El deterioro de la economía, la guerra civil, las inundaciones, las langostas desierto y ahora la pandemia covid-19 han sumido a Yemen en una crisis alimentaria aguda, advirtieron este miércoles 22 varias agencias del sistema de Naciones Unidas.
La violencia contra excombatientes y defensores de derechos humanos y de los pueblos indígenas se mantiene como la principal amenaza para la paz en Colombia, según un informe de la secretaría general de la ONU divulgado este martes 14.
Uganda abrió provisionalmente sus fronteras, cerradas durante meses como protección ante la covid-19, para recibir a miles de refugiados que huyen de la violencia en la vecina República Democrática del Congo (RDC), confirmó la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
La batalla en curso entre China y Estados Unidos amenaza con paralizar al organismo más poderoso de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad (CSNU), que prácticamente se ha convertido en un “desaparecido en combate” en algunos de los temas más sensibles, y también más cruciales, de la actualidad mundial.
Los gobernantes de Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger, grupo conocido como G5 o del Sahel, acordaron este martes 30, junto con sus pares de España y Francia, intensificar la lucha contra el terrorismo en esa zona de África e impulsar programas de desarrollo y el respeto a los derechos humanos.
La actual pandemia de coronavirus está teniendo un profundo efecto en los niños que viven en zonas de conflicto, y las niñas están especialmente en riesgo de sufrir violencia y problemas de salud sexual.
Unos 58 000 niños de 60 naciones viven retenidos en condiciones precarias en campamentos en Siria, y sus países de nacionalidad u origen deberían repatriarlos, declaró este lunes 22 la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
Más de 10 000 niños resultaron muertos o mutilados durante 2019 y suman millones los atrapados en áreas que soportan conflictos armados en el mundo, reveló un informe de la ONU divulgado este lunes 15.
La combinación de inseguridad generalizada, carencia de alimentos y más de 7,5 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria definen la crisis en que está hundida la región del Sahel y que va a exacerbarse por los impactos de la pandemia del coronavirus.
Una conferencia de donantes, principalmente gobiernos y organismos multilaterales, prometió aportar 1350 millones de dólares para llevar ayuda a Yemen, aunque ese monto puede ser insuficiente para auxiliar al país que padece la mayor crisis humanitaria mundial.
Eran adolescentes cuando fueron víctimas de reiterada violencia sexual en dos remotos poblados de las altiplanicies andinas, durante el conflicto armado interno que vivió Perú entre 1980 y 2000. Más de tres décadas después, siguen a la espera de justicia y sobreviven con hondas secuelas en su salud mental.
Grupos armados en Camerún, Sudán y Sudán del Sur respondieron al llamado de alto al fuego en el marco de la pandemia covid-19, informó el secretario general de la ONU, António Guterres, al conmemorarse este lunes 25 el Día de África.
Antiguos combatientes de la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que asumieron el proceso de paz, instalaron talleres dedicados a la confección de mascarillas para la protección contra el coronavirus.
En su nuevo informe sobre Libia, la Corte Penal Internacional (CPI) subió el dramatismo de sus denuncias sobre los crímenes de lesa humanidad y las ilegalidades que se cometen en ese país del norte de África.
La falta de auxilio internacional amenaza con dejar sin alimentos y medicinas a cerca de un millón de refugiados y desplazados por la guerra civil y otros desastres en Yemen, indicó la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
China e India, que entraron en guerra en 1962 en gran medida por la disputada frontera del Himalaya, y sostienen una larga batalla por la supremacía militar en Asia, han establecido un nuevo récord en el gasto en armas.
En lugares tan diversos como Alemania, Malasia o Kenia, sastres que huyeron de sus países asolados por conflictos armados encontraron una opción de trabajo en la confección de mascarillas para la protección sanitaria anticoronavirus.