
Fue una tragedia de errores, o de cinismo, que le resta credibilidad a la Justicia en Brasil. El Tribunal Superior Electoral (TSE) absolvió al presidente Michel Temer de corrupción electoral, en nombre de una estabilidad política invisible.
El juicio que puede desalojar a Michel Temer de la presidencia de Brasil, por delitos electorales, contrapone aliados y une enemigos en un proceso donde la justicia puede resultar la única condenada.
Con su presidencia herida de muerte, Michel Temer optó por resistir, pero su agonía no podrá durar muchos días. La divulgación de su diálogo con un gran empresario y corruptor confeso amenaza ahondar una recesión económica de forma intolerable para sectores dominantes en Brasil.
Cuando apenas llevaba un mes como presidente de los Estados Unidos, James Carter (1977-1981) ordenó la reducción de la ayuda militar de su país a Argentina, debido a las violaciones a los derechos humanos que se cometían en el sur del continente por parte de la dictadura.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, enjuiciado por corrupción, enfrenta una batalla judicial que decide su sobrevivencia
política en Brasil, con efectos sobre los rumbos de la izquierda y del país.
Al cumplirse los primeros 100 días de gobierno de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el sábado 29, es hora de evaluar el impacto que ha tenido hasta ahora en el mundo, y en especial en los países en desarrollo.
La desigualdad se suele medir por la disparidad de ingresos y patrimonio, pero sus factores y dimensiones se multiplican en un país como Brasil. Reducirla es una tarea compleja y al parecer aplazada por la quiebra del poder de la izquierda.
Mientras la decisión del presidente Donald Trump de prohibir la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana en Estados Unidos sigue deambulando por laberintos jurídicos sobre su legalidad, quizás sea útil aclarar algunos mitos que a menudo conducen a una aún mayor confusión con respecto a quiénes son árabes y quiénes musulmanes.
Los brasileños se sienten sobrepasados por la lluvia de informaciones sobre los enormes tentáculos de corrupción con que operó la mayor constructora del país, Odebrecht, un conglomerado de empresas con presencia en decenas de sectores y países.